Don José Cienfuegos y el 20 de mayo

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Cienfuegos pudiera celebrar cada año el 20 de mayo. Y que conste, no precisamente por lo que ocurrió en La Habana en esa misma fecha de 1902. Ya saben.

Sino por la sencilla razón de que ese día de 1829 comenzó a llamarse como tal. Entonces, en el calendario de la ciudad la fecha debería marcar una fiesta de tantos quilates como la del 22 de abril.

Sería la oportunidad de honrar al militar asturiano que no pisó jamás tierra de Jagua, pero nos legó su apellido para que el mundo entero nos distinguiera: José María Ignacio González de Cienfuegos Jovellanos. O de manera simplificada, Don José Cienfuegos, teniente general de Artillería y Capitán General de la Isla de Cuba desde el 2 de julio de 1816 hasta el 29 de agosto de 1819.

En tres años de gobierno, el estadista que sustituyó en el Palacio de los Capitanes Generales a Juan Ruiz de Apodaca y dejó su sillón a Juan Manuel Cajigal, pasó a la historia insular por haber obtenido un viejo reclamo: la promulgación del Decreto de 10 de febrero de 1818 que abrió a todos los mercados extranjeros los puertos de la Isla reservados hasta entonces al comercio español. Además de la supresión del estanco del tabaco.

Cierto que en esa gestión económica aperturista contó con el concurso de un equipo de asesores formado por los reputados Francisco de Arango y Parreño, el Intendente Alejandro Ramírez y Pablo José Valiente.

Quien fuera el octogésimo primer Gobernador de Cuba levantó el censo de población de 1817, que en números redondos contó 553 mil habitantes, de los cuales 240 mil eran blancos, 114 mil libres de color y 199 mil esclavos.

Fue esa composición demográfica la que compulsó a España a promulgar la Real Cédula del 21 de octubre de 1817 destinada a promover el fomento de la población blanca en su Perla del Caribe. De nuevo estuvieron Arango y Ramírez apuntalando la legislación con sus gestiones desde La Habana.

Y en tal coyuntura histórica, marcada por el miedo a que en Cuba se repitiera una revolución como la haitiana, más la firma de la abolición de la trata negrera por Fernando VII el 23 de septiembre del mismo año ante la presión de Inglaterra, es que durante la segunda mitad del gobierno de don José Cienfuegos la Isla asista al simultáneo y casi repentino nacimiento de las poblaciones de Jagua, Mariel, Guantánamo y Nuevitas.

El primer día de 1819 Luis Juan Lorenzo De Clouet y Fauvort, teniente coronel de Infantería de los Reales Ejércitos Hispanos y agregado al Estado Mayor de La Habana, expuso al Capitán General y al Intendente Ramírez la intención de fundar una colonia en la bahía de Jagua. Propuesta que fue formalizada el 9 de marzo del mismo año.

De paso por las Cortes de Madrid en primero de septiembre de 1823 De Clouet aprovechó para elevar a Su Majestad una exposición de 17 puntos acerca de la empresa colonizadora emprendida cuatro años antes en la península de La Majagua.

El número 15 apuntaba que: “Atendiendo a que nuestro digno General Don José Cienfuegos ha sido autor y protector del referido establecimiento (la colonia Fernandina de Jagua), solicito a V.M. se titule al pueblo situado en el barrio de su nombre Villa de Cienfuegos, por ser el parage (sic) más adecuado según lo muestra el plano, para capital de la Colonia y en consideración a lo expuesto en obsequio de la verdad y justicia, que se perpetúe en la Colonia el apellido del precitado General”.

En el Real Sitio de Aranjuez a 20 de mayo de 1829 el monarca español dio luz verde a la solicitud de De Clouet, a quien de paso confería el título de gobernador militar y político de la colonia.

El Ayuntamiento local registró de manera oficial el nuevo nombre en el folio primero del Libro de Actas, el 15 de enero de 1830.

Don José Cienfuegos no pudo disfrutar el honor terrenal de ver su apellido en los mapas. Había muerto en Madrid el 29 de abril de 1825. Nacido en cuna noble en la ciudad asturiana de Gijón el primero de febrero de 1763 (algunas fuentes sitúan su llegada al mundo en 1768), fueron sus progenitores Baltazar González de Cienfuegos, Quinto Conde de Marcel de Peñalba, y Benita de Jovellanos, hermana del insigne intelectual español Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811).

El joven Cienfuegos ingresó a la vida militar con apenas nueve años de edad y luego fue protagonista de acontecimientos que marcaron la historia de España como el bloqueo al peñón de Gibraltar (1789-1783) y el enfrentamiento a la escuadra inglesa del Almirante Nelson en la bahía de Cádiz.

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

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