Cuentas por cobrar y pagar en Cienfuegos: remiendos a un saco roto

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El dilema de las cuentas por cobrar y pagar en Cuba puede resumirse en una palabra: desorden. Los amarres para su control representan soluciones desesperadas ante un viejo problema económico sobre el que no hallamos qué más hacer. Así, en abstracto, parece nada e intrascendente para nuestras vidas, pero por mucho tiempo ha sido esta otra de las causas de la baja  productividad en el país y de las continuas carencias que padecemos.

A finales de 2019 el tema llegó a centrar los debates de la Asamblea Nacional del Poder Popular, toda vez que los números cruzaban con amplitud la línea roja. Solo en el sector del Comercio, la Gastronomía y los Servicios las deudas rebasaban entonces los 2 mil 284 millones de pesos, mientras que los impagos a productores ascendían a 50 millones. Cienfuegos, por cierto, marchaba en el negativo pelotón de vanguardia.

Hoy las cifras del territorio hablan de alguna mejoría. A punto casi de finalizar el actual año, el saldo de las cuentas por cobrar supera los 327 millones de pesos, con apenas el 1,6 por ciento vencidas o fuera del término de pago pactado. Otra situación, menos favorable, exhiben las cuentas por pagar, con dígitos cercanos a los 435 millones de pesos y más del ocho por ciento sin liquidarse en el plazo acordado inicialmente.

Glenia Cristina Díaz González, directora provincial de Finanzas y Precios, explicó que el ligero aumento de dichos estados financieros al cierre del mes de noviembre responde a los bien discretos niveles de ingresos que acumula la Perla del Sur hasta la fecha, a raíz de las restricciones asociadas a la Covid-19 y las dificultades para la captación de mayores ganancias.

“La recaudación de las empresas ha sido mucho menor y las unidades presupuestadas también se afectaron por los reajustes al presupuesto de la provincia, contraído en más de 60 millones de pesos. Ello —dijo— obligó a reducir las cotas de  actividad y supuso una gran limitación para la tenencia de dinero en efectivo. Sectores como Salud Pública, y en menor grado Educación, incidieron de manera significativa.

“Para poder sustentar la pandemia, dependencias médicas y asistenciales como el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM), hospitales y hogares de ancianos, tuvieron que adquirir una suma mayor de inventarios. Esto pasó en relación con entidades élites —Lácteo Escambray, Empresa Cárnica, Productos Frescos, Empresa Mayorista de Productos Alimenticios (Empa) y establecimientos de la Agricultura—, lo cual creó una cadena de impagos que ha crecido y lo mismo ocurre igualmente con su vencimiento”, agregó.

No obstante, en  aras de aliviar el tenso panorama de las finanzas, Cienfuegos aplica en la actualidad varias alternativas de conjunto con el sistema bancario, que buscan resarcir los daños económicos y transitar hacia la más llevadera de las salidas. Créditos, letras de cambio, pagaré, factoraje y cartas de compra, son algunos de los mecanismos impulsados desde  las máximas instancias del Gobierno, con el propósito de conciliar las deudas y evitar presuntos casos de litigio en los tribunales.

De acuerdo con especialistas, estas disposiciones han contribuido a revertir el escenario de las cuentas por cobrar y pagar en la región centro sur de la Isla, tanto que —afirmó Díaz González— no se le debe ni un centavo a los productores. Ahora, que así sea tampoco es síntoma de que todo ande muy bien…

CUENTAS “SANAS” CONSERVAN “AMISTADES”

La peliaguda relación económica entre empresas mayoristas y minoristas del Comercio Interior en el país requirió que el Estado cubano tomara cartas en el asunto a inicios de 2020. El llamado reordenamiento del comercio daría sus primeros pasos con el saneamiento de las finanzas, según acordó la Resolución 25 del Mincin.

Se establecieron de este modo el pago mediante tarjetas magnéticas, el uso de transferencias bancarias, la carta de crédito local para el cobro de los productos de la canasta familiar normada, la modificación de los contratos y la renegociación de las deudas, tras lo cual cambió de un día para otro la realidad contable del Grupo Empresarial de Comercio Cienfuegos (GECC).

Juan Fernández Ortiz, director económico de la Empresa, reseñó el impacto de tales medidas en una frase: “la calidad de la deuda es otra”. Aunque hoy las cuentas por cobrar y pagar de este organismo rondan los 136 millones de pesos (incluso casi dos millones por encima de lo reportado en igual periodo de 2019), los procesos conciliatorios con los principales proveedores dieron al traste con el cese de las sentencias del Tribunal —que obligaban a las entidades del sector a destinar buena parte de los ingresos para saldar cuentas viejas mientras se acumulaban las nuevas— y la aprobación de plazos más largos para liquidar los débitos vencidos.

Lo anterior se refleja en el comportamiento estable de la contabilidad del GECC, que al cierre de octubre solo registraba poco más de 6 millones de pesos en la casilla de sus cuentas envejecidas, un número muchísimo menor a los 38 millones que llegó a sumar el pasado año. “Ese constituye el resultado de las estrategias adoptadas. Lo que ahora Comercio no tiene a la venta es porque no existe en la provincia, debido a las limitaciones para importar y a la gran disminución de las producciones”, acotó Díaz González para descartar cualquier asociación del actual contexto de desabastecimiento con la prevalencia de una cadena de impagos.

Desde la Empa —principal suministrador del comercio minorista en Cienfuegos— trasciende, por ejemplo, la positiva repercusión del cobro a través de tarjetas magnéticas y del montaje de letras de cambio pautadas hasta 2026 para zanjar las deudas vencidas de sus clientes. “Los mecanismos en vigor han ayudado a frenar el aumento de las cuentas por cobrar con respecto a otras etapas, cuando alcanzamos 68 millones de pesos. En menos de un año ha sido posible reducir esa cifra a 39 millones y hoy, por vencimiento, solo acumulamos 1 millón”, precisó Ayda Liste Ramos, jefa contable de la entidad mayorista.

“Anteriormente —añadió— se hacía bastante complejo, pues la difícil condición financiera que presentaban los comercios impedía que efectuaran los pagos en los términos previstos. En estos momentos, el problema más crítico está en la Empresa de Comercio del municipio de Abreus y la de Gastronomía de Cienfuegos, con las cuales se nos dificulta hasta el cobro de las letras de cambio y hemos tenido que prorrogar los plazos aún más”.

Sin embargo, todas las partes implicadas coinciden en los beneficios, enfocados fundamentalmente en la circulación mercantil, sin trabas ni recelos de ningún tipo, y, por ende, la venta de productos al pueblo; ahora en un marcado estado de carestía por los perjuicios económicos que derivaron de la Covid-19 y del recrudecimiento de la política de Bloqueo de Estados Unidos contra la Mayor de las Antillas. Claro, la relación entre los distintos actores pudiera ser incluso mejor de atenderse con el mismo acierto otros fenómenos subjetivos que laten en el ámbito empresarial como los ineficientes sistemas de control interno, la ocurrencia de hechos delictivos, la inestabilidad de los consejos de dirección y el débil funcionamiento de los aparatos económicos.

“Todavía no podemos sentirnos satisfechos, apuntó Díaz González. Debemos reforzar la disciplina contable, de modo que la información que se brinde sobre los cobros y pagos resulte veraz y oportuna. No poderle pagar al primer eslabón de la cadena detiene el proceso productivo y afecta la captación de ingresos por la vía del comercio minorista. Y así, no tendríamos cómo financiar los gastos de Salud, Educación, Cultura, Comunales y de otros servicios presupuestados. Por eso es muy saludable que las cuentas estén al día”. Las soluciones dispuestas desde las estructuras gubernamentales de la nación y la provincia van encaminadas a compensar una situación que llegó a ser caótica. Pero la obligación de pagar las deudas, en el plazo que sea, sigue en pie; de lo contrario tantos remiendos al saco roto no servirían de nada.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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