Economía naranja: ¿el futuro de Cienfuegos?

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*En coautoría con Adriana Peña Barbieri

La belleza y excepcionalidad de Cienfuegos, así distinguidas dentro del patrimonio mundial, son cualidades que difícilmente puedan objetarse al recorrer sus calles. La fusión entre el mar, el trazado neoclásico y el conjunto de edificaciones, de singular realce en la arquitectura cubana e iberoamericana del siglo XIX, cimentan el retrato de una urbe que deslumbra a moradores y visitantes. Pero, ¿de qué valen tales encantos cuando se asumen casi como un museo a cielo abierto? ¿Cómo transformar estos atractivos en ganancias culturales y económicas? ¿Está decidida la gestión gubernamental a mirar con luz larga?

Al declararse el 2021 Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible, el sistema de Naciones Unidas llama claramente la atención sobre la que considera la industria del mañana. Su acelerado crecimiento hace pensar que así sea. Aquí es todavía un paradigma en construcción, con incipientes experiencias en La Habana, Trinidad y Camagüey, aunque lejos de cuanto puede aspirarse.

El último congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), evidenció la voluntad del gobierno de sondear otros caminos. “La cultura —dijo Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República— puede y debe aportar al Producto Interno Bruto del país y para eso están sus empresas. Hay mucho, mucho que trabajar en ese sentido”.

Hoy en la Perla del Sur ya se evalúan las potencialidades para la generación de ideas acordes con los presupuestos de la economía creativa. Jesús Rey Novoa, coordinador de Desarrollo Local en el Gobierno de la provincia, alude a los nexos con la Agencia Francesa para el Desarrollo en aras de llevar a cabo un proyecto que incluye todo el espacio del Centro Histórico Urbano en relación con la bahía cienfueguera. “Esto —afirmó— tendrá un área demostrativa en la calle de La Mar, desde Prado y hasta Bouyon, para mostrar industrias culturales, innovación, transformación digital, y otras oportunidades. La clave está en cambiar el modelo y enfocarnos hacia un turismo más sostenible, con la participación de la comunidad, sus representantes y los creadores”.

Economía naranja cienfuegos
Estos viejos almacenes de la calle La Mar son rescatados para convertirlos en talleres de los artistas./Foto: Juan Carlos Dorado.
ORIGEN Y PRIMEROS PASOS

Aunque pareciera algo nuevo, en realidad el concepto de economía creativa (o naranja, así también reconocido) guarda sus orígenes en el término de “industria cultural”, enunciado por los estudiosos de la Escuela de Frankfurt en 1940. No obstante, fue en 2001 cuando apareció descrito teóricamente por el académico John Anthony Howkins, cuya definición planteó el fenómeno como el área de la economía donde la creatividad, el arte y la cultura constituyen las materias primas.

Desde entonces, se aboga por una interpretación endógena capaz de adecuar los patrones generales a un escenario particular. “Es lo que hemos hecho desde la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (Padit), a partir de flexibilizaciones, políticas y facultades otorgadas a los gobiernos municipales para aprobar e implementar proyectos con rasgos muy peculiares”, afirmó Rey Novoa.

La compañía Teatro de los Elementos y la Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua exploran dichos senderos desde el municipio montañoso de Cumanayagua y el pintoresco asentamiento de El Castillo, respectivamente, junto a otras propuestas asentadas en la ciudad cabecera.

Sobresale la experiencia de Trazos Libres, iniciativa comunitaria en el consejo popular La Gloria, liderada por el artista visual Santiago Hermes y la coordinadora Mary Cid Borrell. Actualmente cuenta con el financiamiento de la Unión Europea y la organización no gubernamental portuguesa Oikos. Al decir de sus gestores, uno de los objetivos es contribuir al diseño de un modelo cienfueguero de industria cultural, con impacto en espacios y poblaciones heterogéneas y dividendos económicos.

Otra vía desanda el Museo de las Artes Palacio Ferrer, apuntó su directora Magdalena Chávez Sosa. “La restauración del inmueble, la refuncionalización y nuestras actividades técnicas, sociales y culturales, han trabajado con ingresos propios, sin utilizar dinero del presupuesto estatal. Eso halla respaldo en ofertas y servicios con tarifas autorizadas, que involucran a actores del sector privado. Ahora —dijo— nos preparamos para nuevas líneas de negocio, con el anhelo de insertarnos en el desarrollo de Cienfuegos y atraer a los turistas nacionales, pues no podemos depender solo de los extranjeros para captar recursos monetarios”.

Similar opinión comparte Ileana Ferriol Martínez, coordinadora de la Ruta Patrimonial Padre Las Casas, nacida “desde la cultura y para la cultura”, sostuvo. Ella afirma que si bien el proyecto se centra en poner en valor el legado histórico del fraile dominico (asociado a su encomienda en la Loma del Convento) y la presencia aborigen en el territorio, coexisten mayores propósitos.

“La Ruta y sus excursiones forman parte de un conjunto de estrategias para crear alternativas económicas que nos permitan obtener ingresos sin hacer concesiones de mercado. Nosotros secundamos la tesis de que nuestras expresiones culturales más legítimas pueden ser perfectamente comerciables. Y con estos fondos apoyar las excavaciones arqueológicas, las investigaciones históricas, los eventos académicos y todas las acciones que coadyuven a la socialización del patrimonio local”, comentó.

Desde el Gobierno perciben que aún transitan por una fase primigenia y no siempre abierta a los beneficios inherentes a la economía naranja. “No ha sido asimilado como un bien común o capital social que puede generar utilidades. Las iniciativas surgidas con el apoyo de Padit —subrayó Rey Novoa— se adelantaron un poco a las normas y procesos institucionales existentes en la actualidad, y, por tanto, emergieron prácticamente de la energía y las ganas de hacerlo”. Sin embargo, el contexto de apertura que vive la Isla en disímiles ámbitos impone otras reglas.

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¿NUEVO MODELO DE GESTIÓN CULTURAL?

Más allá de paralelismos foráneos o presupuestos asumidos en proyectos locales, la economía creativa en la mayor isla del Caribe debe partir de un diálogo de reconfiguración. Al respecto, Díaz-Canel ha convocado a defender el concepto de industria cultural, despojándolo de la visión hegemónica y colonizadora, y con un contenido emancipador. Según el mandatario, “lo mejor del arte cubano no cabe ni puede ponerse en un hotel, sino que el hotel debe llevar a los turistas a donde se hace nuestro mejor arte. En el mundo se está consumiendo y vendiendo mucha cultura cubana, pero no lo estamos haciendo nosotros”, señaló.

Economía naranja cienfuegos
Infografía: Unesco

Una mirada internacional al posicionamiento de la marca país “Cuba”, evidencia que muchas de las construcciones simbólicas alrededor de esta carecen de suficiente gestión y, en su lugar, se ponderan percepciones estereotipadas. Kirk Díaz-Guzmán Corrales, doctor en Ciencias de la Comunicación y profesor de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, opina que si bien la nación no puede sustraerse de la respresentación social caribeña, otros elementos definen lo autóctono y precisan ser potenciados con agudeza desde el marketing.

“Patrimonio, arquitectura, naturaleza, deporte, educación, gastronomía, tradiciones, leyendas, música, bailes, devienen opciones para el acercamiento de públicos nacionales y foráneos, desde posturas inclusivas y diversas. La apuesta —expresó— preconiza un turismo más que cultural, creativo, y las claves residen en la interacción y la segmentación del mercado, con necesidades específicas y afines a sus intereses”.

El desafío implica aprendizaje, ciencia, movilización de la actitud de las personas desde la base del conocimiento, para así ayudar a comprender los derroteros que lastran la urgente transformación. A juicio de la crítico de arte Massiel Delgado Cabrera, la cuestión básica está en la armonía de dos discursos. “Hay elementos simbólicos que debemos proteger y no podemos ponerlos en riesgo con el afán de maximizar las utilidades. Más bien se trata de procurar el vínculo entre creatividad e innovación: la primera, entendida por la generación de valores estéticos y culturales en el diseño de un producto, y la segunda, alusiva a las matrices tecnológicas que buscan mejorar las prestaciones funcionales de cualquier servicio. Por muchos años hemos sido partícipes de un esquema muy amable del Estado para disfrutar de las realizaciones de la Educación y la Cultura; llegó la hora de evolucionar”, aseveró.

Tales incentivos precisan de aunar voluntades y de la articulación de otras políticas para disponer de infraestructuras, accesos y mercados a mayores escalas, que  propicien la obtención de recursos monetarios a cambio de bienes y servicios valederos, auténticos y autóctonos. Pero de acuerdo con Rey Novoa, todavía prevalecen demasiados tabúes en torno a estas ideas. “En Cienfuegos —insistió— defendemos el desarrollo de las industrias creativas. Esto resulta muy complejo al requerir la asistencia de consultoras internacionales, y la situación pandémica de la Covid-19 parece alejarnos de la meta. Aun así, confiamos en las potencialidades identificadas y haremos lo que esté a nuestro alcance para materializar nuevas opciones, que determinarán, seguramente, el futuro de la ciudad”.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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