Cuando el ingenio aporta millones

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Poner una pieza aquí, quitar otra allá. Pensar, estudiar, investigar. Hay un problema, un nudo que traba el proceso productivo. Urge desatarlo. Pensar, estudiar, investigar. Darle vueltas a una idea hasta cristalizarla. Al fin, la respuesta llega.“La necesidad es la madre de la invención”, dijeron Platón y Einstein, cada uno a su modo. Y bien lo sabe la ingeniera química Nery Saavedra Pérez, tecnóloga de proceso en la Refinería de Petróleo Camilo Cienfuegos, quien este año mereció el Premio al Trabajo de Mayor Impacto Económico, otorgado por el Buró Nacional de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR).

El imperativo de hallar soluciones a los problemas que enfrentamos día a día despierta el ingenio, hace que brille el talento. El de Nery rutiló, en esta oportunidad, por la sumatoria de algunos trabajos que aportaron alrededor de 8 millones de dólares a la economía nacional. Su perspicacia permitió al país poner a producir la planta hidrofinadora de diésel, que debido a la falta de piezas para los compresores, había paralizado y, gracias a su innovación, se puso a operar solo con el hidrógeno fresco que venía de otra planta donde se produce nafta.

Otro fruto de la pasión creadora de Nery fue que una planta detenida por los efectos del bloqueo logró producir diésel especial directamente desde el destilador con mezclas en línea. Esto propició disponer, para el parque de transporte, del combustible utilizado en los grupos electrógenos para la generación de energía eléctrica.

Su inventiva no queda ahí, sino que va dirigida también al mantenimiento técnico de la planta y a la creación de condiciones para mejorar la tecnología. Pero no labora sola. Como toda persona dedicada a la investigación, aprecia el trabajo en equipo, elemento que hace viable toda esa inventiva. “Estos trabajos no son mi obra particular —aclara Nery—, pues una nunca hace nada sola. Siempre cuento con el apoyo de mi jefe de planta, de sector, los compañeros del grupo de ingeniería de proceso que me permiten materializar todos estos trabajos”, resalta.

Graduada de Ingeniería Química en 1985, Nery comenzó recorrer los pasillos de la innovación cuando inició su vida laboral en la Fábrica de Cemento 26 de Julio de Nuevitas, Camagüey, donde había un movimiento innovador con una fortaleza increíble.

“Realmente fue muy inspirador trabajar con esos compañeros que con una sencillez grandísima buscaban soluciones todos los días, además de que como ingeniera me interesaba devolver todo aquel bagaje técnico aprendido en la especialidad (soy especialista en refinación de petróleo), y buscaba mi preparación como profesional. También los requerimientos de la fábrica. Siempre la innovación surge porque hay una necesidad y después que tienes la urgencia de resolver algo, lo que te queda es echar a andar tu conocimiento, habilidad, en aras de buscar el remedio, junto a tus compañeros, para ese problema”.

¿Cree necesario, en los momentos actuales, seguir incentivando el quehacer de la Anir?

“Pienso que sí. En Cuba hubo años en que la Anir se deprimió mucho, pero ahora hay un resurgir, por lo menos en la Refinería donde laboro es así. Creo que debe ser una estrategia de los gobiernos, el Partido, los sindicatos, mantener vio el trabajo de la Asociación, donde la gente lo da todo, participa por aportar, brindar soluciones y muchas veces no se tiene en cuenta esas contribuciones. Es imprescindible mantener el trabajo de los aniristas”.

¿Se siente satisfecha?

Sí, una de las cosas que te animan a seguir es el desafío de buscar soluciones a los problemas, es un incentivo de todos los días. Pero no puedo dejar de mencionar el papel de la familia en todo esto. Muchas veces llegas a la casa con tareas pendientes, tienes que estudiar, sacar cuentas, porque cada trabajo debe estar soportado técnicamente, requiere de todo el rigor científico, pues es el respeto a ti misma y a tu labor. Por tanto, mi familia es el apoyo incondicional para dedicar mis tiempos libres a la tarea innovadora. Tengo dos hijas. La mayor es socióloga, profesora de la Universidad y la menor, ingeniera física nuclear. Ambas son másteres en Ciencias e investigadoras. Eso quiere decir que en ellas está sembrada también esa necesidad de innovar.

¿Cómo valora la participación de la mujer cubana en la ciencia y la innovación científica?

“Creo que el papel de la mujer es fundamental. Nosotras desarrollamos la capacidad de buscar salidas a los problemas desde que nacemos. Aportamos muchísimo, con enorme seriedad y rigor científico. Pienso que como yo, seguramente otras mujeres en Cuba tienen este u otro premio y si seguimos buscando, encontraríamos otras con muchísimos méritos también”.

Nery, camagüeyana de nacimiento, debido a razones laborales hace doce años llegó a Cienfuegos, por lo que se considera hija de esta ciudad por adopción. En esta urbe a la cual, dice, tiene mucho que agradecer, se siente bien acogida y ha encontrado excelentes amigos.

Si tuviera que describir a una persona innovadora, ¿qué diría?

“Que es alguien muy intranquilo, que siempre está pensando, meditando, inconforme, con ansias de dar un paso al estadio superior. Que constantemente estudia, se prepara, porque cada día debe acoplarse al avance de la ciencia y la técnica, las nuevas tecnologías. También diría que es una persona abnegada, sacrificada pero, ante todo, necesita ser modesta, sencilla y dispuesta a aprender de los que saben, desde la persona que crea más insignificante en su puesto, hasta los eruditos”.

Hace más de 30 años, Nery aprendió la lección. Desde entonces no para de inventar, escudriñar en los libros, hurgar en su ingenio para que de su talento broten algunos millones que necesita el país.

Nery en el momento de recibir el reconocimiento en su provincia en ocasión de la Jornada del Innovador. / Foto: Yudith

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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