De bancario a campesino: “El sacrificio”, vale la pena

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Muchos lo tildaron de loco. “¿Cómo vas a cambiar el puesto de bancario por los rigores del campo?”. Esa y otras más fuertes eran las expresiones frecuentes que sus compañeros de trabajo, amistades y hasta familiares le espetaban a Dorgges José Ramírez Dueñas, quienes calificaban de descabellada la decisión.

Mas, hice caso omiso a todas aquellas opiniones. Estaba consciente del paso que iba a dar y siempre confíe en mi intuición y en el arraigo a la tierra heredado por tradición de mis padres y abuelos”.

Así lo reconoce el actual usufructuario de la finca El sacrificio, y socio de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Luis Arcos Bergnes, enclavada en el municipio de Palmira, distante una decena de kilómetros de Cienfuegos.

Si bien el principal objeto social allí es la ceba de 150 cerdos a través del convenio porcino con la Agricultura, Dorgges quiso aprovechar las 1,75 hectáreas disponibles para el cultivo de viandas, hortalizas, granos y frutas. Ahora mismo ya tiene en producción el quimbombó, buena parte del cual ha entregado a un círculo infantil cercano.

Desde los inicios mismos, comenta, me interesé por el Movimiento Agroecológico, promovido por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), y aunque me queda mucho por hacer en la elaboración de materia orgánica, con compost y humus de lombriz, sí he utilizado el estiércol de animales y otras prácticas que no agreden el medio ambiente”.

Y por aquello de que vista hace fe, el bancario devenido campesino nos hace recorrer la plantación de fruta bomba, en proceso de parición aún, y que promete un rendimiento superior a los estimados, cuando en el venidero mes de noviembre comience la cosecha.

¿El sacrificio…?

El nombre de la finca surgió de una reunión familiar. Debatíamos mi esposa y yo sobre la decisión de renunciar al puesto en el Banco, y sustituir los trámites por los aperos de labranza para cultivar la tierra. Ella misma me dijo que aquello iba a convertirse en tremendo sacrificio, y en ese momento se me ocurrió bautizarla así, y por demás, agregar que valía la pena afrontarlo”.

Por supuesto, no se trataba solo de una definición semántica. Lo primero que se encontró Dorgges fue un terreno plagado de marabú y otras malezas. Pero al mal tiempo, buena cara, se dijo, y ni corto ni perezoso, machete en mano, inició la titánica tarea de desbrozar aquella porción de su tierra haciendole honor al nombre de su futura finca.

Muy pronto encontró apoyo de amigos, vecinos y la propia familia. En poco tiempo, donde antes crecían las malas hierbas fueron apareciendo los primeros cultivos: maíz y otras especies de vegetales. A la par comenzó a levantar la nave para el fomento de la piara, obra que el anapista palmireño espera concluir en los próximos días, a fin de recibir los primeros animales.

Claro que estoy consciente de las limitaciones que impone la actual contingencia energética, y que escasean otros insumos por el recrudecimiento del bloqueo que afronta el país. Me he propuesto adquirir par de caballos y un quitrín para el traslado de las cosechas y el acarreo de pienso. Por otro lado, además del compromiso de entrega a la CCS, voy a fomentar la siembra de yuca, boniato y otros renglones como suplemento para alimentar los cerdos. Ah, y también adopto mis medidas de ahorro, tanto en la casa como aquí, con ajustes de la iluminación nocturna”.

Un “Niño”, de anjá…

Y mientras el animado diálogo transcurría, el equipo de prensa se percató de la presencia de un labriego ya entrado en años, quien apenas interrumpió su faena para prestarnos atención. “Ese es el Niño Pérez, señaló Dorgges, pilar fundamental de El sacrificio. Está aquí conmigo desde el principio, sin reparar en la hora ni el día, siempre dispuesto para cualquier tarea del campo”.

Heriberto Pérez Rodríguez, el “Niño”. A sus 88 años de edad no hay quien le ponga un pie delante en el surco machete en mano. /Foto: Efraín Cedeño
Heriberto Pérez Rodríguez, el “Niño”. A sus 88 años de edad no hay quien le ponga un pie delante en el surco machete en mano. /Foto: Efraín Cedeño

Lo más sorprendente de Heriberto Pérez Rodríguez, que tal es su nombre, resulta que a sus 88 años de edad no hay quien le ponga un pie delante en el surco machete en mano. “Ay mijo, desde niño fui criado en estas labores, pasé mucho trabajo en el capitalismo, pero a la tierra le debo esta salud de hierro”, me dijo mientras se enjugaba el sudor de la frente.

A la finca agroecológica también acude cada fin de semana el resto de la familia a echarle una mano a Dorgges en los sembradíos, incluyendo al vástago, siempre que los estudios universitarios le permitan esa licencia.

Por lo pronto, este emprendedor hombre, bancario devenido campesino dice llevar con orgullo el mismo nombre y apellido del líder agrario que tanto hizo por su clase. Luego, José “Pepe” Ramírez, primer presidente de la Anap, es motivo de inspiración para seguir adelante, consciente de que el sacrificio vale la pena.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

3 Comentarios en “De bancario a campesino: “El sacrificio”, vale la pena

  • el 24 septiembre, 2019 a las 11:01 am
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    Pues fíjese que no veo tan descabellada la idea….descabellada me resulta la economía, la posición de la pirámide y los salarios de la fuerza laboral especializada, aún después de la subida de salarios.

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  • el 23 septiembre, 2019 a las 3:27 pm
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    Si no esta loco,le falta poco

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    • el 24 septiembre, 2019 a las 10:21 am
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      Cada loco con su tema, dice un refrán. Pero de serlo a escoger el tema va un trecho. Ese hombre está mucho más cuerdo que ud. y que yo. Y su decisión, además de merecer respeto, me parece más que sabia. Hasta donde sé el papel no se come, a no ser que usted admita que va a pasar su luna de miel como el bobo de la yuca. A Cuba le hacen falta muchos “locos” como este bancario palmireño, porque lamentablemente muchos se han acostumbrado a hacer como en el pichón en el nido: abrir la boca y pedir.

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