Breve acercamiento a la influencia hispánica en la música cubana

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 31 segundos

La evolución del hecho musical cubano se ha desenvuelto en una continua y sistemática interacción e integración de culturas, producto de múltiples migraciones provenientes de diferentes zonas geográficas: europeas, asiáticas, regiones americanas y otras islas del Caribe por ello, la musicóloga cubana Dra. C. Victoria Eli caracteriza la música cubana como una compleja síntesis producto de un diverso y amplio proceso de interacciones culturales que, en el lapso de cuatro siglos, conformaron una cultura musical y un folklore sonoro propio dando lugar a nuevos géneros de indiscutible calidad.

De esta diversidad de culturas se distingue la influencia hispánica y la africana, fundamentales en la síntesis que ocurre en el proceso de transculturación. Este término fue introducido por primera vez en 1940, por el sabio cubano don Fernando Ortiz (1881-1969), con la publicación de su libro Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar.La transculturación es un complejo fenómeno de la interacción entre dos culturas y sus recíprocas influencias, con la formación de una nueva y diferente-sintetizadora-cultura.Dichas interacciones han dependido, en parte, de los factores de índole social, económico, político y cultural, ocurridos desde la instauración del régimen colonial español (1512-1898), hasta la actualidad.

La migración hacia zonas rurales no fue un proceso simple. A pesar de conformar la clase dominante, los “conquistadores”  españoles constituían una gran gama de diferentes estratos sociales. En su gran mayoría eran ladrones, buscavidas, de muy bajo nivel intelectual. Todas estas personas, que a partir de 1550 van incrementando su presencia en la Isla, trajeron consigo las primeras muestras de cantos, bailes taconeados populares- tradicionales, instrumentos de cuerdas pulsadas, en su gran mayoría, y un variado romancero.

Junto a la población española llegada a Cuba venía un amplio coplero, que era una síntesis de antiguas formas de cantar y un decir versificado. Este coplero respondía a las múltiples circunstancias por las que pasaba el pueblo español, con coplas para todas las ocasiones. Pero este sufrió un profundo cambio en la América, acomodándose a nuevas relaciones sociales en que quedaban los sectores blancos de la clase explotada.

Durante el siglo XVI y abarcando además los siglos XVII y XVIII, se produjo un proceso de ruralizaciónde elementos que habían tenido origen hispánico y además en medios urbanos; me refiero a la décima, la guitarra, la bandurria, el punteado en estos instrumentos en oposición al rasgueado, y algunos zapateados que ya se practicaban en España. Un ejemplo de este proceso es el zapateo cubano, del cual se hablaba ya desde comienzos del siglo XIX.

La música guajira recibió, a partir de la primera década del siglo XX, una fuerte reintegración de elementos hispánicos debido a la inmigración española en distintas ramas del comercio minoritario y de exportación, así como en labores agrarias. Otro factor fue la entrada ilegal de españoles, de los cuales la mayoría se dedicaba a la fabricación de tabaco y trabajos agrícolas. Todo esto determinó una reinyección de elementos hispánicos que ahora se tornaban más pintorescos. Esta influencia se dejaba sentir tanto en la cancionística  urbana como en el canto del guajiro; así, poco a poco se fueron blanqueando algunas de las tradiciones del negro, los cuales fueron tomando elementos hispanos e incorporándolos a su vida cotidiana.

Guajiras y Criollas también formaron parte del decir versificado del campesino cubano donde cantaban a las bellezas del campo y a la belleza de la mujer (guajiras). Al hablar de estos géneros generalmente se hace de forma simultánea, sin embargo, La Criolla es un género que surge en República Dominicana, con La Dorila, del compositor Alberto Vázquez; sin embargo, debido a la utilización por parte de nuestra población cubana, parece que hubiese nacido de nosotros. Entre la música que se cultiva y practica en las zonas rurales, tenemos también el punto guajiro y expresiones relacionadas directamente con este. El punto, como uno de los tantos géneros que se cultivan en las zonas rurales y con el cual identificaremos a nuestro campesinado, se encuentra estrechamente vinculado a los aportes del antecedente hispánico de nuestra cultura, además de otras influencias ya mencionadas debido al proceso de transculturación y síntesis. En la actualidad se vislumbra un esfuerzo por salvaguardar este tipo de música mediante el aumento de la divulgación de estos géneros a través de los medios de difusión masiva, así como su presencia en eventos teóricos y concursos con el fin de mantener vivas nuestras tradiciones.

Visitas: 85

Samantha de Zayas Muñoz

Máster en Ciencias. Musicóloga.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *