Cereales Cienfuegos y la novela de una inversión apremiante

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A estas alturas se pensó que otra fuera la novela en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Cereales Cienfuegos y no casi la misma de hace dos años, cuando el proyecto de descarga y entrega de la industria parecía estancarse. Imaginamos que a finales de 2020 —como fue previsto en el cronograma de la inversión— la recepción del trigo con la nueva tecnología anduviera a 300 toneladas (t) por hora, librada del oasis que, un lustro atrás, suponía allí el arribo de 20 mil t al mes para equipos obsoletos, con más de cuatro décadas de explotación, altos consumidores de energía eléctrica y corroídos al permanecer a la intemperie.

Pero salvo por muy puntuales diferencias, el estado de la obra es bastante similar al que presentaba en octubre de 2019, cuando se aseguró que ya transitaba por la segunda etapa. Las precisiones de Sandra Abreus Rodríguez, jefe técnico de Cereales Cienfuegos, arrojan luz sobre esta situación.

“Ahora estamos en la primera fase de la segunda etapa, la cual consiste en la ejecución de la parte civil (afectada por la falta de cemento) y la instalación de toda la automática y de la infraestructura eléctrica asociadas. En este sentido —dijo— damos los toques finales, a la espera de que llegue la asesoría extranjera para terminar el montaje de los equipos. Por la situación epidemiológica a nivel global existe un retraso, aunque eventualmente pudiera estar aquí en los primeros días del mes de junio.

“En la actualidad, avanzamos en actividades que no dependen del asesoramiento contratado y a punto de finalizar, tales como el montaje de las básculas y de la maquinaria que interviene en la limpia del cereal para su posterior almacenamiento. No obstante, hay un programa diseñado para concluir la inversión dentro del año 2021. Para ello, tenemos planificada una paralización tecnológica del molino durante el segundo semestre, que implica un mes sin producción”, agregó.

Los directivos de Cereales Cienfuegos sostuvieron que ante el paro temporal, la Empresa Cubana de Molinería dispone de estrategias para suplir el vacío productivo de una fábrica que garantiza alrededor del 40 por ciento de la harina de trigo consumida en Cuba. En ese período, la asesoría foránea deberá ofrecer soluciones a problemas técnicos identificados, las cuales —insinuaron— podrían representar más tiempo y mayor atraso.

LA COVID-19 Y OTROS ATASCOS

Originalmente, el proyecto de descarga y entrega de la industria molinera de la Perla del Sur se concibió en dos etapas. La primera planteaba el montaje de la torre de aspiración y del sistema de transportadores interiores, con la instalación de una inmensa grúa, en uso desde mayo de 2019, pese a no operar en su máxima capacidad. Esta parte del cronograma logró cumplirse en el plazo acordado, no exenta de contratiempos que fueron señalados por las máximas autoridades del país. La segunda etapa, estructurada en dos fases, contemplaba la renovación del equipamiento, con la presencia de los suministradores extranjeros, a lo que la pandemia de la Covid-19 pasó factura.

“Según la última versión del cronograma, ya debíamos estar en la parada total de la planta para llevar a cabo la interconexión de los equipos nuevos con el molino, lo cual no pudo ser así. Sin embargo, al valorar la situación sanitaria se autorizó el montaje de los transportadores exteriores y solo quedan por montar la banda y las instalaciones eléctricas, que sí demandan del asesoramiento. Hay trabajo adelantado, lo que nos conducirá a la segunda y última fase para conseguir el volumen de descarga predicho”, apuntó Modesto Milián Valladares, contratista general de la obra.

La llegada tardía de los asesores internacionales impacta hoy en la existencia de cuatro transportadores paralizados que aguardan por soluciones técnicas. A esto se suman interrupciones parciales por la carencia de algunos recursos que han debido importarse, incompatibilidades detectadas en el proyecto, y, por si fuera poco, un evento de Covid-19 en el mes de febrero que obligó a reajustar por enésima vez el calendario.

Otros inconvenientes derivan del propio esbozo de la inversión, planeada, en gran medida, bajo el principio de planta en funcionamiento. “Eso resulta muy complejo, porque cada una de las cosas que quitas tiene al lado otra que no puede dejar de trabajar”, afirmó Rafael Trujillo González, constructor principal. “Además —dijo—, requiere muchos cuidados en cuanto a las medidas de protección, las cuales nunca serán suficientes. Se generan cantidades de polvo y aerosoles que complejizan la labor y nos obliga a utilizar máscaras con filtros para poder respirar.

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Los transportadores exteriores montados asumen hasta 300 toneladas por hora, lo cual agiliza la descarga del cereal y contribuye a la disminución de la estadía de los buques. /Foto: Dorado

“En mi consideración —añadió— inciden un grupo de problemas. En la mayoría de las obras sucede, debemos adaptar elementos, pero aquí han sido más. No contar con proyectos ejecutivos ha dificultado la construcción, pues los planos no tienen todos los detalles necesarios para instalar los equipos. Así nos ha ocurrido con los transportadores exteriores e interiores, los elevadores, que no concuerdan las piezas y esto retrasa el montaje. De la soportería, por ejemplo, no coincide prácticamente nada; hay que arreglarla completa”.

Considerada entre las inversiones más importantes del Ministerio de la Industria Alimentaria en la Isla, su ejecución actual recae en las empresas Constructora de Obras Industriales (ECOI-6), Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE),  Constructora de Obras de Ingeniería (Ecoing-12), y en el negocio cuentapropista Verticales, este último encargado de la limpieza de los silos.

CUESTIÓN DE ECONOMÍA Y CALIDAD

Cerca de dos años atrás, cuando aún no había concluido el 2019, Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro, llamaba la atención sobre la importancia estratégica del proyecto de descarga y entrega en Cereales Cienfuegos. Para esa fecha, el país se vio precisado a pagar dos millones de pesos por encima de lo estimado por cuestiones de estadía, relacionadas con demoras en la descarga de los buques: algunos, entonces, llegaban por siete días y permanecían hasta un mes.

“En ello —opinó Abreus Rodríguez— reside su principal impacto. Disminuye los pagos por este concepto. Aunque en Cuba existen otros puertos cerealeros con deficiente tecnología, basta que el de Cienfuegos opere con mayor rapidez para limitar dicha situación. Los otros beneficios son desde el punto de vista de la calidad, ya que el acarreo del cereal se realizaría en condiciones más seguras e inocuas, al adicionar también un proceso de limpia que antes no tenía y que contribuye a la preservación del grano”.

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Vista de los transportadores al interior de los silos. /Foto: Dorado

Hoy, con la grúa ya instalada y en funcionamiento, se está todavía muy lejos de las pretensiones. “Tenemos una torre de aspiración nueva, capaz de succionar 300 t por hora, y un transportador viejo, simplificado a 100 t, roto, con las cadenas deterioriadas y sin automática programada. Por tanto, ahora mismo es imposible constatar resultados”, admitió Abreus Rodríguez. En cambio, persiste la esperanza de que ese momento llegue en 2021 y que, como en toda novela televisiva, el final sea feliz; más para una economía en apuros.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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