Diario de una ama de casa

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Son las 5:00 a.m. y ya está despierta en la cama, con el ábaco que lleva por cerebro, calculando las operaciones aritméticas del día, y la preponderancia mayor recae sobre los problemas mátemáticos relacionados con la alimentación de la familia: aceite, detergente, huevos… y sus íconos se le representan, no como una imagen idealizada, sino presentes en la realidad; y si queda algo, se dice para sí, entonces será para un aguacate en la tarde, cuando los vendedores lo tienen a mejor precio.

Pero antes ya estuvieron en la lista el arroz, los frijoles, ajos, cebollas, jabón de baño, pasta dental… y aparecen tachados el papel sanitario, el acondicionador, perfume, la leche, el chocolate, porque estos no son imprescindibles. Algo para una “balita” de gas extra y así ahorrar en la electricidad, porque con esa cuenta si no hay perdón ni espera, te la “cortan” sin excusas, aunque durante 364 días hayas sido el más puntual de los clientes, el último día del año lo puedes pasar a oscuras, de modo que debe priorizarda.

Y como se acerca septiembre hay que “apretarse el zapato”, de las ya exiguas finanzas es preciso “sacar” para las mochilas de los escolares, medias, uniformes, costureras, la lonchera para la merienda (la jabita era más económica pero alguien tuvo la “brillante” idea de sustituirla en el mercado) y toda esa logística que se necesita hoy para asistir a la escuela cubana, que aunque es gratuita necesita de “ciertas” condiciones materiales.

La ama de casa, esa especie de Cuba de la Caridad como magistralmente la calificara mi colega Pepe Alejandro, se levanta y va directo a su cocina a preparar el café de la mañana, esa mezcla que solo en el fondo huele y sabe al néctar porque en realidad ni se acerca. Y ahí, justamente, comienza su bregar diario, ese camino difícil que es la cotidianidad y que termina en la tarde, en la cocina de casa convertida en laboratorio para “inventar” la cena de los suyos, los que están a su abrigo y responsabilidad.

Uf, llegó la cuenta del teléfono, esa que también deberá ser pagada sin demora o se quedan sin el servicio. Esta vez alguien estudió o hizo consultas telefónicas y la cifra viene alta; y es entonces cuando se le ocurre lo de promover ofertas económicas, y “pasar” la idea a la Empresa de Telecomunicaciones, quizá prospere, porque en definitivas tiene una génesis popular. Para el próximo mes como medida de contingencia, velará porque las dudas y el estudio se resuelvan en casa, aunque tenga que hacer una pastica y un refresco para que los muchachos estudien en equipo.

Tengo espaguetis, de los que venden en el mercado negro y no en la bodega, pero que al cabo tienen mejores precios; habrá que conseguir la salsa, el queso y unos perritos calientes, que últimamente están desaparecidos (¿será que los especialistas en marketing cubano no saben que son los salvavidas de muchos?). Entonces, si ella logra reunir todos los ingredientes, tendrá ese día resuelto y habrá comida italiana a la cubana, un salve.

¿Qué se rompió la gastada frazada de piso? ¿Pero esto es una conspiración urdida contra Cuba de la Caridad? Sí, porque con ese gasto para el mes ella no contaba. Ah, pero recuerda que la toalla viejita, la que de bebé compró para el niño que ya está en el Preuniversitario también está rota y aunque tenga que hacer la “palomita” cada semana con la que queda, podrá usarla para trapear el suelo. Bueno, resuelto ese asunto

¿Qué hay de plato fuerte? Y la pregunta le llega como de ultratumbas y le resuena en la cabeza. Con tantas cuentas y sumas, restas, multiplicaciones ¡no ha tenido en cuenta el plato fuerte! Los huevos están difíciles de localizar, porque los días que salió con ese propósito a la calle, no habían, el otro, la cola era inmensa. Del mamífero nacional ni hablar, con lo que cuesta una libra, el verdadero precio, no el que aparece en tablilla, no se puede “tirar”, así que hoy tendrán que prescindir de él en la mesa, pero en cambio preparó un mojito que le da muy buen sabor al arroz con frijoles. Se acaba el día, y la madrugada le alcanza frente a la computadora, haciendo el balance del mes de la empresa donde trabaja como contadora, pero eso es fácil, las cuentas “dan”, está cuadradito, ¿la “economía doméstica cubana”?, esa es otra cosa, toda una ciencia por descubrir, lo dice una ama de casa.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

4 Comentarios en “Diario de una ama de casa

  • el 30 agosto, 2018 a las 2:20 pm
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    Ufffff Sin palabras a todo eso sumarle los que tienen ancianos a su cargo, la alimentación es bien difícil a veces más que para un niño, ya que por la edad no pueden comer de muchísimas cosas porque les hace daño, y cuanto gasto para que los cuiden y poder trabajar. Es muy complicado.

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    • el 31 agosto, 2018 a las 1:54 pm
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      Ese es otro problema real y que se nos viene encima con mucha fuerza, ante el aumento del índice de envejecimiento poblacional, los comentarios ayudan y aportan a este comentario, gracias por acercarse a nuestro sitio web

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  • el 30 agosto, 2018 a las 10:47 am
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    Sin mas palabras BRAVO POR LA MUJER CUBANA, en el escrito vi a mi esposa, a la vecina, la compañera de trabajo etc.

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    • el 30 agosto, 2018 a las 11:52 am
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      Nos vemos tod@s, porque no es un problema femenino, sino de todos, pensando en esas heroínas, club que me gustaría presidir, porque experiencia para el inveto tengo de sobra, lo escribí Y aun despue´és de tanta “lucha” tenemos fuerzar para curar, enseñar, sembrar, construir, y hasta escribir, gracias por acercarse a nuestro sitio web y comentar

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