Cuando despertó, la comida todavía estaba allí

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El tornado ciego del período especial hizo sucumbir demasiadas cosas en Cuba y entre ellas el modelo de una agricultura a tanque lleno propia de la época cuando llegaron a importarse hasta barredoras de nieve. Fuentes de financiamiento, planes de expansión de cultivos y programas de desarrollo a plazo mediato debieron escindirse, si bien nunca se relegó la mirada lúcida de considerar a la agricultura como área estratégica. A medida que el sector fue recobrando energías, continuaron introduciéndose esos experimentos que jamás dejaron de aparecer en el sector. Se eliminaron estructuras y crearon otras, surgieron modelos de gestión/comercialización y actores inéditos en el entramado de la distribución-venta. Irrumpieron nuevos escenarios no necesariamente mejores que los anteriores que, aunque con fallas, en algunos casos funcionaban con cierta eficacia. Lo cierto por lo dudoso.

Así, la comida producida en nuestros campos -en ocasiones solo a pocos kilómetros de las ciudades-, se encareció más que si fuera importada de Letonia. Pero en realidad (la vida lo está probando ahora), ese alimento nunca desapareció. Los progresivos pasos de recuperación en marcha dan muestra de que, parafraseando al celebérrimo microrrelato de Augusto Monterroso, tras comenzar a emerger de la pesadilla de ese letargo, el cubano podría afirmar que “cuando despertó, la comida todavía estaba allí”. En menos de seis meses (de diciembre -y los pronunciamientos de delegados y de la dirección del país en la Asamblea Nacional-, a junio) la situación no es extraordinariamente mejor, pero ya comienzan, en tan breve plazo, a advertirse paulatinas, claras señales de mejoría. Avances que todavía deben alcanzar peldaños muy superiores. En pos de eso se trabaja, tanto a rango nacional como provincial.

A una mayor intencionalidad en la política de siembras, la rotación de los cultivos y el potenciamiento de las áreas bajo riego en Cienfuegos, súmase el fortalecimiento de la red de ventas, a partir del rescate de esas estructuras para el sistema de Acopio y el consiguiente mejoramiento en las condiciones de almacenaje de las naves y las áreas de pesaje, pese a limitantes en básculas.

No solo resulta importante el anterior elemento, sino además la base subjetiva de los trabajadores y en tal sentido se les ha capacitado acorde con las nuevas reglamentaciones, los precios y el relieve de contar con listados oficiales de los gravámenes actuales en pizarras informativas de calidad, no escritas con tiza, si bien lo anterior no anda aun a punta en todos los sitios.

Acopio se nutre de algunos equipos nuevos y otros por llegar (si bien el sector todavía no cuenta con la logística necesaria aquí a efectos de cubrir la red general en toda su dimensión) para el reforzamiento de la recogida de los productos agropecuarios -antaña deficiencia- y expande la figura de los gestores: básicos a efectos de confirmar las producciones en el campo.

Antes de 2008, Acopio poseía en la provincia 408 instalaciones de venta a la población, entre mercados, placitas y otras unidades. En la actualidad solo dispone de 18 mercados y 68 puntos de venta. El resto pasó a las bases productivas, al sufrir la entidad una depresión ostensible. La idea es fortalecer esa red, primero con reparación, mantenimiento de mercados y puntos y luego recuperación paulatina de instalaciones en los sitios de mayor volumen poblacional. Se trata de un proceso escalonado, en sintonía con el desarrollo del programa de los puntos, del enrutamiento, de disponer del transporte debido. Los 83 puntos de acopio, en fase de consolidación, deben convertirse en sitios de compraventa, ubicados en el asentamiento donde radican las propias bases productivas, encargadas de abastecerlos, y que sean estas la cuales los administren.

La Agricultura en Cienfuegos, por otro lado, recibe tecnología: tractores para la preparación de tierras, implementos y equipos de riego. Ahora están montándose diez máquinas de riego entre Horquita y Juraguá, en proceso de revitalización. Muestra de la esencial inversión del país en el giro.

Es plausible el despertar manifestado en el territorio en distintas producciones, con especial realce para la producción lechera. Resulta clave incrementar la producción en todos los frentes, de manera que se acabe de desterrar el escenario de mercados con estantes vacíos o magro surtido y esa comida que nunca faltó (solo que no sabíamos buscarla o iba por el camino equivocado), abunde más en la mesa del cubano. Con más calidad y menores precios.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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