Día Universal del Niño: el sueño de noviembre

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Te veo partir hacia la escuela, asido de la mano de mamá, que ha de halarte de vez en vez porque te niegas a apresurar tus pasos. Estás cansado y tus cortos años todavía reclaman más tiempo en la casa, en la compañía de los juguetes y otros amiguitos, mimando el paladar con golosinas, alternando entre algazaras y riñas que terminan por alterar a los adultos. Refunfuñas un poco, pero te alivia saber que las próximas vacaciones están a la vuelta de la esquina y entonces será el tiempo de tu desenfreno infantil.

Que hoy es 20 de noviembre poco te dice. Quizás sea el cumpleaños de uno de tus compañeros, o de la maestra…, nada más. No sabes cuánto significa este día para los de tu generación y cuánto ayuda a que disfrutes muchos de los beneficios a tu alcance. Ignoras que una jornada como esta, en 1989, personas grandes de casi todos los países delinearon un camino para que los chicos como tú pudieran acceder a libros con historias fascinantes; aprendieran a sumar, restar, dividir, multiplicar; acudieran sin dificultad al médico cuando esa fiebre pegajosa o la tos persistente no los deje dormir; tuvieran qué comer cada día; realizaran las travesuras propias de su edad sin necesidad de ocuparse en asuntos de mayores.

Ese camino fue abierto en un documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas que se llama Convención sobre los Derechos del Niño, más abarcador que su pariente, la Declaración, aprobada 30 años antes. Este organismo instó a los gobiernos a que instituyeran un día para ti en la fecha que estimaran conveniente, pero siempre se observa el 20 de noviembre como Día Universal del Niño en conmemoración de tales acontecimientos.

¿Qué harás en una fecha como hoy? Pues mostrarás fraternidad a los infantes del mundo entero y como la Convención se firmó para que tu voz, tu opinión, tu punto de vista cuenten en los asuntos concernientes a los de tu edad, propondrás acciones que contribuyan al bienestar de ustedes.

Pero antes de hacerlo, debes saber que en muchas partes del orbe las niñas sufren discriminación y no pueden ir a la escuela a la par de los varones, o son obligadas a casarse cuando aun quieren jugar con muñecas; que en no pocos lugares niñas y niños son forzados a trabajar, muchas veces en condiciones de peligro; o que el agua potable, los servicios de salud, los alimentos, están vedados para ellos; o que una cifra muy alta de pequeños es víctima de violencia, explotación y abuso.

Saber esto te hará crecer sin perder la inocencia y te empujará a desear un mundo feliz para tus semejantes. Un mundo donde haya paz, progreso, tolerancia. Donde los niños no jueguen a ser mayores y como mayores sufran, vayan a la guerra, se vuelvan sirvientes u obreros para ganarse el pan… Saber eso te ayudará, cuando también tú seas adulto, a hacer del 20 de noviembre una realidad para todos y no un mero sueño de la buena voluntad.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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