Cienfuegos: Tres lustros como Patrimonio Cultural de la Humanidad (+Video)

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De esos 201 años que surcan las calles de Cienfuegos, los últimos quince aparecen escritos con letras doradas en la lista de las ciudades más descollantes del mundo. Aquel 15 de julio de 2005, a pocos días del paso del huracán Dennis y en medio de un panorama devastador, la otrora colonia Fernandina de Jagua se convirtió en la única urbe iberoamericana que, nacida en el siglo XIX, ostenta hasta hoy la distinción de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Unas 70 manzanas del Centro Histórico Urbano de la Perla del Sur recibieron este reconocimiento, en porfía con otras ciudades de renombre dentro del continente americano como La Plata, de Argentina, y Washington, de Estados Unidos. Pero ninguna —juzgó entonces el comité evaluador de la Unesco, reunido en Durban, Sudáfrica— “ha trascendido hasta nuestros días con la integridad, autenticidad y conservación del ambiente patrimonial de Cienfuegos”.

Tres años antes de la declaratoria oficial era simplemente un sueño que comenzaba a esbozarse. Fue en 2002 cuando concluyó el proceso de valoración sobre las potencialidades para aspirar al anhelado título. Luego, en 2003, se aprobó la presentación del expediente nominativo a la Unesco y, en 2004, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural hizo efectiva la propuesta cubana.

Los expertos hallaron una fuente inagotable de razones que encumbraron la exclusividad histórica y sociocultural de Cienfuegos. Ser la única urbe latinoamericana del siglo XIX fundada por colonos franceses bajo dominio español, figuró entre los elementos de peso; pero también el elegante y perfecto trazado neoclásico, la riqueza monumental y ambiental de las edificaciones, la permanencia en el tiempo de las tipologías arquitectónicas originales, así como la simbiosis del mar con la singularidad física del espacio citadino.

Otras consideraciones versaron sobre el rápido desarrollo económico que llegaría a alcanzar la antigua colonia, devenida entre las ciudades más cosmopolitas de la Isla. Aquí proliferaron los consulados extranjeros, el puerto —habilitado en 1827— lideró la exportación de azúcar en el mundo, y ya en 1847 el ferrocarril era un hecho. Todo esto propició el esplendor de Fernandina de Jagua, al centro de la influencia francesa y de las corrientes ilustradas de la época. Los eventos posteriores al acto fundacional de aquel 22 de abril de 1819 hablan por sí solos: apenas diez años después, en 1829, consiguió el estatus de Villa, y, en 1880, la honorable categoría de Ciudad.

La condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad hilvanó ese cúmulo de valores en una sentencia que todavía la mantiene en la órbita de los bienes culturales más preciados del planeta: “Cienfuegos es el primer y excepcional ejemplo de un conjunto arquitectónico representativo de las nuevas ideas de modernidad, higiene y orden, en el planeamiento urbano desarrollado en la América Latina del siglo XIX”. Quince años se ciernen sobre esta declaratoria; sin dudas, uno de los acontecimientos de mayor realce en la memoria local, transcurridas dos décadas de la presente centuria.

? Declaratoria de la Unesco

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.