Cuesta arriba la agricultura en Cumanayagua (+ Fotos y Video)

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No hay que ser Juan Candela, aquel personaje del Cuentero Mayor, Onelio Jorge Cardoso, para llenarse la cabeza de ríos, de montañas y de hombres y mujeres, cuando una va tras el desarrollo agrícola de un municipio montañoso como Cumanayagua, en la provincia de Cienfuegos.

Han transcurrido 61 años de Revolución Cubana y los viejos que pueblan ese territorio, recuerdan lo poco que se cultivaba en el lomerío, cada cual con su conuco para paliar tantas hambres.

José Serpa es de esos guajiros rellollos que con 72 años, no lo coge en la cama el cantío del gallo, pues se levanta a las cuatro de la mañana y va a enyugar sus bueyes Navegante y Marinero para arar la tierra.

De pico fino para contar cosas, Serpa recuerda, y cuando habla todos se quedan mirando sus cejas pobladas como las de aquel cuentero: “Yo trabajé la finquita de mi padre desde chiquito. El viejo sembraba su yuquita, boniato, y frijoles, pero ná que ver con lo que se produce ahora, porque el guajiro aprendió a trabajar la tierra”. Lo dice en referencia a la finca El Porvenir donde labora.

Ubicada en las inmediaciones del lomerío, la granja está dirigida por Alcides Hernández Pérez, beneficiado por los decretos que entregan tierras a los nuevos campesinos. Alcides conoció por su padre sobre cómo los campesinos pasaban mucho trabajo, “no se comía arroz todos los días, sino el fin de semana; las variedades de antes eran sabrosas pero de bajo rendimiento”.

A la finca de Alcides nos acompañó la delegada de la agricultura en el municipio Cumanayagua, Ivisley Díaz Águila, una mujer nacida en la premontaña, y criada en las comunidades construidas por la Revolución para las familias campesinas de ganaderos y agricultores.

Lo que conoce sobre la agricultura en esa zona montañosa antes del triunfo de 1959 es por lo estudiado en clases, donde le hablaban de la pobreza de los montañeses. Ella misma es el puro ejemplo del desarrollo de las serranías porque estudió en una secundaria en el corazón del monte, en El Mamey. Se hizo técnico medio, luego logró el título de ingeniera agrónoma y no se detuvo hasta hacerse máster en agricultura sostenible.

Joan Sarduy Alonso, delegado de la agricultura en la Perla del Sur, también nació en esos parajes de Cumanayagua, donde apenas había camino, solo trillos para las arrias de mulos y café.

Cada uno de estos hombres y mujeres nacidos en esa localidad tienen el referente de lo que fue y es ahora. De su geografía de mil 099 kilómetros cuadrados, tiene unos 400 insertados dentro del Plan Turquino.

Tras el triunfo revolucionario, llegó la ley de Reforma Agraria que dio tierra propia al campesino y aupó el desarrollo cafetalero en las montañas, además del impulso a otras actividades agrícolas como la ganadería y el cultivo de cítricos, a instancia del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien recorría esos parajes para mejorar las condiciones de vida de los lugareños.

En los años 90 del pasado siglo se incrementó el flujo migratorio de las elevaciones al llano, por las afectaciones económicas, lo cual repercutió en la contracción cafetalera. Luego se aprobó un grupo de medidas para recuperar el café en las montañas. Con un microclima favorable se estimuló la producción de viandas, hortalizas y frutales en la serranía.

Según Sarduy Alonso todos los años suben 80 mil vitroplantas de plátano Johnson para plantar en las alturas, y desarrollan otros tipos de producciones como maíz, yuca y boniato. Además, las familias de las lomas se autoabastecen de frijol y leche, y tienen sus propios animales dentro del programa de autoabastecimiento del montañés.

Solamente le llevan el arroz y la papa

A través del enrutamiento creado por la Empresa Municipal de Acopio, en especial del Plan Bibijagua, recolectan un grupo de producciones fuera de convenios, y renglones agrícolas pactados para la distribución a la población del llano y las montañas. Asimismo hoy baja del lomerío una considerable cifra de alimentos para la venta en divisa en frontera.

El desempeño del Ejército Juvenil del Trabajo ha sido relevante en el desarrollo de las montañas no solo en la obtención del principal rubro exportable de esa serranía, sino también en la producción de alimentos.

Ivisley, la delegada municipal, refiere que impulsan los polos productivos de las cuatro empresas del municipio. “En Cítrico Arimao tenemos más de 26 hectáreas de plátano y vamos a sembrar fruta bomba y arroz, este último el Talón de Aquiles del municipio. Completamos el polo productivo de Santa Martina, donde hay guayaba, plátano, tomate, frijol y calabaza y los valles de Cabagán y San Juan con variedades de plátanos”.

En esos predios logran mayor incorporación de las mujeres en las actividades agrícolas, para el mejoramiento de su desempeño económico.

Ana Marta Martínez González se convirtió en obrera agrícola en la finca El Porvenir, donde realiza poda, escarde, siembra y cosecha con una buena remuneración; mientras Mercedes Machado Martínez está especializada en el cultivo del tabaco para capa: atiende los semilleros de tabaco, planta las posturas, chapea, fumiga y riega las plantaciones de ese rubro exportable.

En 10 hectáreas de tierra, en la finca El Porvenir, Alcides con sus hermanos y un grupo de trabajadores agrícolas, convirtieron tierras ganaderas en productoras de alimentos, y muestran al resto cuánto se puede hacer cuando se trabaja bien la tierra.

El cultivo intercalado es muy favorable por eso no estamos pidiendo más tierra, lo que hacemos es elevar los rendimientos. A estos suelos pardos le aplicamos materias orgánicas, como el humus de lombriz. Con el tomate se usa la técnica del “tutoreo”, para lograr mayores pariciones y más calidad del producto, ayudado por sistemas de riego San Telmo, muy favorable para superficies onduladas como las que ocupa la finca.

Insertado al Proyecto Segranos y en estrecho vínculo con el Instituto de Granos de Cuba, introdujo a modo de prueba la variedad Maíz Escambray, donde alcanzó rendimientos de hasta seis quintales por cordel.

Con responsabilidad en el autoabastecimiento municipal, la finca de Alcides aporta a la Empresa de Acopio, a las ferias agropecuarias de Cumanayagua y Cienfuegos y al asentamiento El Tabloncito, cercano a sus sembrados. Un vivo ejemplo de que el desarrollo agrícola marcha cuesta arriba tras seis décadas.

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