Décimas para recordar, poetas para no olvidar

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Existen obras artístico –literarias que forman parte inseparable de la memoria afectiva de los pueblos. Aplatanada en Cuba, Según Naborí y llegada allende los mares, Orta Ruíz, la retrata de cuerpo entero: Viajera peninsular/ como te has aplatanado/ qué sinsonte enamorado/ te dio cita en el palmar./Dejaste viña y pomar/soñando caña y café/ y tu alma española fue/ canción de arado y guataca/ cuando al vaivén de una hamaca/ te diste al Cucalambé…/. Esta décima vive en la memoria de miles de personas a lo largo y estrecho de nuestra Isla. Por su parte Luis Gómez, nuestro Luis, nos dejó, entre tantas, la décima la décima que sigue y que es también patrimonio de la oralidad del pueblo cubano: Sírveme un ron cantinero/ que me lo brinda un amigo/para un hombre sin abrigo/ sin amor y sin dinero/ Lléname el vaso que quiero/ sepultar una ilusión/ y no critiques mi acción/ que si la bebida mata/ más daño causa una ingrata/ que un siglo bebiendo ron/. Esta décima muestra la frustración del poeta por algún amor mal correspondido y busca en la bebida una salida de escape.

Por su parte Rigoberto Rizo, El Saltarín de Madruga, nos legó de su fecunda obra, estas dos décimas que han formado parte indisoluble de esa memoria afectiva y que como otras de diferentes cultores, se escuchan aquí o allá, quizá también como un recurso para que no reine el olvido de la vida y obra de estos bardos. En cierta ocasión un poeta conocido como el Sinsonte Jaruqueño, le expresó a El Saltarín de Madruga que le decían así, pues andaba por los patios de los vecinos detrás de las gallinas. Cuentan que con la rapidez que caracterizaba a Rigoberto Rizo, le respondió al Sinsonte Jaruqueño: El saltarín se me llama/ porque voy de salto en salto/ escalando lo más alto/ de la cumbre de la fama/. ¿Y a ti, por qué se te aclama/, sinsonte de voz medida?/ Si es que se nota enseguida/ que el que te puso sinsonte/ no fue de visita al monte/ ni vio un pájaro en su vida/.

La décima que sigue, también de Rigoberto Rizo, nos deja una muestra más de profunda cubanía guajira: Cuando la noche se amasa/ sobre mi vieja cobija/ estudio cada rendija/ de las tablas de mi casa/. Como un relámpago pasa un ratón por la solera/ se escucha un ruido allá afuera/ como el paso de una tropa/ y es el viento con la ropa/ jugando en la tendedera/.

Francisco Pereira (Chanchito), otro de los grandes poetas, en controversia con otro gigante del verso, Francisco Riverón Hernández, escribió la siguiente décima para contestar así, los dos últimos versos de la décima de Riverón, quien expresara: En la copa de tu vida/ bébete mi corazón/. Chanchito nos dejó esta décima antológica: Beberme tu corazón/ es muy difícil Francisco/, no le pidas a mi disco/ que grabe tanta ilusión/. yo soy borracho en embrión/ entre pistilo y estambre/ y si tengo sed o hambre/ por ser un borracho nuevo/, bajo hasta el tres y me bebo/ sus seis pájaros de alambre/.

Por su parte Francisco Riverón, en pleno año 1957, escribió y fue publicada en la revista Bohemia, esta décima que denunciaba la explotación a que eran sometidos los cortadores de caña por parte de los grandes latifundios asociados a los monopolios extranjeros. Décima que sirvió de arma de combate en los campos cubanos: “Adelante, machetero/-grita un duro mayoral-/ ve a darle al cañaveral/, filón del amo extranjero/ su obsesión es el dinero/ que tu brazo le reporta/ cada caña que se corta/ no sabes por qué se muele/, es que a ti Cuba te duele/, a él Cuba no le importa…/.

Angelito Valiente otra de las figuras cimeras de la décima cubana, legó para la posteridad esta décima improvisada en la llamada Controversia del siglo, junto a Naborí, cuando trataban el tema del amor. Angelito al ver a su señora madre sentada cerca de ellos disfrutando del encuentro improvisó con la fuerza que lo caracterizaba: ¡Amor grande el que yo siento/ por aquella madre anciana/, desde allá con una cana/ me iluminó el pensamiento/. Levántate, monumento/ de luz, esperanza y fe/; mirarte es saber por qué/ nadie tanta luz expande/ Allá está el amor más grande/ del mundo, puesto de pie/.

Antonio Castiñeira, El Poeta Herrero, palmireño, fue ganador del pie forzado en La Parranda del Milenio, año 2000, celebrada en nuestra ciudad. El pie en cuestión dice: El sueño se despetala. Castiñeira improvisó esta décima antológica: El sueño no es nada cierto/ porque yo tengo entendido/ que hay quien sueña dormido/ pero hay quien sueña despierto/. Nos deja el sueño cubierto/ de un placer que nos regala/ pero es que en la misma escala/ también sucede una cosa/ que luego como una rosa/ el sueño se despetala.

Francisco Otero Vázquez, a quien Naborí llamó El Lorca Cubano, no dejó nunca de impresionarnos con sus obras maestras. Esta que sigue, es solo una muestra: Cuando mi arroyo crecía/ relámpago de agua y liebre/ se burlaba de la fiebre/ temporal de la sequía/.Con hambre de geografía/, lo vi tragarse el palmar/ y en los puentes enredar/, sus crines de lluvia nueva/ como caballo que lleva/ estrellas en el ijar/.

Julito Martínez con esta décima que resume un poco las etapas de la vida, con una carga de filosofía y nostalgia, se ha quedado en la memoria popular. Cuando niño yo le hacía/ murumacas al espejo/ haciendo el papel de viejo/, pero nunca me salía/. Pasó el tiempo, llegó el día/ en que ese recuerdo evoco/, y estoy que me vuelvo loco/, le manoteo y le riño/, haciendo el papel de niño/ y no me sale tampoco/. El cienfueguero René Espinosa Monzón nos dejó ésta décima de honda ternura: Abuela siempre decía/ que astróloga rural/ y ciclón o temporal/ desde enero predecía/. El secreto le sabía/ bien a cada cabañuela/, y aunque nunca fue a la escuela/, pronosticaba de cierto/ ¿Por qué razón se habrá muerto/, una  mujer como abuela…?

Tomo prestado para cerrar, con permiso de mi amigo poeta e investigador, Yamil Díaz Gómez, de su excelente e inolvidable crónica, El Pulóver del Indio, lo que sigue:

Cuando Naborí andaba por los quince años, asistió a su primera controversia en público con su ropita menos miserable y los zapatos menos femeninos de su hermana. Allí, las burlas de su contrincante se clavaban directamente en la camisa pobre de Jesús, quien ripostó: Viste tú seda y encaje/ y dril cien y casimir/, que a mí me gusta vestir/ la etiqueta del lenguaje/ de mi calzado y mi traje/ te burlas, porque no has visto/ que más pobre murió Cristo/ con un clavo en cada palma/. ¿Acaso me viste el ama/ para saber cómo visto?/ ¡No hay dudas, en Cuba, hay muchas décimas para recordar y poetas para no olvidar…

*Por Alberto Vega Falcón

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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