¿De veras estamos perdidos?

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“La juventud no quiere trabajar, está perdida”, comentaban varias señoras hace unos días en la parada de la guagua frente al parque Jacinto Portela, de Palmira, tal vez sin darse cuenta de cuan cerca de ellas se encontraba una persona del mismo grupo etario al cual criticaban sin pelos en la lengua.

Si bien es cierto que actualmente hay cientos de jóvenes desvinculados, quienes prefieren ganar dinero sin mucho esfuerzo, existen otros en el empeño diario por ser reconocidos y dar lo mejor en cada tarea asignada.

Aunque sea común pasar por el parque y ver a un grupo ocioso, haciendo gala de su última salida o jugando dominó, no es justo juzgar a todos de la misma forma.

Tal vez aquellos que tildan de vagos, perdidos e insensatos a los de menos experiencia, resulten los principales responsables de este fenómeno, porque no se han encargado de inculcarles desde pequeños, lo importante del trabajo para la formación futura de hombres y mujeres de bien.

Desde antaño, muchas personas infaman a los jóvenes sin percatarse de que alguna vez ellos también lo fueron y cometieron quizás los mismos errores, o muchos más.

Segura estoy que como ahora, en su época también predominaron quienes preferían morirse de hambre antes de coger una guataca en la mano para ayudar en el sustento familiar o peor, se ponían a “inventar” con el propósito de hacer fortuna fácil.

Es cierto que eran otros tiempos y en su etapa todo resultaba distinto, pero los principios y los ideales constituyen los mismos, aunque los intereses sean diferentes.

Como parte de esa juventud, debo tomar partido y decirle a quienes no confían en nosotros que no estamos perdidos. Cada año son miles los incorporados a las aulas para impartir clases, o los graduados de Medicina que arriesgan sus vidas en otras naciones para salvar otras, y quienes madrugan y dejan su sudor en el campo con el propósito de garantizarle a muchos los alimentos en la mesa.

Entonces, por favor, piénsenlo bien antes de expresarse públicamente. ¿De veras estamos perdidos? Fracasan ustedes por no confiar en nosotros.

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