Cumplimos, a medias

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La llama olímpica acaba de apagarse en la increíble Río de Janeiro, donde otra vez el mundo disfrutó de la mayor fiesta atlética del planeta, esa que cada cuatro años paraliza al globo terráqueo y lo hace vibrar de emociones, gracias al esfuerzo y talento de miles de deportistas.
Esta vez fueron 207 las naciones participantes, al sumar las comitivas que compitieron bajo las banderas de Atletas Olímpicos Independientes (sumaron un oro y un bronce) y Atletas Olímpicos Refugiados.
Nuevamente el llamado Primer Mundo se adueñó de la vanguardia en la tabla general, encabezado por el favorito Estados Unidos (46 doradas, 37 plateadas y 38 bronceadas, para un total de 121) y con el Reino Unido dando el “zarpazo” y colándose en la segunda plaza, por delante de las poderosas China y Rusia, esta última afectada sin dudas por las sanciones que impidieron la participación de varias de sus estrellas. Para no variar, completaron el Top Ten, por ese orden, Alemania, Japón, Francia, Corea del Sur, Italia y Australia.
El anfitrión Brasil lideró el accionar de América Latina y el Tercer Mundo, con cosecha de 7-6-6-19, válida para su loable ubicación en el escaño número 13, mientras que Kenia (6-6-1-13) y Jamaica (6-3-2-11) terminaban en los escalones 15 y 16, respectivamente, con todas sus medallas logradas en el atletismo.
Cuba (5-2-4-11) cumplió el objetivo de quedar entre los primeros veinte países, al agenciarse el puesto 18, por detrás de Croacia y aventajando a Nueva Zelanda y Canadá, otras de las que se esperaba más, sobre todo luego de ver la actuación de los de Norteamérica en los últimos Juegos Panamericanos. Pero mejorar la cosecha obtenida en Londres 2012 resultó asignatura desaprobada, pues en la capital británica los nuestros concluyeron en el lugar 16 con 15 medallas (5-3-7), y habría que remitirse al ya lejano Munich ’72 para contabilizar menos preseas que en esta ocasión. Asimismo, en la cita desarrollada en Beijing 2008 nuestros representantes alcanzaron metales en ocho disciplinas, mientras que en la urbe londinense siete fueron los deportes con cubanos en el podio. Ahora, solo lucha, boxeo, atletismo y judo aportaron al medallero.
Es cierto que casi dos terceras partes de la delegación de 124 cubanos (con unos 25 años de edad promedio) enfrentaron su primera cita bajo los cinco aros, como también lo es que tomaron parte en 99 pruebas de 18 disciplinas (el 32, 35 por ciento del total), pero estos datos no pueden llevarnos al conformismo. La ubicación final es muy meritoria, en medio de un panorama competitivo que para nada se parece al de hace algunos años, con 87 naciones ganando al menos una presea. Pero…
Por citar un ejemplo fehaciente, resulta incomprensible que el atletismo, el de mayor presencia de cubanos con 43 integrantes, haya terminado con la pálida cosecha de un tercer puesto. La villaclareña Denia Caballero salvó la honrilla con su disparo en el disco, en una disciplina con vasto historial dentro del movimiento deportivo de la Isla. Muy por debajo quedaron varios de los nuestros, quienes ni se acercaron a los tiempos y marcas que precisamente los llevaron a Río. Las lesiones de Pichardo y Dayron indudablemente influyeron en la pírrica faena, al igual que la casi nula actuación de Yarisley Silva y Leonel Suárez en lides de primer nivel a lo largo del año, lo que les pasó factura, aunque en honor a la verdad el sexto peldaño de Suárez ratificó su clase en la élite del decatlón. A los pocos gratos momentos habría que sumar el séptimo de Yorgelis Rodríguez en el heptalón con récord nacional incluido y el meritorio sexto de la posta larga masculina.
También el judo dejó mucho que desear, y aunque no es un secreto que hoy no atraviesa por su mejor momento, se esperaba más de los tatamis. Idalis Ortiz volvió a comandar con su plata, mientras Asley (también aquejado por lesiones), Armenteros y compañía quedaban por debajo de las expectativas.
Igual sucedió con Rafael Alba (taeckwondo), Roniel Iglesias, Yasniel Toledo, Yosvany Veitía (boxeo), Liván López, Yowlis Bonne y Reineris Salas (lucha libre), entre otros, todos con aval suficiente para llegar más lejos.
Otro traspié sufrió Cuba con las molestias aparecidas en uno de los tobillos del talentoso gimnasta Manrique Larduet, uno de los que prometía podio, pero a pesar de ello el corajudo muchacho disputó tres finales. Ángel Fournier mejoró respecto a Londres al clasificar a la final del single en el remo, pero su sexto escaño también dejó sabor agridulce.
Claro que todo no fue de color gris, y quedará por mucho tiempo en las mentes de los cubanos el perfecto quehacer de ese titán llamado Mijaín López, indiscutible rey de los 130 kilogramos de la lucha grecorromana, quien sumó su tercera corona sucesiva, para apuntalar a su modalidad, junto al también monarca Ismael Borrero y el subtitular Yasmani Lugo, como uno de los bastiones de la comitiva cubana en suelo carioca.
El boxeo se apuntaló como nuestro buque insigne, tras los cetros de Julio César la Cruz, Arlen López y el cienfueguero Robeysis Rámirez, quien a sus 22 años ya atesora par de pergaminos dorados en Juegos Olímpicos. Otros tres metales de bronce lo llevó a liderar la disciplina de los puños.
En este aparte merecen elogio la ciclista Arlenis Sierra con su lugar 28 en la difícil ruta; la capitalina de 21 años Marina Rodríguez, primera pesista cubana en Olimpiadas, quien conquistó un histórico octavo lugar en los 63 kilos, con récord personal en el arranque; y el tirador holguinero Leuris Pupo, quien defendió con honor su corona de hace cuatro años al ubicarse en el quinto sitio.
Entre signos de admiración lo protagonizado por el arquero Adrián Puentes, al colarse en el grupo de 16 en una competencia de exquisito nivel. Y para el final, esa pareja del voly playero conformada por Sergio González y Nivaldo Díaz, cuya “electricidad” fue cobrando voltajes inimaginados y de verdad merecieron mejor suerte.
Tokyo 2020 comenzó su conteo regresivo, y desde ya habrá que comenzar el arduo trabajo en aras de llegar en la mejor forma permisible. El mundo deportivo demuestra que cada día depende más de tecnología y recursos, y a falta de ellos, queda al ingenio, las sabias decisiones y estrategias, y las necesarias transformaciones, la labor fundamental para mantener a Cuba en los lugares de privilegio. Talento y deseos sobran para que las próximas misiones sean cumplidas, y no a medias.

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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