Cuba: La Constitución y el camino

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Este 10 de abril fue proclamada la nueva Constitución de la República de Cuba, la cual la inmensa mayoría de nuestro pueblo refrendase en el Referendo Constitucional el 24 de febrero del presente año, en hecho que se inscribe ahora como culminación del proceso de reforma bajo la conducción del General de Ejército y Primer Secretario del Partido, Raúl Castro Ruz.

El momento solemne tuvo efecto en la Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuya celebración fuese dispuesta el pasado 25 de marzo por el Consejo de Estado, con el objetivo de que el acto de proclamación se efectuase justo a los 150 años de la primera Constitución mambisa de Guáimaro.

Referente a aquella precursora Carta Magna, Martí escribió en su artículo-crónica titulado El 10 de abril lo siguiente: “(…) Guáimaro libre nunca estuvo más hermosa que en los días en que iba a entrar en la gloria y en el sacrificio. Era mañana y feria de almas Guáimaro, con sus casas de lujo, de calicanto todas, y de grandes portales, que en calles rectas y anchas caían de la plaza espaciosa a la pobreza pintoresca de los suburbios, y luego el bosque en todo el rededor, y detrás, como un coro, las colinas vigilantes. Las tiendas rebosaban. La calle era cabalgata. Las familias de los héroes, anhelosas de verlos, venían adonde su heroísmo, por ponerse en la ley, iba a ser mayor. Los caballos venían trenzados, y las carretas venían enramadas. Como novias venían las esposas; y las criaturas, como cuando les hablan de lo sobrenatural. De los estribos se saltaba a los brazos. Los españoles, alegres, hacían buena venta. Era que el Oriente y las Villas y el Centro, de las almas, locales perniciosas componían espontánea el alma nacional, y entraba la revolución en la república”.

El alma nacional se enorgullece ahora, al tejer entre todos un cuerpo legal que siembra la certeza mayor de que Cuba seguirá siendo un país libre, emancipado, soberano, el cual dirige su proa hacia la continuidad del socialismo como único modelo capaz de garantizar la dignidad e igualdad de los seres humanos.

Por eso tuvo lugar La Demajagua, Yara, Baraguá, Mal Tiempo y la propia Asamblea de Guáimaro. Por eso aconteció la clandestinidad, el 5 de Septiembre, la Sierra Maestra, el Escambray, Girón y el sacrificio y entrega de un pueblo por más de sesenta años, siempre con la nefasta espada de Damocles del imperialismo norteamericano sobre su cabeza.

Bajo la sombrilla de la Constitución recién proclamada se asienta y sustenta la convicción de un pueblo que ve contemplados dentro de esta Carta Magna, moderna y atemperada a las urgencias de la época, los derechos por los cuales ofrendó su fe; como también los deberes que determinan la ordenanza de la sociedad en disímiles planos.

La flamante Carta Magna marca el camino, pavimenta la senda y coloca las señales. Ahora nos corresponde desandarlo mediante amor y trabajo, cuidarlo, fortalecerlo y estar atento a todo cuanto pueda dañar esa vía escogida por nosotros.

La calidad de la obra presente y futura de los compatriotas devendrá el principal acto de consecuencia con los preceptos e ideales defendidos en la proclamada Constitución de la República de Cuba.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica