Diatribas contra la cola

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“¿Quién es el último?”. Se escucha en una cola, no aparece, y las personas se miran indiferentes como si los cubanos no tuviésemos una maestría en el asunto de hacer fila, que funciona en casi todas las gestiones, compras o adquisiciones de la cotidianidad. “Pues si no hay último, soy la primera”, espeta la inquiridora, y allá se eleva un coro unánime en señal de que sí hay una larga fila, pero en la que el orden se ha perdido.

“Yo soy el último, voy detrás de la muchacha del tatuaje en la pierna, que va detrás del señor que usa bastón, él va detrás de la temba de la licra morada y después va el muchacho que está afuera, cuidando la moto para que no se la lleven”, este parlamento pertenece a una persona de edad, quien tiene amplia experiencia y años acumulados en estas lides.

“Ah, ¿la última?, soy yo”, dice, cuando le tocan el hombro porque no escucha, una joven con mochila, Supergas y audífonos a los oídos, y ni por enterada de la algarabía que se armó mientras ella escuchaba su música, “trepada” a un nirvana, ausente, sin siquiera caer en cuenta de que estaba rompiendo la secuencia de una fila, que hasta entonces estuvo organizada y sus candidatos a clientes en silencio.

Vivimos en una sociedad, como tantas, en la que esperar se hace cada vez más común y hasta les podría ejemplificar con algunas: por el pan nuestro de cada día en la panadería, con rima y todo; en el punto de los “amarillos” para hacer más expedito nuestro arribo a determinado lugar y no depender de los ómnibus; en el Registro Civil para actualizar o solicitar un documento; obtener el carné de identidad; en una tienda donde pusieron a la venta los bombillos LED; la bodega; la cola para el cerdo a 28 pesos la libra (porque el que está a 40 no hay quien lo compre); y podría llenar la cuartilla mencionando establecimientos y entidades donde se hace fila para obtener un bien o servicio.

Hay una a la que le tengo especial respeto: la del Banco situado en San Fernando esquina a Horruitiner. Si va por los servicios de la caja, es rápido, pero si necesita hacer una operación en “comercial”, lleve agua, café en un termo, protector solar y sombrilla. La cola previa se hace al sol, hasta que le dan un numerito y entonces se sienta en el salón, donde la espera es más cómoda y con aire acondicionado. La última vez estuve ¡cinco horas! Y no trate de reclamar cuando hay asientos vacíos y no llaman, porque en la puerta le dicen: “Yo soy solo el custodio y no puedo dar explicaciones”. Esa es la “cara” del lugar donde hemos puesto en custodia nuestro dinero.

La sociedad cubana, que da prioridad a las personas con problemas físicos para el acceso, a través de las organizaciones, otorga carnés de impedidos, pero con ese mismo respeto de quienes les dan prioridad, deben tratar a los semejantes y no aprovechar para “sacarle” al vecino o familiar los productos, debe ser personal e intransferible, pero sucede, y con frecuencia.

No ha sido preciso buscar en el diccionario de la Real Academia  Española, enciclopedias o Google, sobre la etimología de la palabra “cola”, porque NADIE sabe más que nosotros, los cubanos, de su significado; quienes también somos expertos en meter el pie, llevando un “engañito” al que está en un buró, mostrador, ventanillo, consulta; o simplemente nos creemos en el derecho de irrespetar el orden de llegada. Me gustaría proponer desde esta página, una especialidad de las que se insertan ahora en la Educación Superior, que cubra el perfil de organizador de colas, especializado en dar explicaciones y situar a cada “colero”, en su acepción despectiva, en su sitio, ¿qué les parece?

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

5 Comentarios en “Diatribas contra la cola

  • el 23 noviembre, 2018 a las 2:07 pm
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    Sería bueno que alguna autoridad competente resuelva el problema de la cola de cada sábado en la venta de carne de cerdo en la Casilla al lado de la panadería especial en Caunao. Hay que elogiar a las autoridades gubernamentales porque han sostenido la distribución de este alimento en nuestro Consejo Popular pero todo se ve empañado a la hora de comprar. Hay gente que marca para 10 personas desde las 4:00 am y así sucesivamente… a eso súmale que los casilleros siempre desbaratan la cola para vender los muslos de cerdo fuera de la cola ¿A quién benefician con eso? y nadie puede protestar porque no tienes para donde virarte, allí la protección al consumidor no funciona. Muchos quisieran que esto se resuelva pero nadie se atreve a poner freno a esta situación de indisciplina social en Caunao.

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  • el 23 noviembre, 2018 a las 2:07 pm
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    El banco de San Carlos bueno lo que no entiendo x qué tienen una persona con una computadora que te hace esperar para solo darte el numero y que es bastante indecente. Ejemplo, a mi me dio un numero pasado y cuando voy a la cajera y le digo mira llamaste el numero que va despues de mi y me dice ese numero ya yo lo llame, viene el señor de la computadora, mandó a callar a la cajera y me dijo tu no oiste. No, ud me dio un numero pasado, para qué tienen ese personaje que no resuelve nada y claro no es problema del custodio, este personaje historico mancha el trabajo de las cajeras que si te atienden con respeto y amabilidad muy profecionales al igual que los custodios.

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  • el 23 noviembre, 2018 a las 8:14 am
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    Las colas, ese alto factor de riesgo para nuestra salud, nuestro corazon, higado, estomago, cerebro, piernas, en fin creo que estar en una cola nos afecta psiquica y fisicamente, algun dia no las tendremos??? quien sabe, esperemos que si desaparezcan, muy buen articulo.

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  • el 23 noviembre, 2018 a las 8:06 am
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    Es que los periodistas no son serios para cubrir los problemas del día a día, para poner un ejemplo,en cualquier país normal funcionarían varias entidades bancarias ,infinidad de negocios y abastecedores de bombillas leed, infinidad de criadores y vendedores de carne de cerdo y muchos otros servicios que dificultan el día a día del Cubano. Pero es más fácil hacer un periodismo contra la indisciplina ciudadana que entrevistar a los dirigentes y preguntarles por qué todo lo que ha de ser cambiado, aún no ha cambiado , ha visto la periodista a alguno de estos cuadros de los cuales depende el cambio en una cola , o estarían dispuestos a discutir el tema. Seguro que no pues ni la entrevista le darían a no ser para mentir o poner nuevos plazos que después no se cumplen.

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    • el 23 noviembre, 2018 a las 12:53 pm
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      Periodista, el mejor oficio del mundo al decir del maestro Gabriel García Márquez… Ay los periodistas, los más queridos y los más odiados. Gracias por leernos y expresar su criterio, tomamos nota para aprender sobre el género de comentario de opinión

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