Dos hombres y medio: la chispa de Chuck Lorre

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Dos hombres y medio (Two and a Half Men, CBS, Chuck Lorre-Lee Aronsohn, 2003 fecha de inicio), responde al tipo de sit-com o comedia de situaciones típica estadounidense de acogedores, familiares espacios cerrados -17 de los 21 minutos transcurren en la mansión del personaje central, Charlie, compartida con su hermano Alan y su sobrino Jake-; risas enlatadas indicadoras del disparador dental de los espectadores; lucha de contrarios, generadora automática de momentos hilarantes-la antítesis en estado puro este par de perlas de la misma madre: uno mujeriego, hedonista, desenfadado y el otro adusto, tímido, conservador-; protagonistas clase media alta cuya mayor parte del tiempo consiste en no hacer nada aunque lo tengan todo; el sexo entre los principales motivos del diálogo…

En fin, desde los tiempos de I Love Lucy (1951) hasta acá rodaron, rodarán, innumerables exponentes con grados consanguíneos, sobre todo para la CBS, uno de los nichos del género en los canales abiertos norteamericanos. Ahora bien, existe un rango de diferencia cualitativo entre Dos hombres… y productos inferiores a la manera de las sobrevaloradísimas Friends o Modern Family o las más bastarditas Raising Hope, Cómo conocí a su madre, Mad Love e infinidad del mismo corte de cuyos nombres uno no quisiera acordarse tras tanto tiempo dilapidado en visionarlas. Causa segura: la presencia de Chuck Lorre, genio viviente de la comedia, detrás de sí. Este hombre, cuya verdadera prueba de talento vendría a remontar suma altura en realidad merced a la totalmente diferente, muy superior por donde se le vea La teoría del Big Bang -con permiso de The New York Times, a cuyo juicio Dos hombres… es la mejor de su clase a lo largo del decenio-, tiene un dominio absoluto del timing en la comedia. Casi nunca caería en Two and… alguna línea de diálogo a destiempo ni entrarán a escena sin requerirlo el sobrino, la madre o la nuera de Charlie.

Al primero y la segunda (Angus T. Jones y Holland Taylor, dos banquetazos ambos) el también creador de las premiadas teleseries Grace Under Fire, Cybill, Dharma and Greg o Mike and Molly -a mi juicio lo único impasable del rey de las sit-com– los reserva para purificar la llama humorística cuando la peculiar no-relación de los hermanos se vuelve rescoldos en situaciones trilladas, como sucedió a través de disímiles episodios de las ocho temporadas durante las cuales Charlie Sheen fuera protagónico hasta que por detalles privados, los cuales no interesa airear, el anticomediante por excelencia e insípido Ashton Kutcher pasó a liderar la novena.

Rafagazos certeros de auténtica pero intermitente chispa, ironía congénita, par de gags notablemente articulados por capítulo, cameos insospechables (desde Elvis Costello hasta James Earl Jones en la parranda) o actores dotados de vis cómica refuerzan una propuesta que, sin embargo, tórnase rutinaria, misógina, acomodaticia y autofagocitadora hasta los tuétanos durante más de cuarenta o cincuenta de sus episodios

Desde la irrupción el público norteamericano la bendijo gracias a su adoración a Charlie Sheen -tanto al actor/ personaje alter ego como a los problemas suprafictivos del intérprete, los cuales lo vendían tanto o más- y su a veces impredecible gusto (por culpa de los peculiares veredictos caseros han cancelado series magistrales u otras bastante dignas). Al punto de que, con ratings superiores a los catorce millones de espectadores por episodio, se convertiría en la quinta teleserie más vista de la historia allí, e indiscutible puntera del decenio pasado. Y el tremendo Charlie, lejanísimas las épocas fílmicas de Pelotón o Wall Street, llegó a embolsarse sin mucha dificultad antes de su expulsión del show ¡1, 7 millones de dólares por capítulo¡ Curiosidades solo posibles en el planeta EUA; por añadidura muestrario de por cuál camino anda a alturas tales el negocio de las cadenas abiertas generalistas yankis, donde solo por publicitar el Zenith introductorio de los primeros capítulos de Dos hombres… dicha firma pagó unas cuantas decenas de miles a CBS.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

2 Comentarios en “Dos hombres y medio: la chispa de Chuck Lorre

  • el 26 octubre, 2017 a las 1:42 pm
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    Raiza: Hay una larga lista de sitcoms u otras comedias válidas al efecto. Le recomiendo El último hombre en la Tierra, La teoría del Big Bang, Man Seeking Woman o The Good Place, por solo citarle cuatro. Con todas se reirá mucho. Gracias por su comentario. Saludos del autor.

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  • el 25 octubre, 2017 a las 12:33 pm
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    soy una admiradora de esta serie, ellos tres trabajan estupendo prefiero ver este tipo de series po TV, ya que te ríes y pasas un rato agradable con las ocurrencias de estos tres personajes
    Raiza

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