Donativos que engalanan hoy al “Ferrer” de Cienfuegos
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A tono con la Jornada Nacional por la Cultura Cubana, y los festejos que se han realizado a lo largo de la semana en Cienfuegos, el Museo de las Artes Palacio Ferrer celebró el otorgamiento de un donativo de obras gráficas, por parte del caricaturista Eugenio Pérez Estrada y el nieto de Benjamín Duarte Jiménez.
“En esta muestra no reflejo a grandes personalidades del arte, aunque debieran, porque han representado al pueblo cienfueguero desde el ámbito de la historia popular, social. Son gente humilde, de la calle, que desde siempre fueron motivo de mofa, pero que a algunos nos alegraron el alma, por ser diferentes y extraordinarios”, comentó Pérez Estrada sobre la serie de obras Ángeles guardianes de la ciudad, que será enriquecida próximamente.
Y es que, la primera de estas piezas –una décima ilustrada–, tiene como protagonista a Pascual Fundora Valdés, más conocido como Pascual Mortadella o Pascual el loco, fallecido en 2015, y hacia quien este dibujante siempre tuvo especial estima.
El artista declaró que las nuevas generaciones de cienfuegueros merecen conocer a Pascualito, desde la oralidad popular o a través del arte. Hoy el “Ferrer” posee una imagen colorida de un perlasureño inusual; un loco, pero un loco bueno, como lo calificaba mucha gente, cuya vida este periódico reseñó hace varios años.
Al encuentro acudieron otras personalidades como el premiado Alberto Vega Falcón –quien colabora en la obra de Estrada–, y Lázaro Boza Duarte, nieto del famoso artista autodidacta nacido aquí, Benjamín Duarte Jiménez (1900-1974).
Boza donó al Museo un bello catálogo de fotograbados de la década del 50, creadas por su abuelo y Antonia Hernández (Ñica).
Casi al finalizar, quedó tiempo para aplaudir la décima improvisada del Premio Nacional de Cultura Comunitaria, y otorgarle por primera vez a él, a Estrada Pérez, Boza Duarte, a la socióloga y profesora María de los Ángeles Álvarez Beovides, y Miguel Ángel Albuerne, el sello “Amigos del Museo”.
En suma, la actividad pretendió fomentar las donaciones no solo de los artistas a las instituciones culturales, sino abrir las puertas también al pueblo, pues muchas familias poseen colecciones privadas de gran valor patrimonial e histórico.
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