De bates, Batos y otros demonios

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Desde su concepción, la Serie Nacional de Béisbol número 62 generó más expectativas que las habituales, pues además de los pronósticos precontienda que siempre acompañan al certamen, aparecían miles de dudas concernientes a la eficaz organización y celebración del evento, debido a las difíciles condiciones económicas que vive el país.

Parte esencial de nuestra historia y cultura (desde el 19 de julio de 2021 el béisbol fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación), la pelota siempre es defendida a capa y espada, y la Serie Nacional constituye máxima prioridad para la Dirección del Inder en nuestro país.

Pero, no obstante conocer de antemano los obstáculos que podrían empañar el que durante décadas ganó el merecido calificativo de principal espectáculo deportivo del verde caimán, lamentablemente las manchas se suceden unas tras otras, y no son pocos los que cuestionan la decisión de haber desarrollado la justa, al menos en estas condiciones.

La última nota negativa llegó la pasada semana, durante la subserie que dirimieron los Elefantes de Cienfuegos y los Gallos de Sancti Spíritus en el estadio José Antonio Huelga del Yayabo.

Allí, los árbitros actuantes se vieron ante la inédita polémica de qué hacer cuando los paquidermos que dirige el debutante mánager Jorge Rodríguez quedaron sin bates, apenas comenzado el desafío. A la postre, el juego se reanudó gracias a que algunos peloteros de Cienfuegos pusieron a disposición del plantel sus implementos personales, de los cuales otros dos se hicieron añicos en el propio compromiso, por lo que estuvimos a punto de presenciar una suspensión por falta de… bates.

Y digo “estuvimos” y “presenciar”, pues el choque de marras era, nada más y nada menos, que el elegido para la transmisión televisiva de Tele Rebelde, transmisión que por demás se multiplica a muchos puntos del planeta a través de la señal de GameTime Sport. Acerca de la repercusión del increíble incidente saque usted sus propias conclusiones, como diría Taladrid.

Coincido con los comentaristas de esa jornada, cuando referían que el caso se hizo público debido a la magia de la televisión, pero que la situación pudiera estarse repitiendo en otros de los elencos participantes en la Serie.

Para aquellos que criticaron al alto mando de los Elefantes por “aprovechar el momento” para denunciar la limitante, aclaramos que, según informaciones de la prensa en el territorio, la dirección del equipo había alertado con suficiente antelación sobre la problemática, y a su vez la Comisión Provincial elevado la queja al organismo superior. Pero llegó el día, lamentablemente (o no) con la transmisión televisiva, y los sureños quedaron sin maderos para empuñar. ¿Triste, verdad?

Pues no solo de bates vive el béisbol, sino de la imprescindible pelota, otro implemento que también ha sido noticia por estos días.

El 18 de mayo, la Comisión Nacional hizo pública una nota informativa donde anunció que la Serie continuaría su desarrollo con el uso de las bolas marca Batos, debido al retraso del envío de las oficiales TeamMate, producidas por la empresa del mismo nombre que desde la edición precedente se ha convertido en patrocinador de la principal lid de las bolas y los strikes en Cuba.

La Batos asegura el desarrollo del deporte en la base, pero ha sido utilizada en la Serie Nacional.

La mencionada Batos, y cito: “tenían como destino el desarrollo de nuestro deporte en la base, aunque sigue siendo un objetivo emplearlas con una máxima calidad en la serie nacional”.

No es extraño que durante las más recientes subseries los lanzadores se han visto inmensos, los bateadores mermados y las pizarras exhiben múltiples resultados cerrados y de anémica ofensiva, algo que añade más condimento al espejismo que desde hace años caracteriza a nuestro béisbol.

Volvamos a TeamMate, la compañía con capital italiano y sede en la República de San Marino, que confecciona sus productos en la lejana China. ¿No es la misma que el año anterior obligó a retrasar el inicio de la Liga Élite por la demora de los uniformes, los cuales llegaron incluso con errores ortográficos?

Ahora tenía convenido con el ente beisbolero cubano dos envíos de pelotas, del cual solo uno arribó al país.

Es cierto que el sobregasto de esféricas ha crecido en los últimos tiempos, y según datos ofrecidos por la Comisión Nacional, hasta el 17 de mayo sumaban 4 mil 207 pelotas perdidas en nuestros estadios, con los casos más graves en Guantánamo, Villa Clara, Isla de la Juventud, Pinar del Río y La Habana, con promedios entre 17 y 20 por desafío.

Pero también lo es que, de cumplir Teammate con los términos del contrato, no hubiera visto acción la Batos, la bola seguiría siendo más viva y no andaríamos hinchados de falsos rendimientos (al margen del talento y potencialidades de nuestros peloteros).

Por cierto, también he recibido muchos mensajes de aficionados al béisbol, que recuerdan como siempre la marca cubana Batos, perteneciente a la Industria Deportiva, asumió los implementos y vestuario, no solo de la Serie Nacional, sino de todos los eventos nacionales, con probada calidad y profesionalidad. No soy experto en economía, pero imagino que hoy nos salga más barato contratar los servicios fuera de Cuba, precisamente en momentos donde la sustitución de importaciones es frase archiconocida por cada uno de los habitantes de esta Isla.

Pudiéramos citar otros desaciertos de la Serie Nacional, aquejada esta vez por la esperada pobre logística en materia de alimentación, la insatisfacción de los peloteros por los bajos salarios, las heroicas demostraciones sobre la grama a pesar de jugar siempre en horario diurno, sobre todo cercano al mediodía, y el constante éxodo de jugadores, por contratos en otras ligas o por decisiones personales, lo que convierte a los directores en verdaderos magos, pues es imposible así mantener siquiera una alineación titular, aunque no sea ganadora.

Un detalle que llama poderosamente la atención es la nueva estructura de 75 juegos en poco más de 80 días, lo que obligó a un experimento de subseries de cinco desafíos seguidos, incluido un doble programa.

Conocemos los argumentos que llevaron a tomar esa variante, en un año atípico donde Juegos Centroamericanos y Panamericanos se celebrarán con apenas meses de diferencia. Pero es improbable tener en esas citas regionales buenos resultados, cuando nuestros atletas se están literalmente despedazando sobre los terrenos.

A pesar de todos los contratiempos, el zurdo Islay Sotolongo ha protagonizado su mejor campaña.

Un botón de muestra es el pitcheo, pues si antes era bien difícil encontrar un staff con cuatro aceptables abridores, ahora es un enorme dolor de cabeza completar el quinteto de lanzadores que cumplan esa función cada semana. De ahí los astronómicos promedios ofensivos, la abrumadora cifra de bateadores por encima de la marca de 300 de average, las grandes diferencias borradas de golpe y porrazo ante relevistas inexpertos, la mayoría juveniles o con escasa participación en torneos precedentes.

Si a ello sumamos las bajas importantes sufridas por casi todos los equipos, las lesiones… y hasta la falta de bates, podemos imaginar por qué algunos cuentan los días para que termine la odisea.

Con bombo y platillo se anuncia la segunda edición de la Liga Élite del Béisbol Cubano. Y ya comienza a rondar la interrogante. ¿Persistirán los mismos demonios?

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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