Conectar el patrimonio a la WiFi

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El problema no lo trajo la WiFi. La tecnología por sí sola no constituye una amenaza. La gente es el real peligro. Y tal afirmación podría parecer demasiado pesimista, pero es cierta.

Desde antes ya había quien dañaba el parque: rompía los bancos, arrancaba las plantas, cometía vandalismo. Desde antes ya había quien ensuciaba la avenida del malecón y echaba a la bahía envases de todo tipo, como quien practica de espaldas el tiro a un cesto.

Pero con la llegada de aquellas “antenitas cuadradas” en lo alto, acudió más gente, más inconscientes, y por consecuencia, más suciedad. Por el contrario, cada vez había menos personas que reaccionaban y llamaban la atención a otros. Eran ellos y su conexión, ya no importa otra cosa.

NOMBRE DE USUARIO: PATRIMONIO

Como en todo el país, en Cienfuegos fueron escogidos para la instalación de la conexión inalámbrica por WiFi aquellos lugares de afluencia de público y con “supuestas” facilidades y comodidades para tales conexiones.

Desde la apertura de los primeros puntos de acceso a Internet por esta vía, el parque José Martí y el área del Malecón tienen otro rostro, y ambas son sitios declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad y Zona de Protección de la UNESCO, respectivamente.

“Hay mucha suciedad y esto hace varios meses atrás no estaba así”, comenta Luis Alberto Ruiz, uno de los barrenderos del parque. “Hay papeles tirados por el piso, tarjetas ripiadas, bancos partidos, matas arrancadas. A las 4:40 a.m. cuando llegamos, esto está bien difícil de limpiar. Es desastroso”.

Aunque quizás no con tono tan fatalista, Yiset Bermúdez Guardarrama, trabajadora de una entidad aledaña al Centro Histórico Urbano de la ciudad, confirma el cambio: “Antes había un ambiente más tranquilo, pero ahora es distinto porque viene mayor cantidad de personas. Cienfuegos siempre se ha caracterizado por ser una ciudad limpia, pero es bien triste ver cómo en muchas ocasiones hay basura por doquier”.

Especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad manifiestan que no se oponen a la instalación allí de esta nueva tecnología, sin embargo, les inquieta el cuidado de tales áreas.

“La condición otorgada por la UNESCO hace 10 años puede perfectamente revocarse si no se mantienen y protegen los valores que hicieron posible la aprobación de tal declaratoria. Estos lugares son patrimonio de los cienfuegueros, y esa es razón suficiente para cuidarlos”.

Aunque, algunos aseguran que el cambio también ha traído beneficios: “El parque ha cobrado vida, después de las seis de la tarde era muy aburrido”, afirma una vecina del lugar.

“Las personas vienen, se sientan y quizás en algún momento por la escasez de cestos hay más basura. No me parece mal que se hayan escogido estos lugares, pero todavía hay muchos que atentan contra su integridad, y otros incapaces de llamarles la atención a esos inconscientes. A veces hasta los padres que vienen aquí descuidan a sus hijos, se conectan y los pequeños, acaban, literalmente”.

David Soler Marchán, subdirector del Centro Provincial de Patrimonio, explica que el limitado alcance de la señal, la cual no llega a todo el parque, produce una alta concentración de personas en un mismo lugar y por tanto la sobreexplotación de ese espacio.

“Además estos lugares carecen de las condiciones inmobiliarias idóneas para tales actividades, porque nuestros plazas y parques no están hechos para soportar la sistematicidad por un tiempo prolongado de tal carga de personas, junto a la inexistencia de suficientes árboles que den sombra, lo cual provoca sentarse en el césped, recostarse a algún monumento, y otras conductas inadecuadas.

“Por otro lado, a pesar de la falta de consciencia de algunos, aumenta el reconocimiento de estos sitios y el refuerzo de la identidad, tanto del conectado de un lado como del otro”.

CONTRASEÑA: PRESERVACIÓN

No son siempre los que disfrutan o se conectan a la WiFi los causantes de los problemas.

Diana Rosa Ruiz, agente de seguridad y protección, asegura que desde siempre han tenido un problema con los niños que acuden al parque a jugar fútbol y dañan los inmuebles del lugar, y a veces hasta el conjunto escultórico de José Martí.

“Les llamamos la atención, pero no podemos hacer nada más. La policía viene, da un recorrido, les advierte y luego… se van. Lo hemos planteado varias veces pero nadie da una solución. Nos exigen a los trabajadores, pero no tenemos los medios ni las facultades necesarias”.

Sulaine Laguardia Carrazana, jefa de zona del área Bulevar – parque Martí – Corredor de Santa Isabel, explica que no están facultados para poner multas y para colmo, no cubren toda la plantilla de custodios porque los salarios son muy bajos.

Refiere que esos agentes deben imponer orden y disciplina, pero ellos solo pueden llamar la atención y nada más. Alega que a veces han tenido discusiones fuertes, pero hasta ahí llegan sus potestades.

“La gente no es consciente de los recursos que disfrutan y por tanto no lo cuidan”.

También reconoce que  disponen de pocas papeleras “pero ya las tenemos en la mano, solo esperamos colocarlas porque con afluencia de público genera  desechos y suciedad. Hechos vandálicos como tal, han existido pero no tienen que ver con la WiFi”.

“Los muchachos que juegan fútbol aquí constituyen uno de los mayores problemas. Por otro lado, ellos no tienen dónde hacerlo y entonces queremos que se recreen sanamente, pero no a costa de perjudicar el patrimonio, casi siempre involuntariamente.

“En cada juego pueden dañar hasta una docena de plantas. Frecuentemente otras personas rompen las tablillas de los bancos, tiran desechos a las fuentes o entran a estas. Incluso han cogido las ranflas para facilitar el acceso a las personas minusválidas, como pistas de patinaje para montar bicicleta”.

En las cuadras del Bulevar hacia donde alcanza se sientan en los canteros buscando sombra al mediodía, ponen el pie en la pared.

La situación en el parque Villuendas es similar a de las del área del Malecón, donde es común ver a los muchachos montar bicicletas sobre la acera o parquear motores encima de esta.

WIFI – ETECSA: ¿CONECTADO?

 El patrimonio es para vivirlo, mas las instituciones que lo manejan, cuidan y preservan no pueden permitirse reaccionar con tardanza e ineficacia.

Asimismo no todo se debe dejar a la consciencia de las personas.

El Código Penal cubano establece en su apartado dedicado a los delitos contra el Patrimonio Cultural que una persona puede enfrentar hasta cinco años de privación de libertad por destruir, deteriorar o inutilizar intencionalmente un bien declarado parte integrante del patrimonio cultural o un Monumento Nacional o Local. Igualmente se establecen multas para quienes incurran en tales contravenciones.

Urge también aplicar la ley contra quienes atenten contra el bien público y es válido el reclamo a una mayor presencia de inspectores que apliquen medidas coercitivas a quienes incurran en estas indisciplinas o hechos vandálicos.

La exigencia por una mayor presencia de las autoridades pertinentes que velan por el orden público y la tranquilidad ciudadana no es solo de trabajadores, sino de los propios usuarios con conciencia y sentido de pertenencia suficientes.

Para colmo alrededor de estos espacios no solo se concentran indolentes con el patrimonio, pues existen revendedores en cualquier esquina que proponen como pan caliente la venta de tarjetas a precios superiores a los de ETECSA.

Otros conectados por video chat discuten sus problemas personales como si el banco del parque o el Bulevar fueran los muebles de la sala de su casa, y no faltan, aunque en menor medida, los delincuentes que aprovechan también para hacer de las suyas y arrebatar los dispositivos móviles.

El avance de las nuevas tecnologías no debe negarse. Otros puntos WiFi se han abierto en el país, y esta práctica lógicamente debe extenderse. Pero toca a todos velar por el cuidado del patrimonio, por la disciplina ciudadana y tomar medidas al respecto.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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