Ciencia de Cienfuegos evalúa impactos del huracán Irma en el litoral

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Por estos días expertos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), evalúan en el litoral de Cienfuegos la huella de los efectos del huracán Irma (oleaje y vientos) sobre esos ecosistemas.

El Máster en Ciencias Iván Figueroa, al frente de la Unidad Provincial de Supervisión del citado ministerio en este territorio del centro sur del archipiélago cubano, realizó junto a investigadores del Centro de Estudios Ambientales un examen a lo largo del llamado circuito sur en busca de posibles impactos del meteoro sobre la franja costera.

Pudimos constatar que aun cuando hubo algunos daños, el balance general es positivo”, asegura el especialista.

DAÑOS Y BENEFICIOS

Con la crecida, algunos sectores de la desembocadura de los ríos Cabagán y Yaguanabo abrieron una parte de la sección del tibaracón (franja acumulada de arena), se pierden…, pero este es un proceso natural que ocurre con eventos meteorológicos de esa magnitud, y esto beneficia, porque limpia el río y ese ecosistema poco a poco se va recuperando.

En Yaguanabo observamos que el perfil retrocedió ‒estimamos‒, unos dos metros.

Las mayores afectaciones en la playa las tenemos en el sector Inglés-Playa Fría, donde sí se aceleraron procesos erosivos que ya venían sucediéndose, pero se agravan por el paso de ‘Irma’. Hay tres kilómetros dañados en este tramo, que habría que evaluar en el futuro, pero cuando revisas en su totalidad, no se puede decir que todos fueron impactos negativos y positivos, hay daños y beneficios.

La vegetación ‒en el caso muy particular del manglar‒, podemos constatar que aun cuando la primera línea está quemada por el efecto de los vientos y el salitre, hay un balance positivo. Ello nos demuestra su condición de importante barrera ante el embate de eventos meteorológicos severos, lo cual refuerza la tesis de la necesidad de conservar y fomentar esa especie, pues ayudaron en el lugar donde están a que no avanzara más la degradación sobre la arena”.

RANCHO LUNA, LA MÁS BENEFICIADA

Con las abundantes precipitaciones, el río Arimao amplió su desembocadura visiblemente, tres o cuatro veces su ancho; y también se profundizó, sacando todos los desperdicios, la materia muerta.

En efecto. La ensenada de Rancho Luna, propuesta como área protegida, y su litoral, tuvo beneficios importantes en la caso de la arena. La playa se favoreció. ¿Hasta cuánto fue el beneficio y cuánto pudo haber detenido este aporte la erosión natural y antrópica (porque no se puede olvidar que las construcciones, la disposición de pluviales y la propia acción del hombre degradan este populoso balneario)?, bueno, eso se sabrá cuando se hagan otras mediciones.

Sí hubo un aporte importante de materia orgánica por dos vías diferentes: uno por la flor de agua proveniente del río Arimao, que cubrió toda la playa y no forma parte del ecosistema; y otro de algas y hierbas marinas propiamente, que se descompondrán y junto a fragmentos de corales, de conchas y demás partículas, se van triturando, y contribuirán a la formación de más arena”.

Justamente en esta playa, el Centro de Estudios Ambientales ha mantenido un programa de mediciones sistemáticas sobre la línea de costa durante más de cinco años.

Sí. Ellos tienen un monitoreo programado próximamente, para finales de este mes de septiembre, y el resultado dirá con más exactitud la naturaleza del beneficio. Habría también que cuantificar, en un segundo momento, los posibles daños a la barrera coralina por el embate del oleaje y por el aporte de sedimentos, esto mediante una investigación de otra magnitud”.

Con ello aportarán evidencias, mientras la naturaleza propiciará el restablecimiento de la dinámica de esos ecosistemas, bajo la observación de la ciencia.

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