Cuando no basta una muerte para matar al héroe

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Tal vez ese 5 de septiembre de 1957 el alférez de fragata José Dionisio San Román Toledo ya supiese que a él habría que buscarlo en el mar, que a su inmensidad y a la Revolución se debía. Quizás por eso, a suerte de premonición, le dijo a su hermano que si no lo encontraban, lo buscaran en el mar. Precisamente en ese azul, a veces más turbio y a veces menos, lo arrojaron en una fecha imprecisa para muchos. Allí lo “fondearon” y aunque fondear para la Real Academia de la Lengua sea reconocer el fondo del agua, registrar una nave, examinar algo con cuidado…, para la dictadura de Batista significaba que los cuerpos de sus enemigos reconocieran el fondo del agua, muertos o vivos, daba igual; el resultado siempre sería uno: muertos.

Varios son los puntos de convergencia de las diferentes versiones de su muerte, solo la línea se bifurca un tanto cuando se alinean la hora, la fecha, el lugar, y la incertidumbre de si aún respiraba cuando fue lanzado al agua.

Luego de tomar Cayo Loco y descubrir que el levantamiento solo tuvo lugar en Cienfuegos, Dionisio toma la decisión de establecer contacto con la fragata 101, circunstancia que terminaría exponiendo su vida al peligro.

“El plan original consistía en tomar las armas e irse al Escambray a formar un segundo frente guerrillero. La Sierra por un lado y el Escambray por el otro. Pero no hubo manera.

“La marinería de ese barco se percata de que hay un avión encima y de que San Román está a bordo y, mediante la fuerza, obligan al capitán Martínez a delatar a Dionisio. Después llegaron órdenes de eliminarlo físicamente, pero Martínez se opuso a cumplirlas y lo entregó”, narra el periodista Andrés García Suárez en su libro sobre el levantamiento popular del 5 de Septiembre.

Según lo publicado por el diario La Correspondencia el 9 de marzo de 1959 y en referencia a la causa No. 1 de ese mismo año*, donde fueron acusados y sancionados militares implicados en estos hechos, San Román fue entregado y conducido a un avión Catalina, de la Marina, que lo trasladó a la capital.

“Cuando lo bajaron del avión, el teniente Heriberto Izquierdo lo condujo hasta el garaje de la casa del teniente Ramón Crucet. De allí llamaron a Laurent** y cuando este llegó salieron inmediatamente hacia la casa del contralmirante José Rodríguez Hernández, donde llegó ya en malas condiciones, pues había sido bárbaramente golpeado en la casa y en el interior del automóvil”.

El propio artículo informa que lo llevaron hacia el castillo de La Chorrera en el auto del comandante Blanco. Ya allí, lo montaron en el yate “4 de Septiembre”, de la Marina, y lo lanzaron al mar en la madrugada del día 10.

Sin embargo, las investigaciones de Milagros Gálvez Olivera, vicepresidenta del Grupo de la Historia Marítimo Naval de la República de Cuba, sostienen que fue torturado y asesinado en la madrugada del 12 en el lugar ya antes citado, ubicado en el actual municipio de Playa.

Basándose en testimonios y actas de los juicios de los sancionados por estos crímenes, la estudiosa establece que los cuerpos de San Román y el exmarinero Alejandro González Brito fueron tirados en la margen este del río Almendares, donde hoy está apostado el barrio El Fanguito. Ambos tenían lingotes de cemento atados a sus pies.

Otra fecha también esgrime García Suárez: “A los ocho días o nueve del 5 de septiembre, puede ser el 14 o el 15 de septiembre, es cuando lo fondean. Lo tiran en la desembocadura del río, como hacían con muchos revolucionarios”.

Con el triunfo revolucionario intentaron recuperar los restos a partir de la reconstrucción que hicieran los implicados, según lo revela la prensa de la época; aunque todos los esfuerzos fueron en vano.

Más allá de las aristas e imprecisiones, lo cierto es que Cienfuegos fue por 24 horas el primer territorio libre en toda Cuba. Las muertes de Dionisio y de otros tantos no fueron el eslabón olvidado.

*Causa No. 1 del ’59, contra los delitos continuados de asesinato, tortura, lesiones y vejaciones cometidos por agentes de la Marina de Guerra.

**Julio Laurent, jefe del Servicio de Inteligencia Naval (SIN)

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Yadiris Luis Fuentes

Licenciada en Periodismo por la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río en 2015. Egresada en 2014 del XVI Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz en el apartado de Literatura.

Un Comentario en “Cuando no basta una muerte para matar al héroe

  • el 4 septiembre, 2017 a las 11:24 am
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    El levantamiento del 5 de sept de 1957 aunque no logró el objetivo desde el punto de vista militar previsto, si constituyó una demostración de que un pueblo entero estaba en contra de la oprobiosa dictadura de Batista que se calcula le quitó la vida a aproximadamente a 20 000 cubanos en su inmensa mayoria jóvenes que soñaban con un futuro mejor para su pueblo,lo que distengue ese levantamiento es que se mezclaro civiles y militares que se oponian a un régimen de oprobio que hoy algunos desagradecidos quieren hacerlo ver como una etapa de prospéridad y miran co añoranza la década del 50,sin embargo fué una década donde creció el martirologio de este noble pero redentor pueblo de Cuba del que debemos estar eternamente orgulloso todos los cubanos dignos.Gracias infinitas a los héroes y mártires del 5 de septiembre.

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