De la corrida de toros al batazo

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Por: Lesby José Domínguez Fonseca.

A finales del siglo XIX, las corridas de toros, traídas desde España, comenzaron a ceder terreno ante el béisbol proveniente de Estados Unidos. Así lo ilustró el periódico El Siglo en un artículo publicado en noviembre de 1887: La corrida de toros “un triste espectáculo”; la pelota “un juego lleno de emociones”.

Los números de ese período permiten apreciar la gestación e inicio de un proceso que llevó al béisbol a ganar espacios y adeptos dentro de la sociedad cienfueguera. En el diario trascendió el anuncio de un juego entre los clubes de pelota El Bélico (de Santa Clara) y El Jabacoa (de Cienfuegos), en respuesta a un reto de los primeros. La confianza o la esperanza en una buena actuación del club local se evidenciaba: “Esperamos que la victoria coronará las sienes de los jugadores de pelota damujinos”, aseguraba el rotativo el 21 de octubre de 1887.

Incluso, el periódico santaclareño El Liceo publicó una nota al respecto en octubre de 1887, previo al desafío: “Hoy ha recibido el Presidente del B.B. Club Bélico la contestación del Club Jabacoa de Cienfuegos. En el tren de la mañana del domingo próximo, llegarán a esta ciudad los jugadores del Jabacoa, cuyos nombres como los del Bélico daremos a conocer mañana. Reina gran entusiasmo para el gran match que se dará el domingo”. En otro de sus números, dio a conocer un contratiempo: “Ayer con motivo del mal estado del tiempo, no pudo llevarse a efecto el anunciado desafío entre El Bélico y el Jabacoa, por lo cual se le pasó anticipado aviso a este último para que transfiriese el viaje para el próximo domingo 30. Sigue en crescendo el entusiasmo”.

Aunque los de casa perdieron ese encuentro, continuaron preparándose. El desafío, jugado en Santa Clara, constituyó el inicio de una confrontación amistosa entre ambas selecciones. Cienfuegos acogería el segundo partido. Para ello, en la ciudad comenzaron a recaudar fondos, a fin de corresponder a los miembros de El Bélico las atenciones recibidas por los sureños en la vecina capital provincial. Rápidamente, se trabajó para construir un campo de pelota en los alrededores de Marsillán, según refiere El Siglo en la edición del 23 de noviembre de 1887.

En su ejecución participaron Antonio Ros, dueño de El Jabacoa, junto a dos de los atletas del club: Vicente y Orfilio Lombard (receptor y pícher, respectivamente). El terreno fue preparado por los deportistas, pese a las inclemencias del tiempo a las que aludió el diario.

Como parte de las actividades colaterales, el programa incluyó un baile en el Liceo para los visitantes, paseo por la bahía y un almuerzo. El Siglo, al considerar al béisbol una vía para que la juventud se defendiera de los criterios que la acusaban de ser apática e indiferente, ofreció apoyo total al proyecto, muy a tono con el afán modernizador de la época y la ruta del deporte en la Isla. A su juicio, era un juego útil y recreativo, e instaba a los jóvenes locales a imitar el ejemplo de otros clubes del país. Resaltó cómo la práctica de esta disciplina robustecía el cuerpo de los muchachos, además de aumentar y desarrollar las capacidades intelectuales y físicas a través del ejercicio. Proclamaba entonces: “¡antes raquitismo y debilidad, hoy robustez y energía!”.

La bandera de El Jabacoa fue donada por F. Arredondo, integrante de ese equipo. La insignia la bordaron un grupo de señoritas cienfuegueras, lideradas por Adelaida Colomines de Armada. Por su trabajo y buen gusto recibieron el agradecimiento público en nombre de los atletas.

El Siglo reportó las elecciones celebradas para nombrar la directiva del conjunto, en las que reinó —dice— un ambiente cordial. Su presidente, Mariano Guas, consideró que el béisbol tenía amplias perspectivas de desarrollo en Cienfuegos. El diario apoyó suspalabras y demandó el triunfo de El Jabacoa.

Gracias a este órgano de prensa, podemos afirmar que fue el domingo 27 de noviembre de 1887, cuando por primera vez se jugó béisbol en Cienfuegos de manera oficial. El enfrentamiento involucró a los miembros de la nómina de El Jabacoa ante un equipo conformado por jugadores locales. Tal desafío motivó a El Siglo a publicar, el 30 de noviembre de 1887, una crónica deportiva, también la primera sobre un encuentro de pelota efectuado en Cienfuegos.

Titulado Para los aficionados al Base Ball, el texto ponderó las habilidades adquiridas por los jugadores en el campo. Relató lo sucedido y el desempeño de cada integrante de El Jabacoa. La presencia del cronista como espectador se confirma al observar su descripción en primera persona: “Mucho sentí no haber visto ayer en el terreno, al apreciable amigo y notable jugador Orfilio, quien, sin duda alguna, hubiera contribuido al realce del desafío”.

La crónica catalogó de acertada la dirección de Antonio Ros y dio a conocer que el terreno estaba casi listo para el choque con El Bélico. Incluso, refirió la fecha probable: el día 11 de diciembre, de acuerdo con una notificación de Nicolás Aurelio Carbó, secretario de El Jabacoa. Los jóvenes no hablaban de otra cosa en Cienfuegos, esperanzados en que su club lucharía por la victoria ante los campeones santaclareños.

Por su parte, el periódico El Universo (de Santa Clara) anunció la llegada en tren de los atletas de El Bélico el día 10 de diciembre. De este modo quedaba pactado oficialmente el juego para el domingo 11, confirmó El Siglo en la tirada del 9 de diciembre de 1887. Los invitados fueron recibidos con música en la estación de trenes y se hospedaron en el hotel América. El programa previsto no sufrió contratiempos.

Los locales ganaron el partido con un resultado de 27 carreras por 7. El Siglo registró las estadísticas y el rendimiento individual de los jugadores en un trabajo periodístico publicado el 14 de diciembre de 1887. En la jornada anterior, el diario ofreció detalles sobre el baile en el Liceo, al que catalogó como una fiesta grandiosa, amenizada por la orquesta de Marino.

No obstante, luego del partido beisbolero, la nómina de El Bélico sufrió la acusación del diario La Verdad (de Santa Clara), de perder el juego por haberse embriagado. Ello generó una polémica, más adelante solucionada, sin afectar el prestigio de los jugadores ni demeritar el resultado final del encuentro.

En la aclaración de la denuncia desempeñó un papel importante el pueblo de Cienfuegos y los miembros de El Jabacoa, quienes mostraron alta ética, educación y cultura deportiva al defender al club vecino.

La prensa local se hizo eco de los sucesos. El Fénix —en su edición del 17 de diciembre de 1887— informó sobre el esclarecimiento de los hechos revelados por La Verdad, periódico que no tuvo otra alternativa que rectificar su afirmación anterior.

Nota: Las citas que referencia el autor, tomadas de diversas publicaciones, no se corrigieron en su redacción con el fin de respetar la originalidad del escrito.

* En coautoría con Samuel Sánchez Gálvez.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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