Convertir la agresión en diálogo
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Es real y nada maravilloso. Últimamente noto excesiva agresión verbal en la sociedad y demasiadas justificaciones al respecto. “Es consecuencia del estrés con el que vivimos”, dicen algunos, mientras otros aseguran reaccionar de una manera violenta porque, “en este mundo de leones, el mono no sobrevive, y por tanto, hay que tener carácter”.
Y es que ofender, gritar e incluso incitar al prójimo a una pelea física se ha convertido, para muchos, en la única salida a los problemas o en un canal de liberación, tras un mal día. Lo más triste es que percibo cierta “adaptación” a este ambiente de trifulcas.
Lo noto cuando a nadie le indigna que niños y jóvenes se agredan verbalmente, en plena calle, utilizando palabras obscenas. Lo percibo en las colas, cuando el consumidor tiene demasiada prisa o cuando el cliente es insultado por exigir un mejor servicio. Lo evidencié hoy cuando una anciana le pidió al cochero, en buena forma, que fuera más despacio, por seguridad, y este, desde su posición de poder, le gritó: “¡Si tiene miedo, bájese!”… y todos callaron, menos yo. Corren tiempos en que tropezar con alguien sin querer hacerlo o llamar la atención ante lo mal hecho puede desembocar en un conflicto, y no solo verbal.
Y en este proceso de “adaptación” a la violencia, están los que niegan el enfrentamiento, callan y se desentienden. En un segundo grupo los que intentan establecer una comunicación pasiva con el agresor, y quedan, muchas veces, como cobardes o “agitaos” ante los ojos de esta sociedad con vestigios machistas; y por último están quienes, al ser violentados, reaccionan de la misma manera, a expensas de verse inmiscuidos en un conflicto mayor.
Y es que apostar por la resolución de los problemas, a través del diálogo, ya casi deja de ser la solución ideal. Existe la mala costumbre de considerar que siempre se tiene la razón, de imponer criterios a los demás; de limitarnos a lo que pensamos, a no escuchar, a rebatir, a criticar, a violentar el espacio ajeno con provocaciones negativas e insultos.
Pongámosle el nombre que lleva: falta de educación, falta de valores. Por mucho que intenten justificar la agresión con el “estrés social”, me niego a pensar en ello como la causa fundamental del fenómeno.
La agresión, verbal o física, existente en nuestra sociedad, es consecuencia, en primer lugar, de la poca importancia que le está atribuyendo la familia a la comunicación interpersonal y a la orientación hacia la buenas conductas sociales. A muchas les ha sido más fácil preparar a los hijos para enfrentarse a una sociedad violenta, con violencia, que enseñarles cómo resolver los conflictos, a través de la palabra acertada y actitudes decentes.
Dejemos de justificar la falta de respeto, los insultos en público con los problemas de “carácter” o el “pésimo día”. Todo esto es el resultado de la pérdida de civilidad o de la poca atención que se le concede a este tema, en los hogares, las escuelas, las comunidades.
Lo real es que vivimos tiempos en que las actitudes violentas, por cotidianas, pasan desapercibidas. Maravilloso sería convertir la agresión en diálogo.
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¿Cuándo se le pondrá el cascabel al gato? me aterra el futuro ante la indolencia y la falta de acciones legislativas
¿Cuándo se le pondrá el casacabel al gato? me aterra el futuro ante la indolencia y la falta de acciones legislativas
_ Karenia su artículo es Admirable pero estoy totalmente de acuerdo con Milagros, mientras las AUTORIDADES competentes no actúen en concecuencia con los hechos estaremos perdidos y más, hoy ya no se resuelven los problemas con el díalogo desgraciadamente por cierto pero es debido a que somos muyyyyy condescendientes a la hora de actuar (LAS AUTORIDADES COMPETENTES), he visto como los cocheros beben, gritan, música alta y ellos los ven y no pasa nada, en la primera de tulipán por Ave: 64 generalmente ponen pipas de cerveza ellos se parquean a beber y luego salen y he visto compañeros de la PNR dígase caballitos y alfas presenciando esta indisciplina y qué NADA PASA, me pregunto no son conductores que seguirán circulando por la vía?, sólo por citar un ejemplo no es que este sea uno de los problemas, pero sí es uno de entre tantos.
Saludos y sigue realizando artículos como este FELICIDADES.
¡Bravo Karenia, eres de las mías!, dondequiera que estemos es preciso defender al desvalido de los ataques de violencia y maltrato, verbal y hasta físico, a ancianos, mujeres y niños. Mientras se aplica una Ley contundente y correcta, mientras alcanzamos la brecha que nos separa en cuanto a civilización con nuestros colonizadores, de más de 500 años. Somos muchos los que podemos “parar” este fenómeno, desde la prensa, desde la comunicación, desde la responsabilidad individual, en casa, la familia, la escuela… ¡Basta ya!, hagamos una campaña, TODOS, ellos son menos, por nuestra sociedad y por nuestra gente. Que se repitan trabajos de este corte ???
Magalys, ese día intenté hacer entender al cochero, a través del diálogo, que debía respetar a la señora y también fui víctima de su maltrato. Pero esta es solo una de las historias, entre tantas que suceden cada día. Un lector me comentaba que las actitudes violentas en niños y jóvenes, sobre todo, se debe a la incidencia de la tecnología y a los audiovisuales a los que tienen acceso. Considero, en primer lugar, que no es solo la juventud quien asume actitudes agresivas en la actualidad, también los adultos . Coincido con el lector que la tecnología, sin dudas, influye en los modos de actuación, pero ¿quién regula lo que consumen nuestros hijos por internet o la televisión?. ¿Acaso la familia está jugando el papel que le corresponde en este sentido ?¿ Y la escuela? Los niños y jóvenes de hoy nacieron en un contexto diferente al nuestro, entonces los métodos para inculcar la educación cívica desde las aulas deben repensarse, para lograr una adecuada asimilación de valores. Sin dudas es una realidad a la que todos debemos prestar mayor asunto. Familia, escuela y comunidad deben ir de la mano si apostamos por una sociedad menos violenta.
Karenia este tema es algo polemico, porque existen miles de aristas por donde culpar al mal educado, al estresado, falta de valores, al machista, y cuando usted dice falta de civilidad tambien existe otro tema mas polemico aun. Y me pregunto o mejor nos preguntamos, donde estan las autoridades para hacer cumplir con las LEYES , DECRETOS, RESOLUCIONES porque todo esta en papel. pero……………. se cumple……….usted puso un ejemplo, EL COCHERO. yo tendria millones de ejemplos y desgraciadamente no hay quien le ponga punto final a estas agresiones, me gustaria ver mas publicaciones al respecto pero tambien que exista una APTITUD para mantener una conducta social con lo ya legislado, utilizando el orden y el respeto.
Estimada lectora, estoy totalmente de acuerdo, es un tema muy polémico y es hora de actuar. Mientras los agresores se sientan libres y con el derecho de maltratar , mientras no se apliquen legislaciones al respecto, las historias de violencia continuarán y las publicaciones como éstas se multiplicarán en los medios de prensa. Insisto, debemos enfocarnos también en la raíz del problema. No nacemos violentos. Las actitudes agresivas se gestan, se reproducen en el hogar, en la escuela, en la comunidad. Debemos actuar YA contra los agresores de hoy pero también debemos cuidar la formación de quienes podrían ser los agresores de mañana. Gracias por leernos, fue un placer intercambiar con usted.