Chaviano: “la mayor seguridad de Fidel fue el pueblo”

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Fotógrafo de oficio, coleccionista por devoción. Buscar, restaurar y conservar instantáneas de Fidel se ha convertido en una de sus pasiones, en el afán de saciar la sed de agradecimiento para con el líder. Patricio Chaviano del Sol, no solo retiene imágenes de la inmensidad del Comandante en Jefe, guarda también las anécdotas detrás de cada retrato, como aquella de octubre de 1985.

“Yo pertenecía a la Refinería de Petróleo y él se presentaba como mínimo dos veces al mes. Llegó con el primer ministro de Zimbawe, Robert Mugabe, igual que traía aquí a muchas personalidades y presidentes, para apreciar el desarrollo industrial.

“Venía haciendo un recorrido, pero era una obra en construcción y las carreteras no estaban terminadas, se habían colocado unos paños de cemento pero faltaba unirlos con otro material. Por eso el jeep saltó en varias ocasiones y en una de esas veces le da un pequeño golpe en la frente a Fidel, incluso en algunas de las fotografías se observan manchas de sangre. Cuando llegó a nosotros, solo nos dijo: ‘Gracias que fue a mí y no al visitante’, ahí vimos su humanismo y el respeto hacia el invitado”.

¿Por qué el afán por coleccionar sus fotografías?

“Son valores que te desarrollan tus padres, el amor a la Revolución y a su líder, cuando yo todavía no imaginaba que tendría el honor de conocerlo personalmente y hacerle fotos en varias oportunidades. Tenemos muchas, no solo son mías, sino de otros compañeros, principalmente del Periódico.

“Varias personas se me han acercado y me las muestran, yo les hago copia, las digitalizo, algunas las restauro y devuelvo los originales porque la gente las guarda con mucho cariño, son recuerdos de momentos donde él los condecoró con alguna medalla, los estimuló, los saludó, conversó con ellos, en fin… me cuentan todo eso y uno va aprendiendo, al punto que hasta les he sugerido escribirlo por detrás, o al menos una descripción para dejar constancia”.

Chaviano tiene un caudal de anécdotas propias, él presenció cuando Fidel soñaba el puente levadizo entre el hotel Pasacaballo y el Castillo, de los días de fiesta y de orgullo experimentado en el territorio ante la noticia, que en definitiva, el destino tronchó. Su recuerdo de mayor trascendencia fue el 26 de Julio de 1999, cuando le escuchó decir “Cienfuegos nunca le ha fallado a la Revolución”.

“Las visitas se te unen en varios momentos, por verlo en las obras, constantemente dando orientaciones. Cuando estás detrás del lente, te concentras en su figura y aunque te gustaría bajar la cámara para escucharlo, no puedes, porque pasan tantas imágenes que uno quiere guardarlas para la historia”.

Sobre las coberturas de prensa y su presencia en esta ciudad, contó que nunca le escuchó una negativa a los periodistas o sus preguntas y destacó la amabilidad de su escolta.

“Muchas veces los ciudadanos se preguntaban el por qué de tanta seguridad si la población nunca dañaría a Fidel. Su modestia, su sencillez, lo llevó a que no le gustaba mucho esto, pero ahí está el ejemplo de la cantidad de atentados que intentó el enemigo contra él. Todos quienes lo conocimos, lo cuidábamos; la mayor seguridad de Fidel siempre fue el pueblo cubano”.

Cienfuegos, sede del acto central por el 26 de Julio en 1999.
Cienfuegos, sede del acto central por el 26 de Julio en 1999.

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Rosa M. Díaz Hernández

Lic. Periodismo Graduada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 2012

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