Con la huella de la metralla

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 29 segundos

En 1983, poco antes del ecuador de la contienda (1975-1990), ambos fueron asignados a la Compañía de Destino Especial enviada a socorrer a una fuerza de poco menos de mil hombres  (la mayoría combatientes poco fogueados de las Fuerzas Populares de Liberación de Angola / FAPLA, asistidos por 82 asesores cubanos) cercados en la defensa de una pequeña aldea de nombre apenas conocido en los mapas: Cangamba, en la provincia de Moxico.

Era en ese entonces el lugar más alejado y de difícil acceso en la región centro oriental de Angola, en el que se encontraban unidades de las FAPLA y combatientes internacionalistas de esta isla antillana.

Hoy sus miradas traslucen los recuerdos de aquellos aciagos días, casi 35 agostos atrás. Durante más de una semana debieron afrontar la falta de agua, el frío, el olor de cadáveres insepultos, el fragor del combate; y aún conservan la huella de la metralla.

Jorge Sánchez Planes cumplió misión en Angola como reservista./Foto: Dagmara

La exposición de los recuerdos de Jorge Sánchez Planes es vehemente: “La situación era desesperante. Se agotó hasta el agua de los radiadores en los vehículos, utilizada para curar a los heridos, mientras la sed y el hambre nos agobiaban; y en medio de eso, tuvimos que resistir. El médico estuvo día y medio para avanzar diez metros y socorrer compañeros heridos en una trinchera; después murieron todos víctimas del estallido de un misil que por casualidad acertó a entrar por la estrecha ventilación del túnel donde los asistía. Añádale a todo, el clima totalmente adverso, pues aquel suelo arenoso que todavía me parece palpar, ardía de calor durante el día y de noche se enfriaba rápidamente hasta hacernos castañetear los dientes”.

Ambos rememoran la crudeza de los combates, la caída y estampido de proyectiles, que como bolas de fuego, no dejaban nada a la redonda en un radio de 400 metros, con consecuentes aniquilamientos de oxígeno en la atmósfera, algo infernal.

Pero a los del cerco les llegó la carta de Fidel, transmitida en voz del general de división Antonio Enrique Lussón Batlle: “Hemos adoptado todas las medidas para apoyar las tropas sitiadas. El envío de refuerzos cubanos por helicópteros a ese punto es prueba de nuestra determinación de librar y ganar esa batalla junto a los angolanos.

“Poderosas columnas blindadas avanzan ya rápidamente en dirección a Cangamba.

“Todo depende ahora de la capacidad de ustedes para resistir el mínimo de tiempo, indispensable para que esas tropas lleguen a su objetivo” (…).

Félix Maya Almaguer formó parte de la fuerza de destino especial enviada a socorrer a las tropas cubano-angolanas cercadas en Cangamba./Foto: Dagmara

A Félix Maya le tocó pasar el Servicio Militar Activo cerca de su natal Remedios. Tenía apenas 18 años, pero no  dudó un instante cuando le ofrecieron ir como soldado a cumplir misión internacionalista en la República Popular de Angola.

Igual que a Sánchez Planes, a Félix le cupo el honor de integrar la fuerza de destino especial que acudió en auxilio de los compañeros cercados, compañía cuya actuación combinada con la certera precisión del ataque de nuestra aviación de combate y helicópteros, varió el curso de los acontecimientos y permitió partirle el espinazo a los agresores.

Por sobre todas las cosas, recuerda un detalle: la manera en que sus compañeros les recibieron entre vítores, enarbolando aquella carta de Fidel, conductor genial de la estrategia, en la que el Comandante en Jefe les pedía resistencia a toda costa y confianza en las tropas encargadas del rescate.

Aún escucha las viriles palabras del Comandante Juan Almeida en Alegría de Pío, en boca de aquellos combatientes, las mismas que respondían en las noches de asedio, combinadas con alguna que otra palabrota, cuando el enemigo bien emplazado y a menos de 20 metros, los conminaba a la rendición.

“Desembarcamos el 5 de agosto en terreno muy agreste; el 6 hubo bombardeo mientras nuestro batallón conjunto de cubanos y angolanos trabajaba en la retaguardia enemiga en el minado del terreno. Ya el día 7 avanzamos hacia las trincheras, justo a tiempo, cuando la UNITA estaba a punto de romper la defensa. Pero arribamos como apoyo, cumplimos lo prometido en la carta de Fidel y hay que ver ese efecto, cómo el hecho de saber que desde afuera respaldan las máximas direcciones, la angolana y la cubana, sube la moral de las tropas”.

Félix ahora vive en Cienfuegos, trabaja en un punto de venta de Gastronomía ubicado en avenida 60, entre 69 y 71, en La Juanita, y cuando ve pasar a los jóvenes, piensa en la necesidad de contar aquellas, también sus historias, y sobreponerse al suplicio psíquico de esos ocho días infernales para hablar de la conjugación del sacrificio de los mejores hijos de la república angolana y los fuertes lazos solidarios de Cuba, mixtura que impidió la toma de Cangamba.

Como hijo adoptivo de esta ciudad y miembro aquí de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), vive orgulloso de su gloria moral, y mediante la participación en actividades con las nuevas generaciones, puede transmitir experiencias, plantar semillas de humanismo.

El mayor José Francisco Arce Masó, jefe de la Secretaría de Trabajo Patriótico de la ACRC, participante en seis combates en la República Popular de Angola, recuerda que “Cangamba es una de las páginas más gloriosas de la epopeya, por la notable resistencia de un grupo reducido de combatientes cubanos y angolanos a la UNITA. Allí también estuvieron los cienfuegueros René Omar Presno Torres, Amado Díaz Terry, Osvaldo Pérez González, Ciro Vargas Guerra y Pedro Iglesias Yanes”.

Estos recuentos respaldan la necesidad de negarnos a olvidar la historia cuando otros conminan a la amnesia del pasado. Hay riquezas que no pueden dejarse escapar, pues constituyen el quid, portento irremplazable de nuestra obra.

Sirvan estos testimonios para honrar a estos combatientes y dedicar el homenaje a quienes congratula el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el prólogo del libro Tigres de Cangamba, de Rafael Ángel Ramos Fajardo: “A la juventud cubana de hoy y mañana, protagonista de todos los tiempos, generaciones que merecen conocer el coraje y disciplina de sus iguales en la historia”.

Visitas: 72

Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *