De puerilidad y sabotajes

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Solo basta mirarlo para saber cuáles son las tendencias actuales en cuanto a vestimenta, peinado y, por lo que vocifera en medio de la calle, música. Se pasea por el malecón, ese muro repleto de maletines-reproductoras y conversaciones vía Zapya. Siente que cada pupila lo enfoca con envidia y respeto.

Nelson Valdés con Tony Ávila, Polito Ibáñez, Lázaro García y Ariel Barreiro de invitados, estremecen las tablas del teatro Tomás Terry. Para este joven, solo son un grupo de músicos a los que va a escuchar con su novia y sus amigos. Imagínense, Los Pinitos no abrió hoy.

La función empieza y él no se siente tan cómodo como suponía, no tiene el oído adaptado a los instrumentos musicales, ni la paciencia que exige el acto de escuchar “la canción inteligente”.

Recuerda la escuela, cuando saboteaba las clases para resaltar incluso más que los profesores. Grita estupideces camufladas en medio de las ovaciones del público. Tiene la libertad para molestar porque se encuentra protegido por el anonimato de la oscuridad de los palcos, a cada rato iluminada cuando las personas aplauden.

Tony Ávila canta una canción sobre su madre fallecida. Comenta que, ante la magnitud del concierto, él ofrece este tema tan especial al pueblo cienfueguero. Apenas coloca el último y desgarrador acorde, nuestro joven grita: ¡La choza de chicha!

Ni disfruta ni deja disfrutar. Las personas a su alrededor intercambian miradas, no entienden por qué la vida los ha castigado de esa manera.

La novia le pide que pare. Pero él sigue, intransigente. La novia se va. Yo todavía no entiendo si puede ser creíble que este personaje tenga novia. Espero que usted, estimado lector, lo crea, porque es cierto. Y no solo cierto, sino común. Cuando yo era pequeño, los mayores me decían: “Deja la bobería que eso a las mujeres no les gusta”. Pues resulta que a algunas sí.

Él se queda junto a sus amigotes, quienes le ríen cada gracia. Se acaba la función. Sale del teatro y se dirige a la casa. Se acuesta en la cama y, como de costumbre, deja la mente en blanco casi una hora.

Al despertar a la mañana siguiente, acosa a la jeva por teléfono. Ella, mucho más joven que él, termina cediendo ante las súplicas de nuestro héroe, ese que nadie critica, ese que todos aplauden, ese que muy pocos ignoran.

No me parece que el reggaetón sea la causa de la degradación social que hoy impera en nuestro país, ni siquiera me parece una consecuencia. Los debates al respecto podrían compararse con los de: ¿el huevo o la gallina? Ambos factores interactúan y se retroalimentan de forma dialéctica. Eso se lo dejo a los filósofos, críticos y demás especialistas.

Lo que me llama la atención es que no ocurre en sentido contrario, ni de manera dialéctica, el problema de los saboteadores de espectáculos. Nunca he visto a un profesor de filosofía, así como aningún crítico de arte o demás especialistas, en un concierto de Yomil y el Dany, gritando: “¡Esa música no sirve!”, o cosas por el estilo.

Se acercan las vacaciones. El Terry, como cada verano, se prepara para recibir los más disímiles espectáculos humorísticos, musicales y teatrales. Ojalá y no tengamos que alternar sonrisas con amarguras, cuando los artistas, en su empeño por entregarnos lo mejor, sean interrumpidos por algún que otro veinteañero malcriado, ducho en las artes de la indisciplina y la falta de respeto.

El Terry, como cada verano, se prepara para recibir los más disímiles espectáculos humorísticos, musicales y teatrales. /Foto: Internet

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Miguel Ángel Castiñeira García

Estudiante de Periodismo de la UCLV

16 Comentarios en “De puerilidad y sabotajes

  • el 17 febrero, 2018 a las 11:29 am
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    Buen articulo Migue…En Cienfuegos aún no se consolida una identidad cultural capaz de contrarrestar los efectos tan nocivos de influencias aparentemente “externas”. ¿Hablamos de un reggaetón degradante o de una sociedad que ignora la calidad artística? El problema de los saboteadores de espectáculos no experimenta descenso alguno…y esa verdad no es nada alentadora, ¿Habrá una solución inmediata, o la costumbre deberá tomar la iniciativa junto a nuestras vidas?….Respecto a la eterna polémica Cienfuegos vs. Villa Clara y a su antagónica realidad,coincido parcialmente con Elianet Carrazana Moreno…Saludos Periodista!

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  • el 7 julio, 2017 a las 9:10 am
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    Felicidades periodistas al fin alguien se da cuenta de que los problemas de la sociedad de hoy en Cuba no es culpa del reggaeton, recordemos que la musica no hace a la sociedad sino todo lo contrario la música sale de la sociedad, y para que esa música lleve contenido se debe tener el alma alimentada de buenos valores, no comparto a los que critican el reggaeton, ya que soy un seguidor del mismo como lo soy también de la buena trova, de la buena salsa, de la buena timba, de la buena música alternativa, y dela buena música de concierto, como también me niego a escuchar lo malo de cada uno de estos géneros que mencione anteriormente porque si todos los géneros musicales tienen buenos y malos exponentes y por supuesto que el reggaeton no se queda detrás, recuerdo cuando en años anteriores mis padres me contaron de como se prohibió oír The Beatles en Cuba porque era una música de mala influencia y terminamos haciéndole una estatua en La Habana, entonces y para no hacerme mas extensivo el tema es la educación actual de nuestros jóvenes, en las escuelas en nuestras casa, en LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN y lo pongo con mayúsculas porque creo que hay es donde esta el problema porque quien le da divulgativo a tales grocerías ???

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    • el 7 julio, 2017 a las 11:44 am
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      Muchas gracias por su comentario, Cienfueguero.

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  • el 6 julio, 2017 a las 11:50 am
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    La diversidad de preferencias es un tema con un sinnúmero de análisis, pero cuando se llega al punto de sabotear presentaciones en lugares específicos y con cierta reputación cultural pues se debe y se tiene que hacer trabajos como este. Cienfuegos es una ciudad hermosa, con espacios y opciones de buen arte, pero considero que falta mucha educación cultural en su población y específicamente en la más joven. Soy de Santa Clara y puedo decir, sin ánimos de comparar, que en las disímiles ocasiones en que he frecuentado el teatro La Caridad no ocurren eventos tan desagradables como el que narra el periodista. No pierdan los ánimos, trabajen por lograr el respeto, la diversidad de gustos son otros 5 pesos. Buen trabajo Migue.

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    • el 6 julio, 2017 a las 12:16 pm
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      Coincido contigo: en Santa Clara el público es mucho más respetuoso que el de Cienfuegos. Los santaclareños, en sentido general, deslumbran por su educación cívica. Saludos, amiga. Me alegro que este problema no ocurra allá.

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    • el 6 julio, 2017 a las 5:00 pm
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      Ah, claro Elianet, eres de Santa Clara, y tenían que salir, claro está, los antagonismos de cuando Santa Clara fue capital de Las Villa, y centró todas las instituciones en su territorio, y desde allá vienen las ‘diferencias’ entre nuestras dos ciudades, que si el mar, que si la cultura, que si la gente, que si el orgullo… Y tal pareciere que Miguel Ángel, que estudia allá (¿hace cuántos años?), parece que ya suma los suficientes como para formarse un criterio y afirmar que el público cienfueguero tao, tao, tao… Elianet, sabías que un público futbolero destrozó, así, literalmente, el teatro La Caridad, cuando a un funcionario, parece no tan culturoso o que no es de Santa Clara, se le ocurrió poner en una pantalla grande en sus predios,(previo cobro) un juego de la Liga Española o no sé de dónde? Mmmmmm!!!

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      • el 6 julio, 2017 a las 6:39 pm
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        Mire… Lucía. Usted no puede comparar a unos hinchas, sedientos de sangre, con el público que normalmente acostumbra el Teatro de La Caridad. Por supuesto, el civismo no se puede cuantificar, todo queda en la subjetividad. Santa Clara y Cienfuegos… me parece una discusión absurda. Las dos ciudades son increíbles, y lo serán más cuando logren aprender de los errores que se comenten en ambas.

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        • el 7 julio, 2017 a las 9:16 am
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          Mire… Miguelangelo, cuando Usted se considere público entendido en espectáculos para el Teatro, me responde; qué pensará Miguel Cañellas, ese enorme director de teatro que tiene la suerte de tener Cienfuegos, coincidirá con estas opiniones respecto al público cienfueguero?

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          • el 7 julio, 2017 a las 11:43 am
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            El debate no va por ahí, Lucía. Se trata de discutir sobre las indisciplinas en el teatro, no de si Cienfuegos es mejor que Santa Clara o de mis conocimientos sobre dramaturgia

      • el 7 julio, 2017 a las 11:45 am
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        Hola Lucía, es curioso como en mi comentario dejé bien claro que no poseía ánimos de comparación entre ambas ciudades y cuando lo dije era porque realmente lo desaba, y llegan personas como ud, con la mente tan cerrada y tan enmarcada en regionalismos absurdos que no llegan a nada. Una tierra se quiere por muchas otras cosas y eso se demuestra. Si lee bien el trabajo de Miguel Ángel se habla de cultura, de respeto, de entendimiento y de diálogo (que faltan mucho en su ciudad), si es un buen ciudadano y más que eso si tiene conciencia y está comprometido con su sociedad trabajará para que ejemplos como el descrito no sucedan. No sea tan negativa y visite el teatro La Caridad (digo este por que es el de mi ciudad, es absurdo utilizar otro de ejemplo, entiendes???) y compare, solo eso. Que le sirva de ejemplo a los cienfuegueros para superar esas faltas, eso es lo necesario. Gracias.

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        • el 7 julio, 2017 a las 11:59 am
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          Elianet, tratando de criticar al chovinismo terminas cometiendo el mismo error de Lucía. En Santa Clara también hay mil problems, sal a caminar por la calle para que veas a los adolescentes que parecen chimeneas en los cafés de tan “bohemia” ciudad, entre otros millones de problemas que incluso podría enumerar porque, como comenté anteriormente, estudió ahí… Saludos

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          • el 7 julio, 2017 a las 3:47 pm
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            Bueno, bueno, muchach@s, cuasi periodistas, están bifurcando el camino, y el de la Cultura, créanme, no tiene trillos, ese es camino recto, con solo dos sendas. No se trata de particularidades, sino de generalidades. Miguelangelo, soy asidua del teatro Tomás Terry, y créeme, el fenómeno que describes no es generalidad, puede existir en un momento determinado, pero no es común, y nada, es bien que lo trates, pero los comentarios de opinión no debieran abordar temas aislados, sino problemáticas que afecten a una amplia comunidad, en fin. Elianet, fíjate si los antagonismos me son indiferentes, que soy villaclareña, conozco muyyyyyy bien la ciudad, sus sitios culturales, y “La Caridad” me resulta un lugar cercano en lo afectivo. Pero fíjate, quien comenzó con un comentario regionalista fue usted señorina, vuelva al principio, léase una vez más, y cito: “Cienfuegos es una ciudad hermosa, con espacios y opciones de buen arte, pero considero que falta mucha educación cultural en su población y específicamente en la más joven. Soy de Santa Clara y puedo decir, sin ánimos de comparar, que en las disímiles ocasiones en que he frecuentado el teatro La Caridad no ocurren eventos tan desagradables como el que narra el periodista…”, entonces? En cuántas oportunidades has estado en el teatro Tomás Terry como para formarte una opinión participante? En fin, huelo a autosuficiencia, y eso es malo para un periodista en formación, y se huele… también huelo a superficialidad imberbe… mmmmmmmm

  • el 5 julio, 2017 a las 4:47 pm
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    Muy bueno, atinado y necesario comentario sobre estos personajes que pululan por doquier. Pero, la cuestión está en que los que disfrutamos un buen espectáculo a los que estos especímenes no están acostumbrados y comienzan a sabotear, debemos enferentarlos e incluso hacer que los encargados del teatro tomen cartas en el asunto. Ellos se sienten infalibles porque todos se lamentan por dentro, pero voltean la cabeza y no quieren buscarse problemas. A la gente se les educa o se les hace ver cuál es el lugar que les corresponde cuando los demás son mayoría.

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    • el 6 julio, 2017 a las 9:22 am
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      Me parece muy bien. Lo que pasa es que estamos en la época de la apraxis, de la inactividad, y muchas veces preferimos sufrir en silencio ante las indisciplinas de este tipo. Varias veces he ido al Terry y no he podido disfrutar el espectáculo, sobre todo cuando es humorístico, porque siempre hay algún saboteador que quiere resaltar más que el (los) humorista (s).

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  • el 5 julio, 2017 a las 3:01 pm
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    En efecto, esta es la prueba testimonial de que el equívoco paradigma de “El hombre perfecto” cada día se arraiga más en el consciente colectivo. Por eso, los imperfectos como nosotros tenemos que reivindicar, para que nuestros hijos no admiren actitudes de este tipo. Gracias por leer el trabajo.

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  • el 5 julio, 2017 a las 2:26 pm
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    Genial el comentario…llega así de fácil tu trabajo, pícaro, burlón, capaz de narrar y luego concluir…me encantó…se parece mucho ese chico al “hombre perfecto”….saludos periodista

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