Che: En la quimérica esperanza de los oprimidos

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Para continuar alimentando la quimérica esperanza de los oprimidos hace 22 años regresó con nosotros. Las marchas fúnebres, himnos y disparos de salva rompieron el silencio de aquella noche del 12 de julio de 1997, entre tinieblas replegadas al conjuro de emociones.

Tal vez el mismo mutismo que invadió la Plaza de la Revolución un octubre, pero de 1967, después del combate de la Quebrada del Yuro, cuando parecía escucharse el infausto concierto, eco de las detonaciones que segaron su vida.

¿Qué mito lo ha hecho desde entonces recorrer el mundo? ¿Por qué la desaparición del hombre y hasta sus restos no pudo aplacar la fuerza del símbolo?

Desde meses posteriores al convulso octubre su figura inspira la juventud de todo el mundo. Y es que un aura proverbial trenzó su inmensa historia, porque puso sus conocimientos de medicina al servicio de los leprosos del Amazonas o se estremeció ante la explotación de los mineros, al pie de las milenarias montañas imperadas por los incas.

Quizás el acertijo de su leyenda se transcribe en la carta de despedida a los padres:

Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente, de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades”. 

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Y es que ahora sigue poniendo su vida todos los días, en la piel y en las vidas de quienes luchan por ese mundo mejor que urge. Su modo distinto de ser aventurero fue el enigma que latió en los cinco cubanos secuestrados por el imperio, que sin tacha y sin miedo arriesgaron todo por el pueblo que calladamente defendieron. Así está en los médicos de Barrio Adentro o de las pampas vallegrandinas su mensaje latente, como en cada injusticia.

En cualquier parte del mundo se ve su rostro, en aquellos pueblos sojuzgados, se levanta en Palestina, resiste en Irak, pelea en el Líbano, empuja hacia el socialismo en Venezuela, ha estado en la conciencia y el sentimiento de cada luchador antiimperialista que echa a andar.

Vive en la quimérica esperanza de los oprimidos, en los muchos guerrilleros nacidos de su muerte y resurrección, que llegó como profetizó con nuevos gritos de guerra y de victoria”.

Cada octubre emerge, no fue en vano el sacrificio final que terminó su destino, germina su ejemplo, como el hombre que todos nos encontraremos alguna vez, aquel que cayó en La Higuera y figura entre los inmortales como CHE.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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