Delfines en Cienfuegos: El cuento de Wendy

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La Wendy de esta historia no es el personaje que acompaña a Peter Pan en ese clásico de la literatura infantil escrito por el escocés James Matthew Barrie. Wendy es una delfin que acá en Rancho Luna tiene a Oceany, su hija, con la cual volvió a reencontrarse desde hace poco más de dos semanas, luego que ella y cinco ejemplares varones llegaran por vía aérea desde Cayo Guillermo hasta Cienfuegos cuando era casi inminente el paso del huracán Irma por la costa Norte de Cuba.

El traslado no es un procedimiento común, porque durante el acarreo los inteligentes mamíferos del orden de los cetáceos suelen sufrir. Pero no había de otra: el archipiélago Jardines del Rey, el más extenso y numeroso de los cuatro que rodean la isla grande, corría peligro, y hubiese sido un suicidio dejar los delfines allí, a su suerte.

Los pronósticos no se equivocaron: como se esperaba, el potente organismo tocó tierra cubana por un punto algo más al Este de la propia cayería Norte y luego hizo un recorrido tangencial por esa zona desde Camagüey hasta Matanzas, donde los ecosistemas resultaron dañados severamente.

Por fortuna, de manera previsora el equipo del centro Cable Esqui, de Cayo Guillermo, se había adelantado a los acontecimientos y coordinado el operativo para la evacuación al delfinario en Cienfuegos, adonde llegaron los seis ejemplares en la tarde-noche del jueves 7 de septiembre. Viajaron protegidos sobre colchonetas de espuma, arropados en toallas humedecidas de manera constante, y además acompañados por personas conocidas: sus entrenadores y el médico veterinario.

Mientras el resto del equipo regresó para preparar las condiciones que aseguren el retorno de los delfines a su hábitat en el centro Cable Esquí, de Cayo Guillermo, la entrenadora Yoanet Valdés Guedes quedó aquí a cargo de los simpáticos e inteligentes animales. /Foto: Juan Carlos Dorado

Pasado el peligro, y ante el inminente regreso al hogar de estos sui géneris “evacuados”, un equipo de 5 de Septiembre visitó la instalación adscrita a la División Palmares Cienfuegos para interesarse por los cuidados y desearles la mejor de las suertes a su vuelta.

El resto del equipo ya regresó, y se encuentra inmerso en la recuperación de la instalación. Trabajan en crear las condiciones para el retorno de los animales, porque la prestación de servicios aún demorará un poco”, comenta Yoanet Valdés Guedes, entrenadora, quién ha quedado acá a cargo de los delfines avileños.

Aquí están recibiendo toda la atención que ellos requieren: alimentación, medicamentos, vitaminas…, todo cuanto necesitan los animales, mientras esperamos el retorno que será en breve‒, porque a ellos les sucede como a los humanos, extrañan la ‘casa’. Como hemos mantenido un nivel de observación permanente, te puedo asegurar que el nivel de estrés sufrido es mínimo”.

Ariel Machado Rivero, especialista principal del delfinario cienfueguero, considera que su equipo de trabajo ya tiene un nexo establecido con los colegas del litoral Norte en Jardines del Rey. /Foto: Juan Carlos Dorado

Por su parte, Ariel Machado Rivero, especialista principal del centro cienfueguero, considera que su equipo de trabajo ya tiene un nexo establecido con los colegas del litoral Norte en Jardines del Rey, porque se trata de la segunda ocasión en que se produce una evacuación: “Ahora lo importante es el acondicionamiento de un área allá en Cayo Guillermo para que regresen a su hábitat. Acá estamos prestos a la ayuda, nuestro personal está ahora mismo en función de cooperar con Yoanet en el trabajo y cuidado de los ejemplares.

Durante el paso de Irma por el Norte de Cuba, todos los trabajadores permanecimos aquí en el Delfinario, pues había muchas expectativas con el evento meteorológico. Los animales los pusimos a buen recaudo en el estero, donde el oleaje bate menos, y a la vez estuvimos atentos a la instalación. Esta fue la ‘prueba de fuego’ tras la reparación capital, y en verdad estamos satisfechos, porque los vientos fueron fuertes, hubo penetraciones del mar, y sin embargo no hubo que lamentar daños”.

Como ven, la Wendy de esta historia que termina no es ni siquiera cercana a la compañera de correrías del inquieto personaje alado de ficción. Muy pronto ella regresará a su cayo con los suyos a dar saltos y volteretas en el agua para delicia de grandes y pequeños, y el acto sellará un episodio de amor, ese que se le prodiga a los delfines, prioridad para entrenadores, directivos del Turismo y para la ciencia cubana.

Durante todos estos días Yoanet ha mantenido una atenta vigilancia al comportamiento de los delfines en su provisorio hogar acá en el delfinario de Rancho Luna. /Foto: Juan Carlos Dorado
Durante todos estos días Yoanet ha mantenido una atenta vigilancia al comportamiento de los delfines en su provisorio hogar acá en el delfinario de Rancho Luna. /Foto: Juan Carlos Dorado

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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