Cienfuegos vs Las Tunas: sin defensa lo de los Elefantes el domingo

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Hasta ayer andaban celebrando a la defensa de los Elefantes como una de las mejores (si no la mejor) en esta 59 Serie Nacional de Béisbol. Llámenlo como quieran (creyentes o no, comúnmente le dirían mal de ojos), pero lo cierto y muy real es que fue esta -o más bien los fallos de esta- el principal motivo de la debacle en el segundo juego entre el Cienfuegos y los Leñadores de Las Tunas, con pizarra de 14 carreras contra seis.

Cinco pifias fueron al marcador de los paquidermos (sin contar una sexta que se anotó como jit de sol). Bolas fuera del guante tras conexiones de fly, tiros de horror a las bases, equívocos fideos… y todos igual de costosos, quizá no tanto en las estadísticas como en el ánimo y disposición de un equipo que, amén de los intentos de reanimación postreros, estaba fuera del juego desde el mismo segundo inning (ya para entonces tenían seis rayas en contra). Ni con una grúa se levantaba hoy la autoestima de ese team.

Por demás, y tal como se anunciaba, el pitcheo estaba hoy por los visitadores, con un Yoelkis Cruz más que controlado sobre la lomita. Bárbaro Rodríguez fue su única preocupación, responsable de empujar las únicas dos a su cuenta en seis entradas completas de actuación.

Muy diferente fue la tarde para Carlos Damián Ramírez, abridor por los verdinegros, que apenas aguantó uno y un tercio de entradas el castigo de la temible tanda de Leñadores. Y le dieron (cuatro jits y además regaló par de boletos), cierto; ahora, solo dos de las cinco carreras en su contra fueron limpias. Sin comentarios… Y supondrán el rompecabezas a componer luego.

Escapar ileso de los tuneros era la utopía para el cuerpo monticular de casa: otras cinco rayas le fabricaron a Leorisbel Sánchez en par de entradas (todas limpias); tres más a José Andrés Córdova,  aunque en su defensa es justo decir que fue quien más aguantó (13 bateadores, con cuatro jits en tres y un tercio); Bárbaro Herrera libró en un capítulo y en el noveno Serpa, reacomodado en roles dentro de la rotación, también sufrió por una. Nunca escampó.

En el club de los 1000 se dirimían esta vez dos candidatos: Yoelkis en los ponches, a solo seis de conseguirlos, y Yusniel Ibáñez en los jits, con sus tres pendientes. A dos se quedó el diestro tunero, tras propinar cuatro KO en el “5 de Septiembre” y también dos separan al 17 verdinegro, quien hizo la cruz en el tercero para el demorado descuento.

Los paquidermos vivieron su mejor repunte del cuarto al sexto episodio, pisando en cinco ocasiones la goma sin que ello alcanzara para superar el golpe inicial. Ni el público con el “sí se puede”, Luisito con la escoba, las constantes palmadas desde el banco, siquiera el anuncio de bronca colectiva que movilizó a bancos y bullpen de ambos conjuntos consiguieron reanimar el play. Era una prolongada sentencia.

De los Leñadores, ni hablar, no tuvieron momento en baja y los 17 indiscutibles en el marcador dieron fe de ello. Imposible estaba hoy el veterano inspirador Danel Castro, con cuatro empujadas y un jonrón descomunal por arriba del techo del “5”, de esos que desde hace años no presenciábamos. De quedarse quieto y contemplar, incluso con susto. De espanto (para los fieles paquidermos, por supuesto).

Y si hasta aquí veníamos con las mejores cartas, el desafío de mañana es el negativo presagio que quisiéramos evitar: sin un pitcheo establecido, contra una ofensivs tunera en racha y tras el choque emocional de los recientes duelos para los nuestro, nada bien pinta el lunes para la causa.

Igual, toca esperar.

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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