El coloquio mudo de las campanas

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La encargada de evocar las pretéritas resonancias del siglo XX en Palmira, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, tiene cuatro señoritas de metal que —unas en el suelo y las otras a 25 metros de altura—, hablan un lenguaje sordo que algunos visitantes e historiadores podrán imaginar.

Kronos ha dejado seca a la iglesia en el espacio palmireño junto a sus campanas. Adyacente a ellas, es posible que el espíritu vagante de Don Agustín de Serice y Xenes, fundador antaño de esos terrenos, mire con espanto la realidad y desnudez de la cúpula, o la hierba que crece en torno a dos de sus campanas, a la vista de los transeúntes, desde la calle principal.

Hace más de 110 años, el 25 de junio de 1908, Don Francisco T. y Granda, párroco de Cienfuegos y Gobernador Ecco del Obispado, fue el encargado de colocar a manera de rito (…) la piedra fundamental de la torre y frontispicio, con cuatro regias campanas.

campanas iglesia palmira cienfuegos
Foto: Delvis Toledo de la Cruz

El diálogo entre ellas parece nacer con la imaginación poderosa de algunos visitantes: “¡Mírala, tan oronda allá arriba, observando todo el panorama frente al parque de la Libertad! Se cree que por ser la mayor de las cuatro y haber sido donada por el alardoso Nicolás del Castaño y Padilla en 1851, nos opaca. Ambas sabemos que en cualquier momento caerá estrepitosa de ese podio quebradizo”.

Así parece especular la más hermosa y rotulada de las cuatro, que a pesar de estar en el suelo, se enorgullece de su letrero fundido en el medio pie: “Calle de la Obra Pía frente al No. 3”, y más aún de su orlado tercio, como si hubiese sido dibujado por un pincel puntilloso. Y, por si fuera poco —cual moño—, esta vanidosa campana exhibe un asa en cruceta, con el diseño de un misterioso rostro barbudo en cada extremo. La desventurada, por extensión, luce como una reina destronada con inmerecido estrado.

La del otro extremo de la cúpula, con vista al suroeste, fue un regalo del señor Pablo Valdivia, vecino del poblado de Ariza, en la antigua finca La Lira. Esta, la más anciana de las cuatro, exhibe un letrero con el año de 1839, y una señal causada por una bala en un combate de la Guerra del ’68.

Y la cuarta, en otro tiempo ubicada en el arco noreste, siente orgullo de ser pinareña, como reliquia proveniente del ingenio de Don Pablo Álvarez en la provincia de Pinar del Río.

campanas iglesia de palmira
Foto: Delvis Toledo de la Cruz

Fastidiadas están sus compañeras de escucharla contar su viaje trepidante hasta los términos de Palmira: “Porque a mí me iban a enviar a España para engalanar una iglesia asturiana, pero cuando el barco que zarpó conmigo desde La Habana naufragó, fui a parar aquí, por desgracia”.

Desde hace más de 20 años las campanas palmireñas continúan su charla interminable. Basta una simple panorámica de abajo hacia arriba para constatar que el irrefutable paso del tiempo ha sido despiadado con ellas y con la estructura arquitectónica que las ampara.

Quizás haga falta un “ortopédico” de iglesias y campanarios —o un milagro—, para recomponer este cuadro que hoy se antoja quijotesco.

 

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

4 Comentarios en “El coloquio mudo de las campanas

  • el 7 septiembre, 2020 a las 3:45 pm
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    Las iglesias son los edificios más importantes de los pueblos, ellas tienen un alto papel simbólico en el trazado urbano. Restaurar la iglesia palmireña y sonar sus campanas alimentara sin dudas el alma de ese pueblo. Gracias por la preocupación.

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  • el 3 septiembre, 2020 a las 1:03 pm
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    Excelente y cuidadoso trabajo periodístico, una alerta para quienes ‘administran” el Patrimonio, gracias a 5 de Septiembre por la publicación

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  • el 3 septiembre, 2020 a las 9:36 am
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    Creo, Delvis Toledo De la Cruz , que más que un “ortopédico” se necesita la voluntad de las autoridades administrativas, políticas y eclesiásticas de Palmira y la región para acometer la reparación y restauración de la centenaria Iglesia palmireña, que es todo un patrimonio de ese hermoso y aguerrido pueblo que es símbolo de la cultura, el deporte, la economía de la provincia y de la región. Independientemente del enfoque histórico-cultural de tu artículo, es buena la ocasión para pedir la recuperación de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, al menos para rendir homenaje al padre Guillermo Sardiñas, comandante de nuestro glorioso Ejército Rebelde, quien ofició como sacerdote en el recinto apuntalado por más de 20 años para evitar un inminente derrumbe. Ojalá nuestras autoridades municipales y provinciales lean este artículo y emprendan acciones en la dirección que todos esperamos.

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    • el 3 septiembre, 2020 a las 12:31 pm
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      Mi anhelo es ese mismo: que pueda difundirse (al menos para comenzar), este pequeño acercamiento. No dude usted que el conflicto de la iglesia palmireña, no solo con el paso del tiempo sino con otros implicados, da para un intenso y candente reportaje de investigación.
      En definitiva, la iglesia del Rosario, es también de todos los que vivimos en esta provincia y de los que día a día la miramos con nostalgia al pasar por allí.
      Gracias por su lectura, los datos ofrecidos y las recomendaciones.
      Delvis.

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