Cienfuegos clasifica in extremis a final del fútbol cubano

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Venían de regreso, camino a casa. Y expectantes. A primera hora, ya en la última jornada clasificatoria del grupo C, con sede en Santiago de Cuba, la nave marinera del Cienfuegos había culminado su única travesía en buen puerto durante la segunda fase de la ahora llamada Liga Cubana de Fútbol ─la 102 edición del campeonato más antiguo de Cuba─, aunque en realidad inédita por su rocambolesco diseño competitivo.

Habían vencido 2-0 a La Habana, mala caricatura de ese equipo que una vez fue rival de respeto, pero debían esperar por lo que hiciera la Isla de la Juventud frente a los anfitriones del técnico Lorenzo Mambrini. Un empate ponía a los isleños en la final, sólo una derrota le daba el cupo a los nuestros, cuyo gasto en esta vuelta se redujo a tres empates, par de descalabros y esta rayita a la hora de recoger los balones gracias a par de dianas del internacional Yordan Santa Cruz, la primera de penal al minuto 43, y la otra en repetición, pero con filigranas, al 75′.

Mas pervivían las dudas, muchas dudas sobre si Santiago de Cuba se emplearía a fondo, pues clasificados e invictos, les daba igual un armisticio con los del otro lado del Golfo de Batabanó. Así estaban los ánimos cuando pasado el mediodía de hoy salieron los Marineros desde la Ciudad Heroína de vuelta a la Perla del Sur, adonde llegarán sobre la madrugada de este lunes.

Para suerte de los que contra viento y marea seguimos el fútbol nacional, a pesar de tropiezos, merma de calidad y una larga sarta de problemas, la TV cubana tuvo a bien transmitir desde la cancha Antonio Maceo el duelo de cierre de la fecha. Y a través de la pequeña pantalla el desempeño de los equipos sobre el terreno daba pie a sumar más incertidumbre que certezas. Parecía que el partido terminaría en abrazo con consecuencias de remisión directa a segunda división, pero…

Cursando el minuto 81 Erick Olivera mandó un zapatazo y el balón se fue a las redes pineras, un gol que puso a soñar a los cienfuegueros, quienes averiguando de pueblo en pueblo, a ratos por radio, seguían las incidencias del choque. Vencidos los 90 oficiales y dos de descuento que dio el principal, el ómnibus entraba a los límites con Granma. No le quedó de otra al chofer que parar para que sus ‘pasajeros’ festejaran. En grande, quiero decir, porque lo que se llama fiesta, la Yutong era un manicomio desde el gol de Olivera. Y los once minutos siguientes antes del final, de mucha uña comida hasta casi sacarse sangre.

En conversación vía cell con Frank Pérez Espinosa, comentaba el técnico sobre lo difícil que había resultado el torneo: “agotador, y para colmo en muy malas condiciones de alojamiento en Santiago, de manera que no podía pedírsele más a los muchachos, que lo intentaron una y otra vez, pero el gol se les hizo esquivo, tal como ha sucedido desde hace ya varias campañas. A pesar de todo, del cansancio físico, del disparatado sistema competitivo, se entregaron completos, de manera que esta clasificación por los pelos es, además de una experiencia a sacar, una recompensa más que merecida para ellos.

Para el partido de hoy cambiamos el sistema. Yordan trocó su rol de volante por el de 9 y ya ves el resultado: dos goles. Delanteros hay, no puedo decir que no tengamos delanteros naturales, pero el quid está en que los goles no les salen. Entonces hay que seguir insistiendo en cómo deben desempeñarse a la hora de concretar, hacerlo con sangre fría, porque no es posible que se fallen tantos goles hechos o que haya tanta puntería como para sólo darle a los postes o al larguero. Ello te da la medida de que hay desespero.

Para la siguiente fase, pues sí, nos vamos a reforzar de la media hacia delante. Y como en toda competencia de este tipo, la cuenta empieza de cero. Borrón y cuenta nueva. Estamos en la final, y los Marineros han demostrado cuatro veces que saben ganarlas”, concluyó Pérez Espinosa.

Ahora seguirá la preparación de cara a la final, señalada a partir del 29 de este mes en cronograma de partidos de ida-vuelta, viajando, con lo cual habrá respiro para equipos que en dos tramos clasificatorios agotadores, con duelos en fechas alternas y apenas un día para tomar aire, derivó en lesiones y resentimientos físicos que imagino convertirán a esta edición, además de inédita, en única e irrepetible por lo desacertado de su formato.

Además del asombroso Santiago de Cuba (30 puntos y envidiable palmarés de 20 goles a favor y solo uno en contra) y Cienfuegos (14 puntos) clasificados por el C, en los restantes grupos hicieron el grado el campeón Villa Clara y Las Tunas por la llave A, mientras los tiburones avileños ya tenían boleto en el B a la espera del desenlace entre Camagüey y Guantánamo que definiría al sexto finalista.

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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