Costa Rica votó y perdió

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Costa Rica es considerado un paraíso en Centroamérica por sus elevados índices de desarrollo humano. Según informaciones, integra la lista de los cuatro países de mejor nivel de vida, antecedido solo por Chile, Argentina y Uruguay. Pero Costa Rica, nación que abolió el ejército en 1948, casi al terminar la Segunda Guerra Mundial, en tiempos de belicosidad, dando muestra de una avanzada democracia, se ha debatido en estos días ante el dilema de aprobar o no el Tratado de Libre Comercio (TLC), asunto que no tiene nada de democrático.

Desafortunadamente, los costarricenses sensatos, aquellos que se oponían a la firma de ese engendro de tratado que no es más que el pretexto para robar a un país su identidad, perdieron. Solo el 59,8 de los ciudadanos habilitados votó y el resultado fue de 51,7 a favor y 48,3 en contra. Fuentes oficiales han declarado que después del referendo cualquier intento dilatorio en contra del TLC será tomado como una conducta antipatriótica, afirmación que puede mover a la hilaridad si no se tratara de un asunto en extremo serio.

¿Es que acaso abrir las puertas del país a la adhesión y a la sumisión a Estados Unidos, a perder el derecho intelectual y patentes, así como hacer más corto cada vez, el cordón de la dependencia tecnológica es tema para ufanarse de patriotas?

Eran demasiados los intereses, pesaban mucho los comentarios de que la firma del TLC “abriría una ventana de posibilidades y de despegue al desarrollo, así como buscar una sociedad más justa”. En realidad el acuerdo había sido rubricado desde mucho antes, desde el instante mismo en que el propio presidente le pedía a los costarricenses, desde un spot televisivo, votaran a favor.

Una vez más Latinoamérica pierde, en ese rosario de intenciones de los Estados Unidos por dominar a todos los que estamos situados, geográfica y económicamente, debajo de su línea de poder. Pero al menos se generó una polémica de varios días, la gente se fue a la calle a defender el derecho a no tener dueños ajenos, a querer un país para ellos mismos, sin la injerencias de los poderosos.

El TLC en Costa Rica es y será noticia, como lo fue, en su momento, Argentina y su corralito, pero al cabo, serán los ciudadanos de menos recursos a quienes les dolerá un tratado que fue firmado por otra manos, pero que repercutirá en sus exiguos bolsillos, en la economía, en los ecosistemas, y consecuentemente traerá consigo cambios sociales nada halagüeños.

Concuerdo con la afirmación hecha por los políticos costarricenses, más interesados que nadie en la firma del TLC, de que será una apertura, lo que no detallaron es que será a quedar desarmados y dejar los recursos sin protección, porque esta vez Costa Rica votó y perdió.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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