Delfinario Cienfuegos y la magia del entretenimiento

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Oceany nació en Rancho Luna, el balneario cienfueguero, y tiene 11 años. Se asoma como paneando el graderío, está a punto de comenzar el show, y la risa de los niños, público mayoritario, se escucha allá abajo, pegado al agua, donde la tarima. Un pitazo y se hace la magia de la comunicación entre entrenadores y delfines. Son las 10:00 de la mañana, y el Delfinario de Cienfuegos está a tope, más de 500 personas esperan expectantes, para compartir con Oceany y Perla, las estrellas del espectáculo.

Los delfines se cuentan entre los animales más inteligentes, a la vez que son de los más nobles y tiernos. Pertenecen a la familia de los cetáceos y existen más de 30 especies diferentes. Suelen ser inofensivos para el ser humano, pese a ser carnívoros, generalmente viajan en manadas y en ocasiones se les puede ver muy cerca de las costas. Viven más de 40 años, y su edad suele ser determinada por el grosor de sus dientes, según fuentes consultadas.

La instalación sureña, perteneciente a “Palmares”, acaba de ser restaurada, y sobre los beneficios conversamos con sus trabajadores, un equipo unido, con alto sentido de pertenencia. María Luisa Hernández Vega, gerente, tiene al Delfinario Cienfuegos entre sus afectos, recuerda aquel 27 de diciembre de 2001, momento en que abría sus puertas y toda la expectativa que tenían; más de 16 años después, durante la reapertura tras un mantenimiento capital, rememora: “Desde el mes de enero de este año 2017 hemos estado trabajando duro para devolverle a la instalación el esplendor de cuando abrió su puertas por vez primera. Pero ha quedado mejor. Se construyeron nuevos módulos de gastronomía, se realizaron mejorías en las gradas, y en general hay más confort, comodidad y acceso. Somos 18 trabajadores, de ellos ocho dedicados a la labor directa con los animales”.

Este es un centro con altos niveles de recaudación y utilidades, con capacidad para la entrada de mil personas al día, repartidos en dos show, el primero a las 10:00 a.m., y el segundo en la tarde, a las 2:00. El costo de la entrada es de 10.00 pesos para los adultos y seis para los menores, en moneda nacional; e iguales precios en CUC para los turistas que accedan al centro. Están avalados por normas de calidad de altos estándares, y promueven en sus actividades el cuidado del medio ambiente y los ecosistemas marinos. Cuentan con siete delfines y esperan en el futuro incorporar otras especies de animales para la atracción del público. Solo les estaría faltando, a mi modo de ver, un transporte desde la ciudad, que acuda al balneario justo para apreciar el show, y que podría ser parte de un paquete con precio fijo, de esa manera quizá aseguren público en temporadas bajas, cuando no es período de playa o los fines de semana.

Ariel Machado Rivero, especialista principal, es fundador de la instalación, trabaja allí desde el 2000, un año antes de inaugurada al público. “Tras esta reparación capital podemos afirmar que se ha cumplido un sueño. Porque ni en los inicios contamos con la infraestructura que hoy tenemos montada en el agua. El bienestar animal y sus condiciones de vida, que resultan importantes, han mejorado, contamos con nuevos pasillos, cercas; proporcional a las facilidades de quienes trabajamos con ellos. Creo que estamos en posición de brindar un servicio de excelencia para el disfrute de los clientes y visitantes”.

Jorge Izaguirre Martínez, médico veterinario y especialista en fauna exótica en cautiverio, comenta: “Ahora tenemos un mejor manejo de la masa animal y en consecuencia un favorable reagrupe de ellos, indicativos positivos de calidad de vida, esencial en la cotidianidad de los delfines, que es una especie muy sensible, y del equipo de entrenadores y personal especializado.

“Oceany es la más pequeña; es como nuestra bebé y estrella, porque nació aquí y es auténtica cubana y cienfueguera, mientras que Tritón, de 25, es el más viejo. Antes de realizar cualquier actividad recreativa, se cumple un protocolo, que consiste en la revisión médica del animal, observamosque esté apto, tanto física como temperamentalmente, que no tenga lesiones; considerando que interactuará con público, en especial niños.

“De manera general, se le administran suplementos vitamínicos y se le cepillan los dientes a diario. Con frecuencia bimensual, se les practican chequeos clínicos hematológicos, y cada seis meses resultan sometidos a desparasitación. La supervisión de los alimentos que consumen es esencial, de la dieta y del control higiénico-sanitario sobre ellosdepende la salud de toda la masa animal.

“Claro, queremos tener otro delfín autóctono. Recién se ha creado un área para la cuarentena y ello facilitará la reproducción, de momento se incluye en los planes. ¿La madre de Oceany? Se llama Wendy y está en un delfinario de Cayo Guillermo, no por decisión nuestra, sino de otro nivel. Allá cumple la misma función que acá, y no podemos soslayar el encariñarnos con los animales, son como de nuestra propia familia, y la extrañamos”.

Llegamos al final del show, los clientes se quedan como paralizados en las gradas, se ha hecho la magia del espectáculo, esa retroalimentación que logran los entrenadores Carlos Clemente y Yunaisy Suárez con los espectadores y delfines, un momento inigualable que bien puede compartirse en familia, con el entorno marino como escenario.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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