De elecciones y elegidos

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Mis dos hijos más pequeños llegan a casa con una grata noticia. Tras los resultados de las Elecciones Pioneriles de su escuela, ambos han sido escogidos como miembros del Colectivo, algo que si no es récord (al menos para el CDR donde vivimos), es buen average.

Confieso que siento orgullo, y al instante rememoré con añoranza los tiempos (lejanos ya) donde también formé parte de esa “jefatura de pañoletas”, e inclusó dirigí en mi “Primaria” José Antonio Saco.

En Luis Miguel, apenas alumno de cuarto grado, recayó la tarea de Responsable (no me gusta la palabra “Jefe” para esa corta edad) de Trabajo, mientras María Karla, un año mayor, repite su rol como Corresponsal Pioneril, quizás por aquello de que “hijo de gato… caza noticias”.

Lo más interesante es cuando nos comentan las características que matizaron el proceso. Porque hubo preparación y “Asambleas” previas, donde “a los pioneros se les explicó que, a la hora de ejercer su derecho, debían elegir a los que de verdad reunieran condiciones para representarlos, como disciplina, asistencia y puntualidad, resultados académicos y otros aspectos que los convierten en ejemplos a seguir.

“No es votar por la niña más linda (aclaro que la mía es preciosa) ni por el muchacho que me cae bien”, dice Luis Miguel que alertaron con anterioridad.

Según ellos, no hubo margen para fraudes, pues, con los nominados al frente, la masa pioneril tenía cuatro oportunidades para elegir, las cuales debían conservar y aprovechar según sus intereses.

Luego de la euforia por el éxito (siempre es inolvidable esa primera vez), llegó el momento de pensar en la responsabilidad que acaban de asumir. Y sus argumentos me hicieron doblemente feliz, pues, al menos en el deseo, mis chiquillos conocen el rol que “deben” desempeñar.

“Yo me encargaré de organizar y controlar, junto a la Directora, las labores que le corresponde a cada grupo, como son el ‘autoservicio’ del comedor, y la limpieza de las diferentes áreas de la escuela”, sentencia el más pequeño.

Por su parte, la nena, menos hiperquinética (su especialidad periodística de seguro será la investigación), explica que “yo tengo que encargarme de informar todas las noticias, tanto las que llegan a la escuela, como las que se producen en ella”, aunque no duda en cuestionar la efectividad de su labor, “pues a no ser en el mural, no sé adónde tengo que informarlas”.

La escena de seguro se repitió en miles de hogares cubanos.Y aunque parezca superficial (por repetitivo y manido), estamos, sin dudas, en presencia del primer eslabón de nuestro proceso eleccionario. Sí, con sus luces y sombras, aciertos y desaciertos, pero acercamiento primario de los más pequeños a ese concepto llamado democracia.

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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