Concierto Sur, una orquesta en estado de gracia

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Fue la sensación incuestionable del XIII Festival de Música de Cámara, efectuado a finales de abril en la capital. Aunque estaba planificado para la inauguración del encuentro un cuarteto de cuerdas norteamericano, el maestro Frank Fernández -admirador confeso del colectivo cienfueguero, junto al cual ha compartido escena en varias oportunidades-, obró oficios para que la apertura corriera a cargo de la Orquesta de Cámara Concierto Sur.

En entrevista con 5 de Septiembre a raíz del primero de los cruces de dicho artista con los locales y Enrique Pérez Mesa, director de la Sinfónica Nacional, en el teatro Tomás Terry, Fernández había manifestado su respeto por el trabajo de estos creadores y resaltaría la incidencia en su formación de la técnica de la escuela de cuerdas rusa proporcionada por su directora artística e integrante, Emilia Bondarenko.

Tras su concierto habanero de abril, Concierto Sur le eliminó las reticencias a quienes temían brindarle el pórtico del Festival a una agrupación desconocida por aquellos pagos, pese a iniciar su andadura hacia 2006, puesto que ‒literalmente‒ conmocionó al público, cubano y extranjero, asistente al opening del Festival de Música de Cámara en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

Muchos en la capital se “desayunaron” tanto con el rigor como con la calidad interpretativa de los nuestros, algo que por desgracia no solo sucede en la música, sino también en buena parte de las áreas de la creación y depende a dos partes del fatalismo geográfico y de la falta de sistematicidad de los medios nacionales por promover lo mejor del talento “extramuros”.

Nuestra Orquesta de Cámara, bajo la dirección artística de Enme Rifat, arrancó su recital capitalino mediante Sonata quasi una fantasía No. 2, do# m, Op.27, de Beethoven; y continuó a través de Fuga con pajarillo, de A. Romero; Camerata en guaguancó, firmada por Guido López-Gavilán; Tres canciones sin palabras para trío, escrita por el propio Frank Fernández y Trío en re menor, Op.49, de M. Bartholdy, para finalizar por conducto del Concierto No. 23 para piano y orquesta en La Mayor, de Mozart.

Resultado: ovación cerrada, vítores, encomios generalizados.

A lo largo de su década de creada, Concierto Sur ha recibido en oportunidades anteriores fervores parecidos, tanto en Cuba como en sus presentaciones en diversos escenarios de los Estados Unidos, país con el cual iniciaron el intercambio cultural promovido desde 2012 por el teatro Tomás Terry. Justo el director de la institución cultural, Miguel Cañellas, fue quien le propuso tanto a Frank Fernández como a Christopher Chagnard, director de la Northwest Sinfonietta de Tacoma, que escucharan a los cienfuegueros. En ambos casos, quedaron rendidos ante la maravillosa experiencia que es recibir los sonidos de la estructura artística de marras.

Consigo siempre sucede así, con quien fuera, doquiera. Entre los primeros en exaltar su música figuraron Silvio Rodríguez y su esposa, la flautista Niurka González.

Rara avis dentro del panorama de su género en provincias, Concierto Sur descuella por su virtuosismo, osadía, rango de ejecución y disciplina. Es lo propuesto en su trayectoria por el colectivo dirigido por Enme Rifat y estos jóvenes artífices. Para eso trabajan y eso entregan, observadores de una línea ininterrumpida de calidad brotada del trabajo diario y del sacrificio.

La concentración de talento explícita en Concierto Sur no puede explicarse sin la labor benefactora del sistema de enseñanza artística de la Revolución, de donde han surgido casi todos sus integrantes.

A lo anterior debe añadirse la impronta de la Bondarenko, quien de una u otra forma ha enseñado a gran parte de los músicos cienfuegueros ‒pertenezcan o no al colectivo‒, a lo largo de sus 35 años de magisterio. Amén de la seriedad de Rifat y el interés de todos los miembros: magníficos exponentes de cada una de sus responsabilidades e intérpretes de un repertorio universal que engloba a Beethoven, Mozart, Tchaikosvky, Vivaldi, Lecuona.

Fueron los primeros músicos cubanos en tocar en territorio estadounidense, junto a un colectivo de esa nación, la Novena Sinfonía beethoveniana, obra sinfónica de gran envergadura y complejidad. En estos momentos se preparan para nuevos conciertos.

No solo la música, sino la Cultura toda de Cienfuegos, tienen en la Orquesta de Cámara Concierto Sur un paradigma de rigurosidad y talentos puestos al servicio de brindar una propuesta melódica de excelencia.

Es un orgullo contar con una agrupación de su tipo en la provincia. Más que deber, preservarla, auparla y favorecerla constituye verdadera obligación.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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