El camino de la libertad en la Colonia: Cimarrones y Palenques en Cienfuegos

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La rebeldía esclava tiene raíces remotas en Cienfuegos y apenas aparecen referencias sobre las personas que lucharon contra su violento cautiverio. Develar los rostros de negros y mulatos de oriundez africana que enfrentaron la cruel esclavitud, permite comprender mejor el tortuoso camino hacia la libertad bajo el dominio colonial hispano.

Todo este batallar libertario comenzó en 1514 cuando el Adelantado Diego Velázquez acomete la fundación de la villa de Trinidad, cuyo  primer asiento estaría en la “ribera” oriental del rio Arimao, a “una legua del puerto” de Jagua. De inmediato comienza, la explotación del oro de aluvión fluvial, en los torrentes que desaguan en el litoral sur, utilizando fuerza de trabajo indígena. El intensivo sistema de trabajo, la violencia laboral, los atropellos y las enfermedades, disminuyen rápidamente la población nativa. Por entonces se alza la voz de fray Bartolomé de las Casas para denunciar los crímenes contra los aborígenes de raíz aruaca.

A estos años se remonta en Cienfuegos la presencia de la mano de obra esclava “considerada la alternativa más productiva y rentable” para la extracción de oro y las labores de las encomiendas. A mediados del siglo XVI coexistieron en esos trabajos el aborigen y el negro africano esclavizado y, según el arqueólogo Marcos Rodríguez, la huida al monte debió constituir uno de los más comunes actos de resistencia de esos cautivos frente a los colonizadores. En las montañas de Guamuhaya, vocablo aborigen cuyo significado refiere “el país de origen de los elevados espíritus” encontraron refugio los primeros cimarrones de Jagua. Desde entonces, la toponimia colonial cienfueguera designa a unas intrigadas elevaciones de Cumanayagua, entre El Nicho y Hanabanilla, con el nombre de Loma de Cimarrones, aludiendo a los esclavos fugados. La tradición oral refiere que los negros cimarrones confluían en este escabroso y abrigado refugio.

Paulatinamente el fundo ganadero marcaria la vida económica en las tierras despobladas de las llanuras cienfuegueras. La ganadería extensiva en las haciendas Yaguaramas, Juraguá y Camarones requería poca mano de obra esclava. Lo mismo sucedía con las vegas de tabaco a orillas del rio Arimao. Apenas existían negros africanos en las diseminadas propiedades rurales de los terrenos interiores de Cienfuegos y las noticias de cimarrones y palenques aparecen diseminados en los documentos oficiales.

En 1791 el presbítero José Agustín Caballero precisaba que los esclavos  “atraídos por el amor innato a la libertad, acechan…, y aprovechan los momentos de descuido para repetir sus ruinosas huidas y desbandarse en los montes…”. El 29 de mayo de1800, en el Libro de Entierros de la Parroquia de Camarones  se consigna que fue “muerto por un indio” el esclavo José Joaquín León, huido y encontrado en un campo montuoso de la hacienda Ciego Montero. Poco tiempo después, exactamente en 1804, las autoridades españolas reportaron la existencia de un palenque en  terrenos de la Ciénaga de Zapata, otro de los santuarios de los negros huidos al monte.

Con la fundación de la Colonia Fernandina de Jagua, el 22 de abril de 1819, aumenta la presencia de negros esclavos en la región y el cimarronaje cobra inusitada fuerza. Los actos de rebeldía esclava adquieren diversas expresiones individuales y colectivas en Cienfuegos.

La tacha de cimarrón para descalificar socialmente a los esclavos en los documentos se multiplica. Algunos cimarrones resultaban muertos en su andar preñado de peligros, como sucedió a Juan el Congo y al carabalí Santiago, de la dotación de Luis De Clouet. Otros iban a la cárcel por herir a su captores como Sotero, el negro fugado del ingenio Atrevido (Cieneguita).

Algunos esclavos enfrentaban la represión del amo agrupándose en el monte. En 1831 el Real Consulado y la Junta de Fomento, ordenaron la persecución de un palenque en la Ciénaga de Zapata, Partido de Yaguaramas. El 16 de junio de 1837,el Capitán del Partido de las Lajas, José Francisco de la Cruz, atacaba el palenque de la Cañada del Salobre y capturaba al mulato José Antonio junto a otro negro bozal, después de violento enfrentamiento donde murieron dos cimarrones y otros resultaron heridos.

En la década de 1840 varias conspiraciones de esclavos de la zona cienfueguera son descubiertas. La de mayor connotación ocurrió a inicios de 1844 en el ingenio Nuestra Señora del Carmen y algunas fincas entre los ríos Gavilán y Arimao. Los esclavos complotados encabezados por Nicolás, Eugenio, Hilario y Conrado, declararon los inspiraba la revolución de Haití. Las sanciones por conspirar fueron brutales.

Una idea de la magnitud de la rebeldía esclava en la región lo constituye el hecho de que en 1858 entraron al Depósito de Cimarrones de Cienfuegos 105 prófugos. Lo significativo es la composición de los que huían de los horrores de la esclavitud: 45  cautivos de piel negra  y 56 asiáticos contratados.

Las noticias del Grito de la Demajagua, reorientaron los esfuerzos de las masas esclavizadas para obtener la emancipación en Cienfuegos.  Muchos protagonistas de los actos de fuga, cimarronaje y demás formas de resistencia, emprendieron el camino de la libertad marchando a la manigua el 6 de febrero de 1869, para engrosar las filas independentistas encabezadas por Federico y Adolfo Fernández Cavada, Juan Díaz de Villegas y José González Guerra. Los sentidos de la libertad afincados en los principios de independencia, justicia social e igualdad racial tiene entre algunos de sus impulsores a los antiguos esclavos devenidos en mambises cienfuegueros siguientes: Vicente y Cecilio Goitisolo, Antonio Abad González, Justo Pastor Fowler, Joaquín Fuentes, Valentín Barceló, Víctor Acea y Filomeno Sarduy.

*Historiador. Presidente de la UNEAC en Cienfuegos.

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Orlando García Martínez

Escritor, historiador y presidente de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

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