Con Fidel, hasta debajo de un puente

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Hubiese querido contarles en imágenes, pero la vida y Fidel me apresuraron esta historia, tras cuyos protagonistas estuve el último año. Hoy es el día de revelarla.

Fue en una de mis expediciones (¿aventuras?) para un programa que durante más de una década pretendió desde la televisión socializar la ciencia. En un pequeño bote entramos desde la bahía al río Damují. Un viento helado, que terminó llevándose mi voz y los peces, tras los cuales íbamos, aunque no mi curiosidad.

Al pasar debajo del puente que enlaza la carretera desde Abreus hasta Cienfuegos, una insólita inscripción. A más de 5 metros sobre el nivel del undoso: ¡Viva Fidel!

¡Paren ese barco ahí…! Risas…¿cómo ella pretende detener el torrente?, dijo en silencio el guía.

Pero lo detuvo. Grabamos. Y el resto del viaje no dejé de preguntarme ¿cómo había llegado ahí semejante mensaje?, ¿colgarse de la estructura para escribir con pintura roja? Imposible. Acaso algún pescador… ni en tiempos de las inundaciones pudieron subir las aguas del Damují al punto de permitir grabar…Todo me parecía inverosímil, salvo aquel grito de convicción, confianza, devoción, fidelidad, fidelismo.

Que la estructura fue derruida por el peso de los miles de toneladas de equipamiento que soportó el desarrollo de la industria cienfueguera en los 80, que con 270 metros fue reconstruido por una brigada a inicios de la década del 90, que fue la Brigada 3 de la ECOI No.6 quien lo erigió, utilizando vigas de acero destinadas originalmente a un puente entre Pasacaballo y Rancho Club, y almacenadas luego de la paralización de los trabajos de la CEN en 1992. Es todo lo que pude saber entonces.

Porque “la tropa”, como le dice un viejo amigo a los profesionales que edificaron el sueño de la primera Central Electronuclear en Cuba, se dispersó poco a poco, para integrar las más disímiles nóminas laborales de la provincia y del país.

Lo cierto, son las miles de horas que Fidel le dedicó a lo que sería la obra del siglo en la isla, en visitas e intercambios con los colaboradores soviéticos, con líderes de todo el mundo, con los constructores; y que pudo ser durante aquellas interminables jornadas a pie de obra, cuando alguno de los obreros rotuló, sencilla, genuinamente, su fe en la posteridad del líder: ¡Viva Fidel!

No tengo aún todas las certezas. Tal vez un día, —quizás lo propicie la publicación de esta historia—, halle al protagonista y el origen de la peculiar ubicación de este graffiti. La vida y Fidel me apresuraron, pero hoy es el día de contarla. Casi tres décadas después sólo interesa la genuina espontaneidad de aquella inscripción que define más de 50 años de la historia de este país: ¡Con Fidel, hasta debajo de un puente!

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3 Comentarios en “Con Fidel, hasta debajo de un puente

  • el 27 noviembre, 2016 a las 11:43 pm
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    Me encanta este sitio web, está muy bien pensado cada detalle, sus realizadores son muy profesionales. Gracias por hacer tan buen trabajo.

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  • el 26 noviembre, 2016 a las 6:27 pm
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    Linda crónica, gracias Ismary

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