Ciencia y sociedad, claves en el Programa del Moncada

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Salvo unas cuantas industrias, Cuba era una factoría productora de materia prima antes de 1959, así expuso el joven abogado Fidel Castro Ruz en su alegato La historia me absolverá, devenida obra fundadora, nacida en los albores de la segunda mitad del siglo XX.

El discurso, además de centrarse en los seis problemas cardinales de la República de Cuba en la década de 1950, menciona algunos de los elementos políticos, sociales, ideológicos y de denuncia de los crímenes del Moncada,

La intervención de Fidel duró cuatro horas, en las cuales denunció el golpe de estado, los crímenes contra sus compañeros y su programa de gobierno, que luego se cumpliría al triunfo de la Revolución.

En el medular punto del desarrollo industrial y científico, el líder revolucionario rendía tributo a los anales de la ciencia en Cuba, que datan del siglo XVIII, como parte del proceso de integración de la nacionalidad, y favorecido en lo económico por el incremento de la producción azucarera.

Por otra parte, en lo cultural otros ingredientes permitirían el florecimiento de las letras y las artes en el país.

Citemos como referencia importante en cuanto a la inserción en Cuba de adelantos de la humanidad en el área de salud, cuando en 1804, gracias a Tomas Romay, introducen aquí la vacuna contra la viruela. También la labor del presbítero Félix Varela, quien en sus clases realzó la enseñanza teórica y experimental de la física y la química modernas y la propagación de concepciones antiescolásticas.

Por tales acciones, la corona española accedió al establecimiento de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana en 1861, marco en el cual, en 1881, expuso sus descubrimientos científicos sobre la identificación del modo de transmisión de la fiebre amarilla el doctor Carlos J. Finlay.

Durante la mayor parte del siglo XX y luego de la intervención del país por los Estados Unidos a inicios de este siglo, el predominio de los intereses yanquis modificó el desenvolvimiento de la labor científica, que en esos años y hasta el triunfo de la Revolución, solo tuvo expresiones individuales.

En esa etapa los focos de investigación existentes contaban con escaso apoyo gubernamental y su vida dependía de los recursos individuales de los investigadores, y aquella Academia en la pseudorrepública se adscribió al Ministerio de Justicia.

En el campo tecnológico estaban ausentes las facilidades necesarias para la experimentación y la investigación. Un ejemplo es el de los emplazamientos mineros de las zonas de Nicaro y Moa, exponentes del papel que debía tocar a nuestro país: producir materias primas y semiproductos para su transformación definitiva en Nueva Orleans.

Estas contradicciones quedarían sintetizadas en 1953 por nuestro Comandante en Jefe en La historia me absolverá, cuando afirmara:

“ (…) Salvo unas cuantas industrias, alimenticias, madereras y textiles, Cuba sigue siendo una factoría productora de materia prima.

“Se exporta azúcar para importar caramelos, se exportan cueros para importar zapatos, se exporta hierro para importar arados…Todo el mundo está de acuerdo en que la necesidad de industrializar el país es urgente, que hacen falta industrias (…) el Estado se cruza de brazos y la industrialización espera por las calendas griegas (…)”.

El desarrollo científico es un portento de la obra revolucionaria, esbozado como política por Fidel el 15 de enero de 1960, cuando planteara:

(…) El futuro de nuestra Patria, tiene que ser, necesariamente un futuro de hombre de ciencia”.

Son una muestra de estos programas los de desarrollo de la industria azucarera, de producción de alimentos por vías sostenibles; biotecnología agrícola; el de productos biotecnológicos, farmacéuticos y de medicina verde; de vacunas humanas y veterinarias; y el dedicado al desarrollo energético sostenible, entre otros.

La inteligencia y la voluntad han sido claves para la soberanía tecnológica cubana, en pos del desarrollo social con la ciencia como premisa y mostrada hoy en el combate a la covid-19, cuando Cuba figura entre los países con mejores resultados en el manejo global de la pandemia.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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