Cienfuegos: otra época de plátano en Juraguá

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Hubo una época en que el plátano reinó en la tierra roja de Juraguá. A 19 mil toneladas (t) ascendió la producción en el año 1992, un récord perdido entre los golpes de la crisis económica y el posterior colapso de las máquinas de riego. Asistir a la recuperación de aquellas plantaciones, desaparecidas casi por completo, es noticia ahora.

La primera meta consiste en alcanzar las 4 mil t en 2017 y luego las 12 mil, en el término de solo dos años. La Unidad Empresarial de Base Juraguá (UEB), perteneciente a la Empresa Integral Agropecuaria Cienfuegos, prevé llegar a las 30 caballerías, casi el 50 por ciento de lo que históricamente dispuso.

Según Rolando Pérez Ramos, director de la UEB, “existen en la actualidad 80 hectáreas (ha) de plátano vianda  bajo máquinas de riego y el objetivo es rebasar las 160. Mediante el sistema por aspersión trabajamos once ha de la variedad de fruta y doce de burro. La magnitud de la segunda etapa de este programa de desarrollo, todavía no está precisada”.

La satisfacción de la demanda del territorio define el rescate del cultivo. Hoy Cienfuegos abastece sus placitas con el plátano producido en otras regiones del país y el futuro cercano plantea el cambio. Después de mucho tiempo, vuelve a hablarse de rendimientos y las expectativas reverdecen sobre los campos.

Desde hace siete meses se cosecha en Juraguá el plátano burro
Desde hace siete meses se cosecha en Juraguá el plátano burro

DEL PUNTO CERO

“Aquí el plátano de fruta se había esfumado. Actualmente tengo tres ha, equivalentes a 72 cordeles, 34 en producción y el resto en fomento, afirma Ramiro Labrada García, mientras mira de reojo la plantación para cerciorarse de lo que dice. Él labora en una de las fincas de la Granja 1, de Juraguá y confía en las nuevas condiciones.

“Los resultados son buenos, pues cada tallo rinde hasta 47 libras. Nos pagan según el nivel de cosecha, a 20 pesos el quintal (q). Si corto 100, gano 2 mil pesos, y se incrementa en la medida en que produzca más. Con la debida atención, la siembra actual tiene cinco años de perspectiva. Luego decae y debemos iniciar otra vez de cero”, agregó.

De acuerdo con directivos de la UEB, el plan asignado allí es de diez toneladas por hectárea y son dos las variedades del plátano de fruta: el Fhia-01 y el Gran enano. Cinco personas trabajan las once ha. Tienen a su cargo la limpia, la cosecha y el traslado de la producción hacia la nave que sirve de depósito. Así transcurre la rutina desde el pasado año, cuando comenzó el programa de recuperación.

Maritza Díaz Rodríguez, jefa de finca,  explica que “antes se sembraba, pero había muchas enfermedades como la llamada sigatoka negra. Eso ha desaparecido gracias a los riegos biológicos. Lo hacemos cada tres meses y logramos recobrar la salud del cultivo”.

Maritza Díaz Rodríguez, jefa de finca de la Granja 1 de la UEB Juraguá, donde se fomenta el plátano de fruta
Maritza Díaz Rodríguez, jefa de finca de la Granja 1 de la UEB Juraguá, donde se fomenta el plátano de fruta

El mismo proceder operó en el enfrentamiento a la plaga de la araña roja, con alta incidencia en el plátano burro, sobre todo en los meses de sequía. Desde inicios de 2017 dicha plantación (doce ha) se halla en cosecha, con un rendimiento planificado de 20 toneladas por hectárea.

“Hasta la fecha tenemos 115 t recolectadas y la producción cierra en diciembre. El platanal utiliza alta tecnología, con un sistema de riego de primer nivel y sostenibilidad en el proceso de fertilización. Trabajamos dos clones de plátano burro y con poco personal para el mantenimiento de las áreas”, sostuvo Alis Alberto Portelle Suárez, director de la Granja 1.

Si bien los primeros rendimientos son alentadores, los propios funcionarios y  campesinos de la UEB Juraguá reconocen la posibilidad de dar un salto mayor. Financiamiento, nuevas maquinarias, productos químicos y fuerza de trabajo disponible, convergen  a favor de ese propósito.

AL PUNTO FUERTE

La recuperación del plátano aparece entre las prioridades del Ministerio de la Agricultura en Cuba. “Nuestra estrategia fue incrementar las áreas bajo máquinas de pivot central, fundamentalmente el de vianda”, indicó Yasnoly  Alfredo González Jiménez, jefe de Producción de la UEB Juraguá.

En la Granja 2 se cultivan 80 ha de las variedades Pv0630 y Enano guantanamero, las cuales requieren un ciclo más corto y, al ser de porte pequeño, posibilitan el fomento de la siembra extradensa. De este modo consiguen tener hasta 4 mil plantas por ha.

“Lo sembramos circular siguiendo la ruta del sistema de riego. Antes lo hacíamos de forma diagonal y las averías eran constantes. La empresa administra ahora 18 máquinas de pivot central. Diez de ellas, recién montadas,  son explotadas en el programa de granos”, detalló González Jiménez.

Para el desarrollo del plátano vianda utilizan las ocho restantes, además de ocho tractores de baja potencia, cuatro remolques, dos sembradoras y otros implementos adquiridos. El objetivo es culminar en diciembre con el doble de hectáreas de esa plantación y extender las áreas bajo riego de la UEB a más de 400.

Las pretensiones resultan ambiciosas si consideramos la casi absoluta desaparición de los platanales de Juraguá. Nunca será como antes ni podrá alcanzarse aquella producción histórica de 1992, pero es provechoso y necesario el empeño por recuperar lo súbitamente perdido.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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