Descemer Bueno cambia 360 grados (para bien)

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En 2017, el músico cubano Descemer Bueno sorprendió a muchos con sus declaraciones en torno al mañana de la música, de acuerdo con su percepción. En aquella ocasión, el compositor e intérprete consideró que “el trap y el reguetón romántico son los géneros del futuro”. Su entrevista con la agencia EFE contentiva de tal profecía siniestra le dio la  vuelta al mundo íbero.

Un año después consideraba en el diario Granma algo que también revolucionó y generó incluso respuestas de intelectuales en el propio u otros medios: “Es muy inteligente hacer concesiones, porque es muy penoso ver a músicos que tienen un gran talento, pero ni tan siquiera pueden mantener a su familia. Hay una crítica absurda en cuanto a esto, yo no me siento más grande que un constructor o un maestro. Yo tengo que hacer un trabajo para la gente. Soy una persona que trato de mantener mi carrera de acuerdo con las exigencias del mundo.

“Hay que convencerse de que la gente no quiere escuchar música romántica. El mundo anglosajón se puede permitir que artistas como Ed Sheeran haga canciones románticas y después saque una balada y la coloque en el número uno. Eso no sucede en el mundo hispano. Las baladas desaparecieron, en Latinoamérica se escucha música urbana por lo general. Quien me pida que deje de darle a la masividad lo que la masividad quiere, creo que a mi juicio está en un grave error. Hay gente que piensa que solo debo seguir un patrón, y eso es indicativo de no asumir la realidad de la vida y pensar que un artista debe quedarse congelado en el tiempo. El día que esa juventud no sepa reconocer lo que hago, yo me sentiré completamente obsoleto. Voy a sentir que perdí la capacidad de conectar con ellos. Eso obviamente pasará algún día, pero soy de las personas que me muero haciendo el intento. Yo vivo para intentar conectar y no subestimo a nadie”.

Y solo un año después (curiosamente, al mismo periodista, mi colega Michel Hernández, pero ahora para otro órgano) recién acaba de apreciar Descemer que “(…) la música urbana, a mi juicio, ha llegado a un tope de saturación que ya no tiene nada que ofrecerle a la sociedad. La música urbana está en una decadencia absoluta. Todo es muy parecido para no decir que todo suena bastante igual. Realmente no entiendo muy bien por dónde va la cosa por primera vez en mi vida”.

Y yo, por primera vez en mi vida, entiendo a Descemer. Nadie imagine aquí que lo voy a criticar por “lo de donde dije digo digo Diego”. O decir que cambió 360 grados, parafraseando a su tema musical. No, cuanto se constata en el artista es la clara evolución de un pensamiento, mucho mejor cuanto proviene de alguien como él quien estuvo en un ángulo óptimo para tal avance al experimentar en primera persona con el género mediante letras e interpretaciones, estas fundamentalmente en featurings.

El autor de Preciosa y uno de los creadores que en cuanto va de siglo le han cantado de forma más bella al amor en Cuba llegó a la conclusión de que si el romance se evapora de la música, se nos quebrará parte de algo que ya no podrá recuperarse jamás.

Y, además, percibió algo que no es nuevo, pero es bueno que él se haya dado cuenta: el deplorable estado del género urbano. Solo discrepo con Descemer en algo. No es que el reguetón, el trap y el reparto ya no tengan nada que ofrecerle a la sociedad; sino es que nunca lo tuvieron, salvo fuere servirle en bandeja a las nuevas generaciones los peores antivalores, aislarlas de las verdaderas virtudes, preconizar al Dios Dinero como el único señor de los cielos y establecer que las mujeres son ciervas en celo esperando para ajuntarse en manada con el animal más duro de la comarca. O sea, en el código asqueroso de este mundo: el que más las humille, el de más cadenas, carros y toda esa miseria moral mostrada en sus video clips.

Descemer está desconcertado porque no sabe en qué va a acabar todo este asunto, porque la internacionalización del género ya supera a América Latina y alcanza España, la Florida de cabo a rabo y otros sitios del planeta. Comparto su desasosiego.

Y Descemer para volver al principio- es un buen artista, pero también un hombre de negocios. Por eso, el carácter de sus primeras declaraciones (muy parecidas a las emitidas hace pocos días por el realizador de clips Asiel Babastro, quien consideró a uno de los medios privados con base en la Isla que “el reguetón es la banda sonora de nuestras vidas”). El cantante sospechaba entonces cuanto advendría y se montó a ese tren, pero el traqueteo repetitivo, degradante e inmisericorde de su locomotora lo hizo recapacitar. Sus palabras actuales denotan hastío, rechazo.

Lo comprendo y lo aplaudo. Ojalá vuelva a ser la mejor versión de sí mismo, esa que nunca debió abandonar.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

3 Comentarios en “Descemer Bueno cambia 360 grados (para bien)

  • el 13 septiembre, 2019 a las 3:23 pm
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    Asiel Babastro? Ese no fue el del comentario tan fuera de lugar en la gala de los Lucas al mejor video coreográfico? Lo cierto es que las tendencias actuales no están generando nada positivo a la sociedad. Jóvenes menos preparados, con menos valores; malos hábitos en la sociedad; tendencia general a la violencia; con temas tontos, sin un contenido que apreciar. Se habló de aplicar una resolución para quien tuviera la música esta de mal gusto a un volumen exagerado…y eso sigue igual.

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  • el 13 septiembre, 2019 a las 2:43 pm
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    Todos quienes amamos la música le agradecemos a Descemer este reacomodo de postura. Ahora es tiempo de que muchos otros que abjuraron por un puñado dólares recuperen su dignidad.

    Respuesta
  • el 13 septiembre, 2019 a las 1:42 pm
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    Poco a poco tendrán que ir repensando sus productos, aquellos que en otros tiempos izaban la bandera del decoro.
    Menos mal que Descemer ha hecho pública esta respuesta.

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