Coordenadas del cine cubano

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Coordenadas del cine cubano constituye un excepcional libro que expone las particularidades del séptimo arte en la Mayor de Las Antillas desde sus inicios, y su conocimiento implica instruirse sobre la cultura nacional.

Las historias del cine cubano posrevolucionario comienzan siempre señalando que el decreto que fundó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) el 24 de marzo de1959, constituyó la primera acta cultural del gobierno revolucionario que apareció a menos de tres meses del derrocamiento de la tiranía batistiana.

A inicios de 1959, el cine cubano comenzó a organizarse en tres grupos: didáctico, documental y de ficción; aparte del departamento de dibujos animados, creado en 1960, y el Noticiero ICAIC Latinoamericano, realizado por Santiago Álvarez.

Por lo general, los cineastas, a fin de aprender el oficio, pasaban del género didáctico al documental y de ahí a la ficción.  De todo este proceso se destacan  las siguientes películas: Historias de la Revolución (1960), La muerte de un burócrata (1966) y Memorias del subdesarrollo (1968), de Tomás Gutiérrez  Alea.

En la década de los 70, se destacan los filmes de carácter historicista, y aquellos que proponían una reflexión sobre el socialismo. Entre ellos resaltaron: El Brigadista, de Octavio Cortázar y el reconocido largometraje animado Elpidio Valdés, de Juan Padrón.

Los años 80 sorprenden a la cinematografía cubana con un promedio de tres largos de ficción al año. Se logró fortalecer la producción a través de una serie de comedias costumbristas y contemporáneas tales como Se permuta y Los pájaros tirándole a la escopeta. En esa etapa también se estrenan las reconocidas películas Clandestinos (1987) y La bella del Alhambra (1989).

Durante los 90 hubo un primer período en el que continuaron las pautas  de la década anterior. Sin embargo, la situación del país hizo que el resto de la producción optara por un replanteamiento de las utopías, el desencanto o los difíciles temas de la emigración y la sobrevivencia en los tiempos del Período Especial. En esta etapa se destaca el filme Fresa y Chocolate (1993), de Tomás Gutiérrez de Alea y Juan Carlos Tabío.

La mayoría de los conocedores plantean la ausencia de una tradición cinematográfica en la Cuba prerrevolucionaria, como señalará Fidel en el informe al Primer Congreso del Partido (1975), cuando enumeraba los logros de un “arte nuevo, sin tradiciones ni historia en nuestro país”.

De esta manera se consolida el cine cubano actual, como un escenario independiente, juvenil crítico y contemporáneo. Además, ha sido considerado como plantea el reconocido intelectual Reynaldo González, “un factor de búsqueda y fortalecimiento de los más auténticos y permanentes valores, no solo de la cultura nacional, sino también de la cultura latinoamericana y del Caribe”.

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Karen Becerra Avalo

Graduada de Filología por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas.

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