Cuando las cosas se viraron al revés, o al Derecho (+Audio)

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Su historia tiene el sabor del café, pero no cabe en una cafetera. Dice que lo toma a cada hora, en la mañana y en la noche, al mediodía y cuando cae la tarde. Su historia lleva implícita una pasión efervescente, de esas que hierven, huelen, salpican y cuelan como la mejor infusión cubana.

Mayelín Castillo Lobaina dejó de llamarse así hace mucho tiempo, para ser la fiscal vecina, la madre fiscal, la hija fiscal, la fiscal que sube la guagua en la misma parada todos los días, la fiscal que conocí en la bodega, la amiga fiscal…, 25 años de labor en la Fiscalía Provincial de Cienfuegos no dejan otra alternativa, ni siquiera tiempo para digerirlo.

El Tribunal decide en el juicio, pero los fiscales tienen una palabra fuerte, narran a partir de las pruebas policiales, reconstruyen los hechos exhaustivamente… A ti han llegado casos de alta repercusión en Cienfuegos, de esos que la gente comenta en la calle ¿has sentido miedo?

Miedo no, pero sí incertidumbre de cómo se va a recibir nuestra posición en el Tribunal y el público. Pasa mucho que los familiares de los acusados o de las víctimas, sobre todo con los primeros, casi nunca están conscientes de cuál es nuestro papel. Las personas deben entender que han llegado a esas circunstancias no por culpa nuestra, sino por la conducta de alguien (…) Acá tenemos un departamento que protege a la familia y los casos de niños víctimas, ambos llevan un tratamiento especial. A veces las personas exigen mucho más o quieren sanciones mayores a la privación de la libertad, eso es entendible, pero las leyes son leyes”.

Entonces, ustedes deben estar calmados… aun cuando exista una fuerte presión.

En calma para tratar con las personas, pero para nosotros poder realizar nuestro oficio debemos sentir una pasión enorme, tener la chispa encendida y sin ingenuidades. Además de una cultura amplia, pues las personas preparadas intelectualmente son más flexibles y no ven las cosas con rigidez; cada caso es el más importante.

La visión que las personas tienen en la calle del fiscal está asociada generalmente a nuestro desempeño en los juicios, quizás, porque allí es donde más nos mostramos al público, pero hoy también resulta facultad de la Fiscalía ejercer el control sobre la investigación, o sea, esa investigación previa al juicio aunque la realiza en Cuba el Ministerio del Interior nosotros supervisamos la recopilación de datos y pruebas”.

En 25 años ¿cuál ha sido el caso que más le ha marcado, con el que sufrió…?

Hay muchos, pero uno todavía lo tengo en el medio del pecho. Ya han pasado los años y todavía está… fue un caso de maltrato sexual prolongado contra un niño. Quien cometió ese delito era un miembro allegado a la familia; hoy todavía está cumpliendo una sanción bastante severa que se le impuso.

Todavía guardo la mirada de ese inocente, el cual ha cargado consecuencias nefastas para su desarrollo por esa violación, y también marcó mucho a los padres, quienes sufrieron lo ocurrido. Hubo que interactuar directamente con ellos, y el juicio fue bien doloroso al reproducir todas las pruebas (…) No existe en la provincia un centro donde se puedan filmar los testimonios de los niños, y eso ayudaría mucho a evitar volver sobre lo ocurrido otra vez.

También hay que trabajar más en concienciar a la población de que ante un hecho contra los menores o mujeres se deben denunciar, en ese sentido hay que ganar en cultura”, dice con un profundo sentido de pertenencia por la profesión escogida, y uno piensa mientras la oye en lo dichosos que somos al tener gente así, que no se rinde y sigue, porque hay que seguir.

No se puede ir a un tribunal a comenzar a investigar; allí se va después de agotada la investigación, la cual surge de un hecho que alguien denunció. Lo primero es determinar si lo narrado por ese alguien ocurrió, y luego delimitamos los implicados en el mismo…, a veces, eso se sabe enseguida, pero en otros lleva tiempo y, en menos, nunca se llega a saber.

¿Le ha pasado que nunca se llega a saber “el quién” en sus 25 años de fiscal…?

Claro. Esos casos en los cuales no llegamos a determinar el autor, pasan al Ministerio del Interior hasta que se encuentre una solución, pero el expediente no se guarda, seguimos un poco más distante la supervisión del caso. También ocurre que después de muchos meses o años aparecen nuevos elementos para la investigación, y todo queda resuelto cuando ya casi nadie del barrio o las propias víctimas se imaginaban.

Cuando hay un hecho delictivo que atenta contra una empresa, o sea malversación, la Fiscalía lógicamente defiende los intereses del Estado, pero cuando la víctima es un individuo, procedemos de la misma manera.

Aquí hemos tenido procesos en los cuales estudiamos Medicina, porque tienen que ver con ese ámbito; otros con el sistema educacional y debemos entender los procesos asociados a cada sistema (…).

Un fiscal escribe, relata algún suceso, eso lo tenemos en común…

El escrito acusatorio es una narración en tercera persona, en pasado y con determinada fundamentación. Por tanto, esa narración lleva implícita los elementos típicos del delito.

La investigación al menos a mí me fascina, sobre todo, dirigirla y controlarla, porque nosotros sabemos lo que nos hace falta para demostrar el hecho. Pero el juicio oral también me apasiona, es el momento donde recreamos toda esa investigación que tanto tiempo estuvimos armando.

En el departamento los fiscales hablamos de las peculiaridades de algún que otro proceso, es como para contarnos las diferencias entre cada caso, y de alguna manera también nos sirve para darnos alertas sobre temas específicos. Muchas veces, es tomándonos un café…”.

¿Las leyes se quedan en la oficina o viajan contigo para todos los lugares?

Siempre andan en el bolso. La profesión nuestra impacta en la familia, lo que uno tiene que tratar es que sea desde lo positivo. A mis hijas les cuento algunas historias, y me gusta educarlas en esas cosas, que no sean ingenuas ante la vida y que a la vez conozcan de civismo. Uno no deja de ser fiscal cuando termina la jornada laboral, de la misma  manera que tampoco dejamos de ser madre o hija o esposa.

La gente posee la imagen del fiscal con su toga negra hablándole a un tribunal, al auditorio, pero no es así. Hoy es un órgano que llega a toda la sociedad y que ha evolucionado para parecerse más a su tiempo”.

En la actualidad ocho de cada 10 fiscales en Cuba son mujeres, al igual que el 75 por ciento de los cuadros de dirección de la Fiscalía General de la República. Mayelín Castillo Lobaina es una de ellas. Y aun cuando ya no acude tanto a la sede judicial, porque está haciendo labor de supervisión, a su mesa llegan los casos más complejos del territorio…, “pero es como si acudiera. Siempre que pueda venir alguien detrás con mayor experiencia revisando nuestro trabajo es una garantía, y este puesto me da esa oportunidad”.

Quiso ser sicóloga, mas las vueltas del mundo estudiantil la anidaron en el árbol del Derecho. Todavía hoy reconoce que después de graduada no había despertado en ella el amor por esa profesión. Fue allí como fiscal que las cosas se viraron al revés, o al derecho, y comenzó su historia, esa ligada al café, pero que no cabe en una cafetera.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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