Canas que cuentan historias

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Virginio Cabrera es un octogenario que asegura que su familia anhela su muerte. “Vengo por necesidad a la Casa de Abuelos, porque no tengo otra forma de alimentarme”.

Relata que sus padres al morir dejaron una casa para él y un hermano de crianza; sin embargo, este se casó, y lo han dejado abandonado en su propio hogar.

“Vivo acompañado, pero es como si estuviera solo. Quieren que yo deje de existir, están esperando que yo me muera. Ojalá estuviera solo en un cuarto o en una cuartería porque vivir así es un caos. Estar aquí en la Casa de Abuelos, es el paraíso. Todos los días vengo muy temprano en bicicleta, a veces son las cinco de la mañana y ya estoy aquí, viendo la televisión”.

Historias desgarradoras como estas seguramente se repiten, por más empeño gubernamental en cuidar a nuestros “viejos”.

No obstante, justo cuando muchos encontraban en instituciones asistenciales de este tipo, una salida al descuido o el desamor familiar, el aumento de las tarifas para la estancia provocó la ausencia de muchos imposibilitados de asumir los gastos.

 I

La pirámide poblacional de Cuba se ha transformado en los últimos años, directamente proporcional al aumento de la expectativa de vida, dado por la disminución de la tasa de natalidad y la emigración de los jóvenes en edad fértil y reproductiva; el país es hoy uno de los más envejecidos de América Latina. Desde finales del año 2014 se han dictado siete resoluciones de los ministerios de Salud Pública, Finanzas y Precios, Trabajo y Seguridad Social (MTSS), así como del Banco Popular de Ahorro, a propuesta del Consejo de Ministros, para trazar una estrategia integral en torno al envejecimiento poblacional y sus consecuencias para la sociedad.

La Resolución 548, parte de este paquete, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) establece que en las Casas de Abuelos el pago asciende ahora a 180 pesos mensuales y en los Hogares de Ancianos a 400; en tanto, los seminternos en los Hogares pagan 180.

La génesis de esta medida forma parte de la intención del Estado de garantizar mejor atención y cuidado en estas instituciones. Para ello, y según la Resolución 867 del Ministerio de Salud Pública, “se hace necesario establecer requisitos, facilidades constructivas y estándares asistenciales que certifiquen estas instalaciones”. De tal manera, para que se puedan cobrar las nuevas tarifas, los directores provinciales de Salud de cada territorio avalarán que cumplan los requisitos establecidos. En Cienfuegos, en particular, son tres las casas de abuelos que hoy cobran las nuevas tarifas, luego de que fueran acreditadas: Punta Gorda, Abreus y la situada en el batey del antiguo central Constancia.

En diálogo con la Dra. Mileysi Águila Rodríguez, jefa de la Sección para la atención al adulto mayor, discapacidad y salud mental, de la Dirección Provincia de Salud, pudimos conocer particularidades de ese frente en el territorio: “Según las estadísticas, son 77 mil 707 las personas mayores en Cienfuegos, mientras el índice de envejecimiento es de 19,2, por ciento en la media nacional por lo que no nos incluimos entre las provincias más envejecidas del país.

“Contamos acá con 31 casas de abuelos y nueve hogares de ancianos, y se vislumbra la apertura de dos instituciones, una de cada tipo, en el reparto Pastorita y otra en un antiguo centro educacional, respectivamente.

“Tenemos una capacidad total para 835 abuelos, entre las dos modalidades y hasta ahora solo se ocupan 667, y el déficit responde a los más de cien que abandonaron los servicios tras la entrada en vigor de la Resolución. El caso más crítico lo encontramos en el municipio de Abreus, con sus dos casas de abuelos.

Casa de abuelos en Punta Gorda
Foto: Dorado

Vilmania del Sol Figueredo es la asesora de Nutrición de la Dirección Municipal de Salud, quien nos ilustra sobre la alimentación que reciben los beneficiarios. “Es muy balanceada, estos centros reciben cifras priorizadas de carnes y lácteos y hacen seis comidas al día, desayuno, almuerzo, cena y dos meriendas intercaladas. La nutricionista concurre una vez por semana a cada institución y fiscaliza las dietas. Se tienen en cuenta los diabéticos, hipertensos y con otras patologías, para la preparación del menú”.

Y en verdad es justo reconocer que los servicios que se prestan reúnen estándares de calidad, al decir de los beneficiados. Cuentan, además, con las especialidades de Geriatría, Psicología, Podología, instructores de deporte y cultura, acceso a la Universidad del Adulto Mayor, entre otros.

II

Resulta Abreus el territorio donde mayor número de beneficiados abandonaron los centros de cuidado y atención a personas mayores, justo al aplicarse la Resolución 548, del MFP.

La Casa de Abuelos de Constancia, antiguo batey azucarero que perdió con el pitazo del central su objeto social, y muchos puestos de trabajo, es el caso más crítico. Sobre el tema conversamos con la Dra. Adriuska Delgado Ramos, jefa del departamento de Asistencia Médica, de la Dirección Municipal de Salud.

“En Constancia, de una capacidad de 25, quedaron 13; y así ha sucedido en el resto de las instituciones de este tipo con que cuenta el territorio, se suman, además, Horquita, Yaguaramas, Juraguá y la cabecera municipal. El índice de envejecimiento acá es de 19,1, sobre la media nacional. De una población de 29 mil 133 habitantes, 6 mil 460 son adultos mayores; las enfermedades predominantes en este sector etario son el cáncer, las patologías cardiovasculares y las respiratorias. También aparecen la diabetes y la hipertensión”.

Dranexis de León Espinosa, trabajadora social del área de Salud, acota: “Pienso que el estudio previo a la aplicación de la Resolución no fue todo lo flexible que debió ser, demasiado apegado a la Ley, debió de estudiarse en profundidad las familias, que también tienen problemas financieros y no pueden cubrir los gastos totales de los abuelos. Ellos tienen créditos por los equipos electrodomésticos adquiridos y gastos por medicamentos, propios de la vejez”.

Andrés Figueredo Guerra dejó la casa de Abreus, pero regresó, porque con la ayuda de los hijos que viven en el exterior, pudo entonces pagar la tarifa; sin embargo, Natalia Lemus Núñez, jubilada como dependiente de una bodega, y su hermana Inés, ambas con el mínimo de una chequera, debieron abandonar definitivamente la institución.

III

Eirinevys González Navarro, subdirectora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social en la dirección provincial del MTSS, asegura que este organismo proporciona una ayuda a quienes así la requieran y pidan.

“Los ancianos necesitados de acudir a estas instituciones y que no cuenten con los recursos económicos suficientes para ello, pueden hacer una solicitud”.

Tras la investigación correspondiente a cargo de los trabajadores sociales, aquellos carentes de ingresos o con pensiones mínimas de la Seguridad Social, y sin familiares que puedan ayudarlos, reciben el pago total o parcial del MTSS.

“Se realizan análisis individuales, como bien lo especifica la Resolución 46. Asimismo, la Asistencia Social les entrega 60 pesos mensuales, para gastos de bolsillos, a los abuelos sin ingresos de los hogares de ancianos”.

La opinión de muchos adultos coincide en cómo ha aumentado la calidad del servicio, pero el alza de las tarifas ha afectado la estancia en estos.

“No me es posible pagar la tasa, solo pago 80 pesos, porque mi chequera es de 200 pesos y tengo que pagar una cuenta en el banco. Antes solo eran 25 pesos, ahora es demasiado”, alega Margarita Delgado Santa Teresa de 81 años. Asisto hace diez años a la casa de abuelos, vivo con mi hijo y vengo porque siempre estoy sola en la casa. Aquí me siento bien, el servicio es muy bueno”.

Ernesto Danilo Cañedo Suárez, casi en sus 90, expone que lleva dos años en este lugar. Vivo con mi nieta y sus dos hijos, pero ella trabaja y cuando me quedaba solo ellos tenían miedo de que me quemara o me pasara algo. Por eso vengo para acá”.

Con total lucidez a sus 94 años Alfredo Pérez Padilla considera que la causa fundamental del abandono de muchos abuelos es el alza de los precios. Es un cambio muy brusco y para muchos no es fácil. Asimismo, reconoce que las condiciones de estos sitios han mejorado considerablemente.

Si bien todavía existe desinformación en cuanto a las ventajas que pueden tener aquellos ancianos desprovistos de ingresos económicos suficientes, a muchos parece contradictorio aumentar las tarifas cuando igualmente será mayor el número de personas en la tercera edad.

Pero este incremento de los precios va aparejado al mejoramiento de las instituciones existenciales y una mejor estancia de quienes allí se encuentran. La medida, es solo un paso inicial en la estrategia integral con vistas al progresivo envejecimiento poblacional. Con pros y contras, constituye solo un escalón en ese largo camino de ascenso para que las canas continúen contando historias.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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