Cabalgata a la semilla

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En la sala de Preparto del Hospital Universitario de Cienfuegos son apenas las 9:00 de la mañana cuando irrumpe un equipo del CINCO digital acompañando a una paciente que en unas horas más será madre por vez primera. Nos anima el interés de vivir y cronicar para nuestros lectores la experiencia de la maternidad, ese acto sublime antecedido de dolores, pujos, contracciones…

Pero otro propósito también noble alienta la encomienda: develar los trajines tras el telón aséptico de color verde, en el que como una animada colmena trabajan seres humanos de cuyas manos “nace” la vida.

Adalberto Rodríguez García, jefe de los Servicios de Ginecobstetricia (GO) es el primero a quien encontramos, justo antes de trasponer el umbral de Preparto. Comenta sobre un proyecto que en breve se concretará aquí, para humanizar el momento del parto. “Aún en fase experimental, implementamos un sistema en el cual la futura madre comparte el momento del parto con sus familiares más cercanos, una experiencia que nada tiene que ver con la de paternidad consciente, en vigor desde hace ya bastante.

“Esta idea proviene de un estudio cuyos argumentos demuestran que en la mayoría de los casos es favorable la cercanía de la familia. Pretendemos estructurar la sala de preparto en cubículos, pero más adelante, cuando estos servicios se trasladen a un nuevo edificio, la infraestructura será más adecuada, con mayor confort”.

Las puertas de la universidad en la que nos “graduamos” de madres se abren para ver in situ todo lo que acontece a lo largo de una jornada. Los doctores Héctor Carlos Orozco Cabrera, jefe de los Servicios de Preparto y Parto; y Eduardo Luis Fondín Henríquez, experimentado ginecobstetra, le dan la bienvenida a este equipo de prensa y se ofrecen a contestar nuestras preguntas.

Orozco es graduado desde 1998, de modo que se hizo médico en los años duros. Cargar con la enorme responsabilidad de dirigir a todo un equipo dice mucho de su madurez como especialista, a pesar de la juventud. “El promedio de nacimientos por día oscila entre 14 y 20, lo cual representa en el mes unos 300. La temporada considerada alta es el verano, y en ello tienen mucho que ver la planificación familiar y las vacaciones escolares.

“El team que labora en un horario fijo, de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. se denomina Estancia, el resto del tiempo se le da cobertura por equipos de guardia, hasta completar las 24 horas. El personal de enfermería es muy importante para el trabajo. En cada ‘guardia’ laboran siete especialistas y seis enfermeras”. Y mientras Orozco regresa a sus funciones, acompañamos a Fondín, quien evalúa a la paciente.

 

9:30 DE LA MAÑANA

“Acá nos auxiliamos del partograma, método implementado por el Centro Latinoamericano de Peritonatología, que mediante una curva de progreso nos alerta cuándo el trabajo de parto es normal y cuándo no. Pero la evaluación del médico es fundamental. Esta paciente ingresó con cuatro centímetros de dilatación y por eso vino directamente a esta Sala. Pero estas condiciones podrían no ser permanentes, incluso se tornan una falsa alarma”.

Y mientras Fondín hace los exámenes de rigor, nos cuenta un poco de lo que han sido para él los 21 años de ejercicio como médico. El hombre se ha tomado tan en serio esta especialidad, que ya es padre de cinco hijos. No olvida, además, que participó en uno de los récords de nacimientos registrado en Cienfuegos, de 30 nacimientos en 24 horas. Cumplir misión en Zimbabwe por dos años se suma a su larga hora de servicios y lo convierten en un ser humano distinto, condición ganada por ayudar a que nos multipliquemos.

“El 80 por ciento de las embarazadas tiene un parto normal, y el resto debe ser inducido o se le realiza cesárea, cuando todos los métodos se agotan. El estado psicológico de la paciente es muy importante, debe evitar agotarse mientras no tenga una buena dinámica, porque las fuerzas son necesarias para el momento del nacimiento. Nosotros estamos acostumbrados a lidiar con la función fisiológica y natural de la mujer que es parir, pero no siempre somos comprendidos”.

 

11:40 DE LA MAÑANA

Transcurren tres horas y media desde que la futura madre llegó a Preparto. Cada 30 minutos le toman el foco y prosigue el seguimiento. Mientras el Dr. Luis Alberto Rodríguez Duarte, especialista en GO, le conecta el monitor abunda sobre las ventajas de este equipo para el trabajo de parto.

“Este equipo mide la frecuencia cardiaca fetal, dato que indica si está bien, en tanto ilustra sobre las contracciones uterinas. Estas últimas, también pueden ser determinadas de manera clínica”. Todo marcha de manera favorable, de modo que no hay motivos para la preocupación de los familiares y la madre, considerada de riesgo por tener 41 semanas de embarazo.

Yisel Toyo Calderín, licenciada en Enfermería, trabaja en este turno, le toma la temperatura y la tensión arterial a la paciente y conversa con ella. Acá todos llaman mamá a quienes viven esta experiencia. Nadie sabe cuánto vale la sonrisa y el buen trato de este personal, que se torna vital en los momentos del nacimiento.

Sobre el tema conversamos con Yaima Bratuet Abreus, licenciada en Enfermería, graduada con título de oro y toda una experta en cuidados y buenas prácticas. “Las mujeres que aquí llegan a dar a luz sus bebés necesitan de sensibilidad y comprensión, porque el dolor ajeno no se puede juzgar. La enfermera desempeña un papel fundamental en el apoyo psicológico a la futura madre, por eso se hace tan necesario rescatar la intimidad de la paciente con este nuevo proyecto”.

 

PASADAS LAS 4:00 DE LA TARDE

A esta hora, las contracciones aumentaron, pero el equipo de Estancia marcha exhausto a casa, después de una dura jornada sin que la embarazada que acompañamos en la mañana dé a luz a su bebé. Le decimos adiós a Fondín y su gente, porque hasta el nacimiento de esta empecinada personita permaneceremos en Preparto.

Continúa allí, sin embargo, una muchacha dulce, brindando apoyo y atenta a todo lo que signifique aprender. Se trata de Evelyn Alviz, una boliviana que ya cursa su sexto año de Medicina. “Pasé los dos primeros años en La Habana, en la Escuela Latinoamericana de Medicina y luego me tocó en suerte venir a Cienfuegos. Soy de Santa Cruz de la Sierra, una ciudad de más de un millón de habitantes, de la que estoy alejada hace ya seis años.

“Soy la menor de una familia de cuatro hermanos y tengo muchas expectativas para cuando llegue a mi país. Pero sabes, me gustaría mucho poder regresar a hacer una especialidad en Cuba. En el 2005 visité Venezuela, fue una experiencia muy enriquecedora”, concluye Evelyn y regresa a sus labores.

El Dr. Guillermo Peraza Vilorio es el jefe del equipo que entra de guardia. Le acompañan además, el experimentado Leandro Fernández Díaz, Doris González Díaz, entre otros. De inmediato entrevistan a la paciente, procedimiento realizado con todas. Esta ha resultado la más empecinada, el resto solo estuvo de paso por la Sala, y los paritorios fueron cosa de poco tiempo.

Peraza Vilorio está diplomado en ultrasonografía y por coincidencia fue el primero que “vio” a este pequeño e incluso detectó su sexo, la futura madre aún lo recuerda. La Dra. Doris la examina y mientras lo hace comentamos sobre la capacidad del estómago de un recién nacido: 10 centímetros cuadrados, y por ello se explica despierten tantas veces en la noche.

Con Leandro hacemos un aparte para conversar sobre sus experiencias en tantos años participando de nacimientos. Está casado con Leonor Sánchez, ginecobstetra como él, y están juntos desde la carrera de Medicina. Recién les acaba de nacer una nieta.

“En lo personal no me agrada hacer los partos a las mujeres de la familia, prefiero que lo hagan mis colegas. ¿Cuántos partos? Si supieras, al principio los contaba, hasta que un día dejé de hacerlo, solo sé que han sido muchos, muchísimos”.

 

SE ACERCA EL FINAL

Cerca de las 7:00 de la noche entra en acción todo el team. Acaban de examinar a la paciente y se avecina el momento del alumbramiento. Yaquelín Díaz Juvier y Yaneisys Lemus, esta última con el título de la “diva de Preparto”, hacen gala de toda su paciencia y conocimientos y le indican a la casi mamá cómo proceder para administrar sus ya exiguas fuerzas.

A las 7:18 p.m. nace el pequeño por el que hemos esperado diez largas horas. Es un varón, pesa 3 mil 320 gramos y la madre está feliz. No se puede comparar con otra experiencia similar, nada iguala el placer de tener en brazos esa personita que salió de una, engendrada en el amor. Atrás dejamos a todo este equipo, ya “corriendo” para atender un nuevo alumbramiento, un caso venido de Cuerpo de Guardia. Apenas quedó tiempo para una despedida. Mientras, los monitores siguen dejando escuchar ese sonido indicativo de la frecuencia del feto, que se me antoja como una cabalgata de un viaje a la semilla.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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