Cuba: Cultura nacida del sacrificio mayor de un Pueblo

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 11 segundos

Conmemoramos el 20 de octubre el Día de la Cultura Cubana. ¿Por qué se conmemora precisamente este día…?   Es que nuestra cultura nació sobre un corcel y una circunstancia histórica que se hizo canto de Patria y Libertad y que se revive cada vez que somos capaces de entonarlo desde el alma. Puede que no sea exacta, pero existe una imagen pintada y descrita. Es la de un pueblo en lucha por su libertad, cantando con armas a la mano, alrededor de un poeta-combatiente.

En un hermoso cuadro, digno de una leyenda patriótica, se nos presenta a un conspirador, líder de un pueblo que pelea contra el colonialismo de España que los esclavizaba.  Está junto a Carlos Manuel de Céspedes, el Iniciador de la epopeya. Es su compañero de infancia e ideales, es también un General de la Revolución. Poeta y combatiente enamorado, Pedro Figueredo, al que todos llaman Perucho, está montado a caballo; cruzada una pierna, la otra en la montura, escribe la letra de un himno de combate, que ya los habitantes de su ciudad, Bayamo, conocen y tarareaban. Pero ahora esos hombres y mujeres, inflamados por las ilusiones dentro del pecho, están a punto de tomar la ciudad y desalojar a los colonialistas que les disparan…

¡Puede que no sea exacto, pero se cuenta la versión de que cada vez que el poeta Pedro Figueredo, pero a quien todos llamaban Perucho, componía un verso y conformaba una estrofa, allí, en medio de los combates por la ciudad de ellos. En a confusión, la gente se los aprendía y cantaban, cantaban en coro gigante, voces que se mezclaba con el entrechocar de sables y machetes, y el sonido y el humo de los disparos. El himno iba imponiéndose sobre esos ruidos de libertad…

Puede que no sea exacto, pero así le nació a la Patria su Himno Nacional: la primera línea del gran poema de la Revolución nacida diez días antes, aquel 10 de 0ctubre de 1868, que todavía hoy se lleva adelante y se defiende.

Cuando nos nace la Nación, cuando los mambises toman Bayamo el 20 de 0ctubre e instauran allí el Gobierno de Cuba en Armas; cuando no pueden sostenerse luego contra el poderío de un imperio que lanza todas sus fuerzas sobre ese punto focal de la Revolución, los habitantes de Bayamo, combatientes o no, acuerdan a principios de 1869 el sacrificio mayor que pueda hacer un pueblo rebelde: convertir en cenizas su ciudad, sus casas, su patrimonio familiar, arrasarlo todo por las llamas redentoras, exterminar todos sus bienes y salir a la manigua a luchar, todos, mujeres, hombres, niños, ancianos, enfermos, no permitir que el enemigo recupere su ciudad-símbolo, impedir que aplasten la gloria de un pueblo dispuesto a perecer antes que ser ocupado por el invasor… Y éste, cuando logra acercarse a aquella pira enorme se sentirá derrotado y dirá como en una queja: ¡estos cubanos están locos!… ¿Existirá sacrificio mayor, lección suprema…?   Así nació, con aquella desobediencia política, una Revolución. La única, la que defendemos hoy.

Tenemos antecedentes, sí. Es una tradición. Una tradición nacida en 1512 cuando los aborígenes, con lanzas de palo, aguzadas y endurecidas al fuego, aquellas “azagayas” que admiró a Colón, y piedras, asumieron la defensa de su territorio contra un invasor que usaba arcabuces que la indiada creía que eran “palos que lanzaban fuego” y las armas primitivas se estrellaban contra las corazas de los escudos, pero en sublime acto de rebeldía seguían luchando hasta la exterminación de la raza. Y luego, cuando los negros esclavizados, traídos del África se convirtieron en el “explosivo histórico del Caribe”, fueron otros antecedentes de aquel acto maravilloso de 1868. Después la historia lo repetiría en el ataque al cuartel Moncada, en el desembarco del “Granma”, en la Sierra Maestra, en la sublevación de Cienfuegos, en el Abril de Girón, en la Crisis de 0ctubre en que preferimos morir arrasados por la guerra atómica que entregar la Patria, en más de 50 años de bloqueo imperial, bajo cuyo signo nacieron varias generaciones de cubanos… Es una cultura como la de ningún otro pueblo. Por eso esta historia la deben recordar todos. Eso nos explica.

Nuestra Cultura Nacional nació así forjada al calor de los combates que ansiaban contener al enemigo que les privaba de la independencia, la soberanía, de su libertad nacional y personal.

No le viene a Cuba su cultura del arte reposado, de la apacible contemplación de la belleza: le viene de la intranquilidad de su espíritu rebelde y justiciero, de su dignidad y de su patriotismo.

Por eso en Cuba la cultura es más que teatro y música, más que óleo y pincel, más que orquestas y danzantes, más que escritores y poetas desvelados. Nuestra cultura nace del difícil bregar cotidiano, del estudio sistemático, de la defensa de su legítima creación. Nuestra cultura es la Nación y su defensa.

Así Cienfuegos, de igual manera, nació con características propias: con ascendencia más cercana a la Francia de sus fundadores que a la propia España de sus colonizadores; surgió su economía y su riqueza del sudor y de la sangre de los esclavos negros y chinos que la crearon y de la miscegenación y transculturación de sangres y culturas muchas; nació con atractivo urbano no para venderlo al turista, sino para disfrute de nosotros y de los que vengan a complacerse de lo que hacemos por ella. Eso es Cultura y es Historia. Los cubanos, y “los cubanos de Cienfuegos” somos portadores de la cultura de la resistencia, heredada de aborígenes, fundadores, héroes y mártires de todos los tiempos, ingredientes culturales con que se hacen los pueblos libres.

Por eso festejamos el Día de la Cultura Nacional con esa imagen del patriota componiendo sobre su caballo un Himno de Libertad.

Visitas: 159

Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *