Corrupción

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La corrupción es un cáncer. Contamina el tejido social. Una vez instaurada a gran escala, puede dar al traste con el orden y la estabilidad de un país. Cualquiera sea su sistema social. Junto con la miseria, el hambre y las enfermedades, la corrupción de que hacen gala algunos políticos y funcionarios públicos en América Latina y en otras partes del mundo, vuelven ingobernables las naciones que representan.

La prensa internacional refleja, con demasiada frecuencia, cómo en estos tiempos los presidentes, los primeros ministros, los ministros, empresarios y otros que de una forma u otra detentan el poder, a cualquier nivel, son llevados ante la justicia, procesados y hasta encarcelados por el enriquecimiento fraudulento en que incurrieron durante el ejercicio de sus funciones.

Cuba, ubicada en el colimador de la potencia económica y militar más poderosa que haya conocido la humanidad, está igualmente amenazada por los embates de ese mal.

En momentos en que la Administración neofascista de George W. Bush agudiza su guerra económica contra este país, estimula, abiertamente, conductas igualmente dañinas contra la estabilidad del sistema social que edificamos.

Hoy, los que desde el Norte hablan de “acelerar el día en que Cuba sea un país libre, de incrementar el apoyo a la contrarrevolución interna, de recrudecer las acciones subversivas y de socavar los planes de sucesión del régimen”, alientan también el egoísmo, la ostentación, la vida fácil de aquellos cuyos intereses dejaron de identificarse con los del pueblo.

Hace unos años, al clausurar el VI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, el Comandante en Jefe llamó a impedir a tiempo que elementos antisociales nos corrompieran la sociedad. Llamó a ser implacables contra los lumpen, contra los ladrones, contra esos que quieren hacer miles y decenas de miles de pesos violando las leyes.

Ante una amenaza similar a la que hoy nos acecha, Fidel ponía a la población en estado de alerta ante el peligro de la contrarrevolución: “Creo que debe ir sumándose la experiencia, los mayores controles que tenemos hoy, pero tenemos que multiplicarlos, incrementarlos y librar una lucha implacable porque el socialismo no puede permitir que un cáncer lo devore, porque son miles y miles de establecimientos, decenas de miles los que hay que administrar, y cuando se roba, se le está robando al pueblo, a nadie más que al pueblo. Y roba gente de ese tipo, de mala calaña.

“¿Se puede contar -se preguntaba el Jefe de la Revolución- con esos hombres para defender la patria, para tomar un fusil? Ese lumpen es la base de la contrarrevolución y la traición a la Patria”.

Desde luego que no se puede ser corrupto ahora y patriota mañana. No se le puede clavar un puñal por la espalda al pueblo hoy y defenderlo desde una trinchera después.

A este llamado de nuestro Comandante en Jefe de no dejarnos arrebatar el Socialismo se unieron las palabras de Ernesto Che Guevara cuando afirmó: “Contrarrevolucionario es aquel que lucha contra la Revolución. Pero también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo, y que lo ostenta o no lo ostenta, pero lo tiene. Ese es un contrarrevolucionario. A ese sí hay que denunciarlo enseguida y al que utiliza su influencia buena o mala para su provecho personal o de sus amistades, ese es contrarrevolucionario y hay que perseguirlo, pero con saña, perseguirlo y aniquilarlo”.

La corrupción es un fenómeno que no sólo afecta al individuo, propiamente hablando. La corrupción comienza por uno, se trasmite a los hijos, se trasmite a la esposa, se trasmite a los compañeros. La corrupción es una de las más brutales manifestaciones de ataque contra una sociedad que lucha por una Administración honesta, limpia, cabal. Como corresponde al socialismo.

En la Proclama de un adversario al Gobierno de Estados Unidos, el máximo líder de la Revolución cubana, con la autoridad y el prestigio internacional de que está investido, expresó:

“Este es, señor Bush, uno de los pocos países del hemisferio donde jamás en 45 años hubo un solo torturado, un solo Escuadrón de la Muerte, una sola ejecución extrajudicial ni un solo gobernante que se haya hecho millonario en el ejercicio de sus funciones”.

Más de un millón de habaneros, convocados por Fidel y en representación de todo nuestro pueblo, denunciaron los planes agresivos del imperio norteamericano contra la estabilidad de esta nación y ratificaron su disposición a dar la vida en defensa de nuestras conquistas.

Ese mismo pueblo, dispuesto siempre a derramar su sangre por defender la obra que con tanto sudor y sacrificio ha construido, dice no a los malversadores, oportunistas, prevaricadores, corruptos, cuyos intereses hace rato están por encima de la Patria, la Revolución y el Socialismo.

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