Cronología de un proyecto necesario para la formación de las nuevas generaciones

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En el contexto educacional, toda iniciativa que tribute al perfeccionamiento de los modelos merece ser aplaudida; mucho más, cuando los resultados prácticos saltan a la vista. Tal es el caso del proyecto “Transformar para Educar”, comenzado nueve años atrás. “Empezamos en 2012 con un fuerte impacto sobre todo en los círculos infantiles”, nos recuerda la autora principal del trabajo, la MSc. Elizabeth Gradaille Ramas. “Cuando el niño es pequeño los padres se implican mucho en su formación; ya después que van creciendo se hace un poco más complejo; ellos solicitan independencia y los padres se la dan.

“Luego hemos visto como se ha extendido, progresivamente, a diferentes niveles de la enseñanza. En 2014 se aplicó, satisfactoriamente, en algunas escuelas primarias y especiales. En 2016 se llevó a los ocho municipios cienfuegueros y se introdujo en secundarias básicas y, algo más adelante, en preuniversitarios como el ‘Martín Dihigo’, de la ciudad de Cienfuegos.

“Que los padres, o algún representante de la familia, y los líderes de la comunidad donde está enclavada la escuela participen en las decisiones pedagógicas que se toman en el ámbito escolar”. Así plantea su objetivo esta profesora universitaria.

Uno de los referentes teóricos de la educación popular, Paulo Freire, declara que la autonomía del individuo se construye en la experiencia diaria mediante la toma de decisiones y la responsabilidad social. Es esa la concepción de “Transformar para Educar”. En la manera en que se ha logrado recae uno, si no el más importante, de sus aciertos.

Aunque se ha generalizado, la experiencia se concibió para estudiantes universitarios. “Ese estudiante al que la familia apoya y se preocupa es diferente; tiene un empoderamiento, una autonomía… puede tomar decisiones y responsabilizarse por sus elecciones”. Cuando explica ese tipo de comportamiento, Gradaille Ramas no habla desde lo conceptual, sino desde la medición de un impacto real, visible ya en alumnos de carreras pedagógicas.

En 2020, la propagación de la Covid-19, se convirtió en un punto de giro. Si hasta ese momento se buscaba la implicación de la familia y de actores comunitarios en las dinámicas escolares, sobrevino la oportunidad para implicar a los estudiantes en la solución de los problemas de la comunidad.

Estudiantes y profesores intervienen en labores sociales en el Consejo Popular de Tulipán./Foto: Ángel Bermúdez

La MSc. de la Educación, Elizabeth Gradaille destaca el importante rol en labores sociales asumido por estudiantes universitarios y profesores vinculados a “Transformar para Educar”, en consejos populares como Tulipán y la Juanita Dos y la gran aceptación alcanzada.

Deviene este flujo bidireccional, ese sistema de relaciones e interacciones, aporte esencial del proyecto que no solo construye autonomía y compromiso social en los jóvenes, sino que refuerza la responsabilidad compartida por la familia y otros actores sociales en la formación de las nuevas generaciones

Aunque nació y se gestó inicialmente en Cienfuegos, “Transformar para Educar” se ha convertido en una investigación de la Asociación Nacional de Pedagogos. Sus bases se aplican hoy, por resolución ministerial, en todo el país. Muy recientemente, mereció el Premio Citma 2020.

En materia de procesos y transformaciones sociales casi una década es aún poco tiempo. Sin embargo, resulta ya evidente lo que esta iniciativa puede aportar en función de formar profesionales comprometidos socialmente, individuos de ciencia y con conciencia social. Nada más afín con la ética que promueve el modelo social cubano.

El proyecto promueve la formación de porfesionales con autonomía y responsabilidad social.

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