Construcción de viviendas: la llave está en casa

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Rio y lloró al mismo tiempo. Grabó su nombre y la fecha, para no olvidar. La pesadilla había pasado. El dolor por lo perdido, toda una historia hecha añicos por la furia de un ciclón, era ahora un triste pasaje escondido en su memoria. Por fin, luego de un largo período de duro esfuerzo, entraba a su nueva casa.

No fue fácil ver cumplido el sueño de una morada confortable. Mira al techo, las paredes, el piso, y se maravilla de saber que no se han importado de otro lugar del planeta, ni elaborado en un gran complejo. Han visto la luz en su propio poblado, en uno de los centros de Producción Local de Materiales de la Construcción. Si hoy puede disfrutar de un inmueble renovado es gracias también a ese Programa, el segundo principio de la Política de la Vivienda en Cuba, que como a él ha beneficiado a miles de cienfuegueros desde su implementación y que incide en la evolución favorable del fondo habitacional de la provincia.

Bloque sobre bloque

Foto: Centro de Documentación
Foto: Centro de Documentación

Cual en una edificación, paso a paso, bloque sobre bloque, ha evolucionado el Programa Nacional de Producción Local de Materiales de la Construcción (PNPLMC) en Cienfuegos. De acuerdo con Roberto Castro Martínez, funcionario de la Vicepresidencia de Construcción en el Gobierno Provincial, dicho sistema surgió en 2012, pero desde 2007 había comenzado aquí el fortalecimiento de tales fabricaciones en los territorios. Si bien desde mucho antes, cuando el huracán Lili azotara a esta zona centrosureña, se daban pasos sólidos hacia esa finalidad.

Aquí abundaban los centros de producción en diferentes entidades de la Agricultura y el sector azucarero, las cuales fabricaban, de manera fundamental, elementos de pared. A partir del ‘Lily’, se destinaron proyectos al plan estatal de la vivienda, debido a la cantidad elevada de hogares damnificados. La vía estatal era el aliciente para repararlos, no intervenía el esfuerzo propio de la población.

Ya en 2007 la provincia comenzó a fortalecer los establecimientos de producción local de materiales. En aquel entonces existían solamente cuatro centros. Teníamos a Numancia, histórico e insigne, el cual acogió en sus principios un tejar: el trabajo con barro como vía de escape económico para las distintas necesidades. Además de este, estaba Sandino, en el municipio de Cumanayagua, que ya existía desde antes de 1959, el tejar de San Fernando de Camarones y una fábrica de bloques”, relata Castro Martínez.

Según cuenta, lo estipulado era crear esas pequeñas industrias en los municipios. Hoy existe una red de doce centros de producción, pertenecientes a la Empresa Provincial de Mantenimiento y Construcción, distribuidos en cada uno de ellos. “El crecimiento ha sido paulatino, pero hemos logrado llegar a todos los lugares. Aún resulta insuficiente, teniendo en cuenta la alta demanda y la implementación de las políticas de la vivienda”, manifiesta el funcionario.

A esos, agrega, se añaden los centros de la Agricultura y otros pertenecientes a Pamex, que posee sucursales distribuidas en seis municipios. Esta entidad abarca una red de talleres vinculados a las actividades de trabajadores cuentapropistas contratados a domicilio que producen una nueva gama de productos. Por ejemplo, los talleres de fundición de ventanas de aluminio; los de pailería, donde se elaboran rejas, entre otros.

La suma de todas estas corporaciones y las sucursales conforman el techo productivo que tiene aprobado la provincia para garantizar los productos, a partir de las materias primas naturales que se traen de zonas aledañas. En total son 36 los surtidos del PNPMC y están volcados a la producción de plástico, la madera y los metales.

De lo que se trata es de conseguir que la producción tenga la capacidad de abastecer a todas las demandas. En muchos surtidos, la provincia es suficiente, aunque desde el punto de vista numérico varía de un municipio a otro, pues tienen diferentes características. El municipio de Cruces es el que más cumple los planes de producción”, señala Castro Martínez.

Con sudor y constancia

Más allá de la pericia, la experiencia, las ganas de hacer, el sudor y la constancia marcan el paso de una edificación. Con estos asideros, en el Centro de Producción de Materiales de la Construcción de Lajas, se proponen fabricar a diario los elementos necesarios para una casa, afirma su jefe Osmel Rodríguez Mondeja.

La intención es que salga un módulo de vivienda diaria: los elementos de pared, el techo, un tanque y el piso. Pero he aquí donde tenemos el Talón de Aquiles. La empresa proyecta vincular a trabajadores por cuenta propia, con mayor experiencia en la fabricación de pisos. Tenemos contratados a cinco trabajadores en esta modalidad, trabajadores a domicilio, a quienes se les entregan los recursos y, según la ficha técnica, producen en sus hogares las losas de granito”, explica.

Según expresa, el plan para 2019 es pequeño comparado con la capacidad del centro. Además, tienen limitaciones con la materia prima. “Debemos fabricar 150 mil bloques al año, que representan unos 600 diarios, pero para completar una casa diaria necesitamos fabricar 1200 bloques. Antes, por cada tonelada de cemento se nos asignaban cinco metros de áridos. Este año solo contamos con una tonelada de árido por cada tonelada de cemento. Ya hemos buscado alternativas: intentar recuperar la remolida de los bloques que se parten, volverlos a incorporar a la producción, para paliar el déficit que tendremos de áridos este año”, comenta.

Similar situación presentan los trabajadores de Numancia. La arena, el granito, la gravilla, son en la actualidad uno de los principales obstáculos que frenan allí el logro de los objetivos.

Si la gran industria la Fábrica de Cemento, digamos no tiene estos recursos para sustentarnos, es muy difícil cumplir con las expectativas. Para contrarrestar un poco esta situación, tenemos dentro de nuestro sistema algunos molinos para remoler. En el caso del bloque, por ejemplo, realizamos nuevas producciones a partir del escombro, pues lo reciclamos aunque no nos sirva para elaborar elementos de hormigón armado”, comenta Henry Alberto Elejardez Darcourt, jefe de dicho centro.

No obstante la buena intención del Programa, para no pocos destinatarios la calidad en muchos surtidos resulta una asignatura pendiente. “Yo preferí esperar por los bloques que traen de Mayabeque, que son mucho mejores que los fabricados en el centro de aquí. También adquirí un tanque, pero no confío en que tenga larga duración”, afirma una cienfueguera cuya vivienda fue damnificada por el ciclón Irma.

Siempre decimos que lo primero es el compromiso y la responsabilidad, tanto del administrador como de los técnicos o los obreros. Si el obrero encargado del tanque no lo hace a conciencia, no hay inspector ni equipo que lo obligue a ello. De nada vale que tengamos la Norma, la dosificación bien calculada, si la persona que ejecuta, por desconocimiento o negligencia, la viola. La Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (ENIA) es la encargada de verificar los parámetros, las mediciones, la resistencia y la calidad de los productos. Por poner un caso, la no conformidad con las dimensiones de los bloques siempre es señalada durante los exámenes”, argumenta el funcionario de la Vicepresidencia de Construcción en el Gobierno provincial.

Pese a los escollos, el PNPLMC en la provincia ha tenido más aciertos que desaciertos. Como parte de la Política de la Vivienda, ha incidido en la evolución favorable del fondo habitacional, mientras tributa al desarrollo local de los territorios. “En el último decenio, Cienfuegos ha acumulado 29 mil viviendas nuevas por obligación, es decir, por haber sido derribadas por fenómenos meteorológicos. Hoy el 80 por ciento del fondo habitacional tiene un estado técnico bueno y tiene condiciones favorables para trabajar el resto, calificados de regular y malo”, asevera Castro Martínez. En esa afirmación abrevan las esperanzas de quienes aspiran a un techo nuevo.

Foto: Centro de Documentación
Foto: Centro de Documentación

(En coautoría con Delvis Toledo de la Cruz)

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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